por Christian Farías
El pueblo, Chávez y Maduro: adversidades, heroismo y victorias… Desde el punto de vista de la religión y la filosofía, la historia del ser humano está determinada por la confrontación permanente entre el Bien y el Mal; la moral y la ética vs la inmoralidad y la anti-ética. La lucha entre los contrarios, ha sido, es y seguirá siendo la huella imborrable de la historia.
Marx y Engels, asumen la dialéctica de lo real y lo concreto que los llevó a descubrir que la historia de la humanidad es la historia de las luchas entre las clases sociales con intereses contrarios y antagónicos: amos y esclavos, terratenientes y siervos, capitalistas y obreros, pobres y ricos, explotados y explotadores, nación e imperio, dictadura y democracia.
Los estudios antropológicos, económicos y socio-políticos-culturales, dan cuenta de la existencia de los primeros recorridos del ser humano, desde hace miles de años, durante los cuales se forjaron y se siguen forjando, las diversas formas de vida, sustentadas en sus propias y diversas tradiciones.
En consecuencia, han existido diferentes sistemas o modos de vida: desde el nomadismo y las tribus, pasando por la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo y los primeros modelos del socialismo, como la antesala histórica del advenimiento de un mundo totalmente socialista, como destino estratégico final hacia la verdadera humanidad comunista, de plena igualdad social en la paz y no clasista, plagada de desigualdades, conflictos y guerras.
Así está proclamado en las praxis históricas de Marx, Engels, Lenin, Mao, Fidel Castro, el Che Guevara, Salvador Allende, Hugo Chávez y todas las generaciones de las adversidades, el heroísmo y las victorias hacia el bienestar común e igualdad colectiva, de donde deriva el nombre de comunismo.
Estos y muchos otros héroes de la soberanía y el socialismo de nuestro tiempo, es necesario recordarlos siempre, desde la perspectiva dialéctica de nuestro devenir histórico, que nos obliga a conocer bien el pasado, identificar las dimensiones objetivas y subjetivas del presente y visualizar estratégicamente nuestro futuro inmediato y a largo o corto plazo.
En diciembre de 1998, nuestro pueblo eligió a Hugo Chávez como presidente y se dio inicio a la nueva era de nuestro desarrollo histórico, político-socio-cultural. En tal sentido, debemos reconocer que, durante estos 25 años, hemos construido y consolidado las nuevas sendas de nuestro destino histórico, y a brazo partido contra todas las inmensas dificultades y ataques que hemos recibido del imperialismo norteamericano y sus lacayos criollos.
Han sido 25 años de tensiones y confrontaciones entre el viejo modelo capitalista que no acaba de morir y el nuevo modelo socialista que nació y se ha desarrollado en Venezuela, con el pueblo, Chávez y Maduro, hermanados en un solo cuerpo de acción teórica y práctica, vale decir, el nuevo modelo de la praxis bolivariana, liberadora y socialista del siglo XXI.
Con el pueblo insurrecto del 27 de febrero de 1989, se inició la ruptura creadora contra el asqueroso y maloliente Pacto de Punto Fijo. Pero, ese pueblo estuvo huérfano de dirección política, táctica y estratégica. Fue derrotado; pero jamás hundido y humillado. Por el contrario, se mantuvo, se mantiene y se mantendrá siempre firme en su dolor; pero en lucha y con la fe puesta en el futuro.
Con Chávez en Miraflores logramos el inicio del desarrollo del estado de Bienestar Social con base en los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, como lo establece la Carta de la Organización de Naciones Unidas, O.N.U. Para cumplir ese objetivo, fue necesario establecer un precio justo del barril de petróleo. Chávez convoca a la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP e inicia en Caracas, su reactivación para fijar y estabilizar el precio justo del barril de petróleo.
Ese agigantado paso de reactivar la OPEP y asumir la potestad para fijar y estabilizar el precio del barril de petróleo en una franja de 60 dólares mínimo y 80 máximo, fue el inicio de la nueva esperanza para activar el estado de bienestar del país y especialmente del pueblo marginado, explotado y condenado a la máxima pobreza crítica, como la catalogaron los especialistas en la materia.
El estado de bienestar social, que Chávez logró poner en marcha, estuvo sustentado, no en una economía propia y autosuficiente; sino en la poderosa renta petrolera del Estado. Sobre esa base económica rentista, no productiva ni estable nació débilmente lo que él mismo denominó “El socialismo en lo territorial”; sustentado en la renta petrolera del Estado y en la vieja estructura económica dependiente y atrofiada.
Ese “socialismo en lo territorial”, se erigió como alternativa viable y paralela al viejo Estado burgués, oligárquico y subordinado a las órdenes de Washington. De manera que Chávez centró su gestión en dos direcciones fundamentales: el ejercicio de la soberanía del Estado venezolano y el desarrollo del bienestar social del pueblo en sus cinco dimensiones o derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales; y todo eso él lo denomino “el nuevo socialismo bolivariano del siglo XXI” y en eso todavía andamos abriendo los caminos.
Después de la partida física del comandante, se genera una situación tensa, delicada y expectante para nuestro pueblo. Nicolás asume el poder con dolor, madurez política y convicción profunda e irreductible. El imperio juega a sacarlo del poder y retornar a la vieja dirigencia política del viejo y anacrónico Pacto de Punto Fijo. Pero no pudieron, no han podido, ni podrán sacar a Nicolás del mando del proceso revolucionario bolivariano.
La realidad habla por sí misma. Son 25 años de derrotas muy claras y contundentes para los lacayos del imperio; traducidas en 25 años de victorias bolivarianas en la reconstrucción de la independencia y la soberanía para reconstruir y consolidar el estado de bienestar social de todo el pueblo venezolano.
Con el presidente Nicolás Maduro, hemos logrado el extraordinario avance de ser ahora un país con una estructura económica propia, soberana e independiente, en función de la productividad sistémica y estructuralmente bien cohesionada e integrada; con base en el ordenamiento jurídico de nuestra Constitución, para beneficiar y potenciar el desarrollo independiente y soberano de todas las fuerzas productivas de nuestro país.
Es innegable que el plan de los 18 motores para la recuperación económica inmediata y la construcción del nuevo modelo económico libre, independiente y soberano, ha dado sus mejores resultados. Hoy tenemos una producción económica autosustentable que cubre las necesidades internas y la exportación de productos claves como el café y el cacao, entre otros.
Esto significa que el nuevo modelo económico de los 18 motores productivos, ha logrado iniciar exitosamente el proceso de la recuperación económica de todo el país, con base en la independencia y la soberanía, que no tuvimos durante todo el siglo XX y las dos décadas pasadas del presente siglo. Se puede decir, entonces, que hemos roto la relación económica neocolonial y dependiente de todo un siglo.
Efectivamente, los gringos se metieron en nuestro país, cuando el tirano liberal, Juan Vicente Gómez, se convirtió en el militar dictador omnipotente de Venezuela; y les entregó los pozos petroleros a esos gringos sedientos de riqueza energética para convertirse en la potencia imperial que generó y le impuso a Europa dos guerras mundiales para destruirla y erigirse ellos como el nuevo y gigantesco imperio más poderoso del planeta Tierra.
Hoy, a 120 años de distancia del inicio del neocolonialismo gringo en Venezuela, nuestro actual presidente Nicolás Maduro, ha logrado el inicio exitoso de la transformación del viejo sistema económico capitalista, dependiente y atrofiado, hacia un nuevo modelo altamente productivo, independiente, libre y soberano, porque nos hemos liberado de la nefasta hegemonía del imperio gringo y sus lacayos internos.
Esa es la gran gesta de la independencia económica que se ha iniciado en nuestro país, bajo la sabia conducción presidencial de Nicolás Maduro, apoyado en la soberanía militar, política y popular de nuestro pueblo chavista, revolucionario y socialista del siglo XXI.
Por esa razón, tenemos el lema que reza: “Chávez no se murió, Chávez se multiplicó”; y Nicolás está cumpliendo exitosamente, tres (3) tareas históricas que el comandante eterno le encomendó: primero, mantener el imperio de nuestra Carta Magna; segundo, desarrollar el Plan de la Patria; tercero, consolidar la unidad cívico-militar-policial-religiosa para hacer de nuestra patria un gran país potencia.
Con base en esas tres fuerzas, nuestro gobierno debe desarrollar, fortalecer y consolidar todo el estado de bienestar social en sus cinco dimensiones o derechos del pueblo, consagrados en la Constitución: los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Es indudable que, con la guerra económica, el imperio logró desmontar y destruir, casi por completo, los derechos económicos y sociales de los trabajadores y el pueblo en general.
La gran trampa de la oposición y del imperio, consistió en poner en marcha la guerra económica, programada y direccionada por los Apellidos lacayos del imperio del Norte, para generar la insurrección popular contra Nicolás Maduro y sacarlo de Miraflores. Evidentemente, no pudieron ni podrán nunca más obtener sus nefastos objetivos.
Sabemos que mucha gente, compatriotas y camaradas, no ven la realidad económica desde la perspectiva sistémica, dialéctica, critica y compleja; sino desde una visión muy simple y mecánica, que no valora las incidencias de la dinámica misma de los procesos complejos de la historia.
Es necesario estar atentos y seguir los procedimientos que viene aplicando el presidente Maduro, para resolver y superar los problemas que más afectan negativamente el bienestar del pueblo; por ejemplo, el actual proceso de cambios para la total recuperación socio-productiva de nuestro sistema económico.
Es importante tener presente que estamos ante el desafío de lograr el objetivo histórico de ser totalmente libres e independientes del imperio norteamericano. Nuestro objetivo inmediato es ser un nuevo país potencia, reconocido y aceptado por nuestros aliados y amigos que conforman el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y las nuevas naciones recién incorporadas).
Nuestra inclusión en los BRICS, es hoy el objetivo económico y geo-político más importante y definitivo, para consolidar nuestra soberanía e independencia total y desmontar por completo la nefasta hegemonía imperial yanki.
La realidad de los hechos trascendentes que han ocurrido durante estos 25 años del proceso revolucionario bolivariano, han hecho evidentes LA EXISTENCIA DE UNA SOLA LÍNEA DE CORRESPONDENCIAS HISTÓRICAS Y DE CONTINUIDAD ORGÁNICA ENTRE LO QUE ASPIRA Y NECESITA EL PUEBLO SOBERANO, LO QUE REALIZÓ INICIALMENTE HUGO CHÁVEZ Y LO QUE HA HECHO Y ESTÁ HACIENDO NUESTRO PRESIDENTE NICOLÁS MADURO.
En tal sentido, es necesario, reafirmar y mantener en alto que hoy el protagonismo de nuestro proceso histórico tiene tres grandes figuras, como lo indica el título de este artículo:
El PUEBLO, como el principal Sujeto Histórico del proceso revolucionario; el comandante CHÁVEZ, como el primer gran líder y fundador del proceso revolucionario bolivariano; y MADURO, como el continuador de Chávez, invicto y consagrado conductor de las victorias que han hecho irreductible nuestro proceso revolucionario durante estos 25 años de luchas, resistencias, batallas y victorias, hacia el logro total y definitivo de los cinco objetivos históricos del programa irreductible de nuestra revolución:
LEE TAMBIÉN: Miraflores es del pueblo y su Presidente, no de la oligarquía ni del imperialismo”
- Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la independencia nacional.
- Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo xxi, en Venezuela, como alternativa al «sistema destructivo y salvaje del capitalismo» y con ello asegurar “la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política para nuestro pueblo».
- Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político, dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que garantice la conformación de una zona de paz en Nuestra América.
- Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional, en la cual tome cuerpo el mundo multicéntrico y pluripolar, que permita lograr el equilibrio del universo y garantizar la paz planetaria.
- Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana.
Christian Farías / Ciudad Valencia