13 JULIO, 2024
Tras ardua búsqueda informática localizamos Land of Grace, plan de gobierno opositor en inglés de 85 páginas suscrito por María Corina Machado en “october 2023”. Todo texto define a su público. Si el idioma oficial de Venezuela todavía es el castellano, podemos preguntarnos a quién va dirigido un documento en la lengua de Mickey Mouse. Quizá a las que Mario Briceño Iragorry llamó “conciencias bilingües”. No a los venezolanos que votan, sino a los estadounidenses que financian campañas. Aunque éstos no leen programas: los dictan. Juzgue el lector por sí mismo.
Privatización del petróleo y el gas
Apenas en la página 26 suelta prenda el documento al ofrecer la “Privatization and reactivation of oil and gas production by attracting specialized international and national companies”. ¿Entendió usted? Se trata de la “privatización y reactivación de la producción de petróleo y gas atrayendo compañías especializadas internacionales y nacionales”. Todavía más claro: nuestra industria petrolera dejará de ser propiedad de la nación, es decir, de todos nosotros, y pasará a manos privadas, extranjeras y criollas. No se aclara cuáles serían estas compañías privadas “nacionales” que en más de un siglo de explotación de hidrocarburos no han extraído un solo barril. Quizá subsidiarias de las foráneas, o intermediarias de ellas en la rebatiña de contratos privatizadores.
Privatización masiva de empresas y bienes públicos. ¿Bastará con entregar Pdvsa y sus filiales al capital privado para disfrutar de la máxima felicidad? Pues no: Land of Grace amenaza además con un “amplio programa de privatización de empresas y bienes públicos”. Es la misma musiquita del paquete económico de Carlos Andrés Pérez y de Caldera II: vender en baratillo la propiedad pública de todos los venezolanos. Resultado: despidos masivos, colapso brutal de servicios y empresas privatizadas, generalizada pauperización, hundimiento total del país y de los movimientos políticos que implementaron o apoyaron dichas políticas.
Pago prioritario de la deuda pública
Entendemos así por qué el programa está redactado en inglés: su destinatario es el capital extranjero que en colosal subasta adquirirá en baratillo –y posiblemente al fiado- cuánto tenga valor en Venezuela: desde la industria del gas y el petróleo hasta servicios y empresas públicas. Pero ¿qué le tocará al pueblo, propietario de todo lo subastado? Ni un centavo. En su página 28, Land of Grace amenaza con que “The country has significant foreign debt for which considerable interest is being paid, while at the same time it holds valuable enterprises and assets that are not being used appropriately. A privatization program such as the one being proposed can contribute to substantially strengthen the country’s financial balance”. Es decir, la plata de la subasta será para pagar la deuda pública, que nos legaron en gran parte los extintos gobiernos privatizadores de AD y Copei. Rogad por ellos.
Privatización de la educación
La educación dejará de ser gratuita. El Estado asignará a cada familia un voucher o bono, para que ella lo pague a la institución en la cual inscriba a sus hijos. “Este mecanismo creará incentivos a las instituciones educativas para competir por la excelencia en base a la competencia por los fondos” (p.41). Más bien creará una desesperada competencia entre familias por acceder a los vouchers, que dependerán discrecionalmente del Estado, sin facilitar la selección de los institutos, la cual dependerá de factores tales como su localización, el cupo del cual dispongan, criterios internos discriminatorios o el valor del voucher que exijan, que obviamente no será igual en la Academia Mérici que en una escuela de Carapita.
Desamparo de la fuerza de trabajo
Pero, ¿qué pasará con la fuerza de trabajo? Según Land of Grace, “la rigidez del mercado de trabajo, que incluye grandes impuestos por nóminas de trabajo y protecciones legales que en realidad no los protegen y desaniman la creación de empleo en el sector formal, será racionalizada y se permitirá operar a las fuerzas del mercado para generar empleos de calidad en un medio de mayor flexibilidad” (p.54). Es decir, la protección legal para el trabajador será eliminada y “flexibilizada” para dejarlo enteramente librado al “mercado” en el cual los patronos, como están organizados y monopolizarán la demanda de trabajo, harán su real gana.
Eliminación de derechos
del trabajador. Para ello, “la Ley Orgánica del Trabajo se modificará para eliminar todas las cargas y restricciones del mercado de trabajo, facilitando así el surgimiento de nuevas fuentes de empleo y proveyendo a las compañías con más flexibilidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes de mercado” (p.59). Las “cargas y restricciones” a ser eliminadas son los derechos del trabajador; la “flexibilidad” es el derecho del patrono para hacer lo que se le antoje.
Privatización de las pensiones
Land of Grace afirma que “el sistema tradicional de seguridad social es insostenible”. Por lo cual “los sistemas de pensiones financiados individualmente tienen claras ventajas sobre los sistemas de pagos consecutivos de los trabajadores activos para financiar los ingresos de los pensionados” (p.50). A tal fin “se establecerá un sistema de compañías de manejos de fondos para facilitar a los trabajadores administrar los ahorros para su pensión, invertir sus ingresos y asegurar la portabilidad de los fondos” (p.51). O sea: el trabajador pagará su propia pensión, y se la manejarán especuladores privados. Serán “Fondos Aseguradores de Pensiones”, como los de Chile, que consumen más del 40% de lo recaudado y fraudulentamente dejan a sus clientes en el desamparo.
Moneda, defensa. Dos perlas finales del collar. El programa angloparlante o pitiyanki ofrece “libre cambio y circulación de las divisas internacionales”(p.24), lo cual implica el fin del bolívar como moneda nacional. En lo militar, amenaza con “Desmantelamiento de la Milicia” y “Geopolítica del Hemisferio”, vale decir, subordinación a la OEA, al South Command y quizá envío de tropas para la Otan.
Clarifica que la oposición defina su programa. Conocemos mucho supuesto bolivariano que grita las mismas consignas. Son los Caiga quien Caiga presentes, pasados y futuros. No caigamos con ellos.