FERNANDO SOTO ROJAS EN SUS 91 AÑOS

De pie y con las botas puestas” expresa con énfasis Fernando Soto Rojas -en otrora y siempre el Comandante Ramírez- al responderle el saludo a sus camaradas de ayer, de hoy y de seguro que de mañana.

Nació el 30 de mayo de 1933. De su Altagracia de Orituco natal, en el estado Guárico entre jagueyes, el bramido del ganado, del viento de la llanura y de los verdores de la naturaleza de allá, nos viene ese temple de hombre y superando todas las pruebas que la vida lo ha sometido y que él ha enfrentado con toda la disposición del mundo.

Nos referimos a Fernando Soto Rojas, revolucionario integral y ejemplo para muchas generaciones y que se ha mantenido para inspiración de propios y distantes.

Su vida después de la universidad fue la guerrilla urbana, la guerrilla rural, la militancia revolucionaria internacionalista en los primeros años de la Revolución Cubana, su lucha en Europa, en el Medio Oriente y su mayor sinsabor por el culipandeo de la Dirección Revolucionaria del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de los años 60, no haber sido autorizado a combatir al Viet Nam.

Soto Rojas ha cruzado todas las coyunturas como revolucionario y siempre en cualquier punto montañoso de Venezuela, unas veces simulando ser trabajador del campo, otras como ganadero, pero siempre explorando territorios para que sirvan de territorio de lucha revolucionaria. No hay región del país que no conozca.

En visita que hicimos en el año 2.004 a las montañas del Bachiller, donde fue conocido como el Comandante Ramírez en la década del 60 y 70, esa región bajo su responsabilidad tiene un radio de acción geográfico de varios estados y después de recorrer por horas empinadas subidas y alucinantes bajadas, por fin llegamos a un lugar de tantos para instalar el primer campamento a las 4pm porque en un tris el sol se oculta y ya en medio de esos muy altos árboles todo oscurecía y el alcance visual es de corta distancia o mejor dicho, es nulo, recuerdo que la soga de la cabuyera de mi chinchorro se corría y había riesgo que me cayera, Fernando me observaba y rápido se acercó deshizo mi maltrecho nudo, lanzó la soga  estando a una distancia de uno o dos metros al tronco de un árbol haló con firmeza y me dijo: – “está listo” y yo quedé sorprendido por tal habilidad y colgó mi chinchorro sin ningún percance hasta el otro día. En todas las noches y madrugadas escuchábamos distintos ruidos de animales que merodeaban buscando sus alimentos, cada quien se movía inquieto dentro de sus hamacas o chinchorros. Fernando con una tranquilidad pasmosa nos decía: -tranquilos, esa es una danta y seguía durmiendo. Así pasaron las noches y madrugadas sucesivas, Fernando decía que animal era. Una noche era tarde y seguíamos dentro de nuestros “aposento” habla que te habla y Fernando en silencio hasta afinó su voz, serían como las 11pm y dijo: siento el leve rugido de un tigre o un cunaguaro. Tal como cerramos violentamente una puerta, así cerramos nuestros chinchorros y hamacas, rogando que el Comandante Ramírez se equivocara y fuera solamente uno o dos conejos. Comprobábamos lo que sabíamos por referencia, ¡la vida guerrillera es dura, muy dura…! Por eso nuestro respeto solemne a quienes tomaron esa decisión dejando toda la vida normal para entregarse a un tipo de lucha que tiene como límite la vida, las privaciones o la muerte.

En el Medio Oriente Soto Rojas fue designado Comandante de una batería antiaérea en el primer día en el desierto y ese mismo día no lejos del pelotón cayó y explotó una bomba que dejó caer un avión de guerra, en el desierto el calor es abrasador, ni los labios se humedecen, no tener nada que brille en el cuerpo para no ser detectado por la inspección diaria de la aviación enemiga y en caso de desigualdad aérea inminente la instrucción es enterrarse, cubrirse con la arena del desierto con la rapidez del caso para no ser blanco de la metralla de los aviones de combate.  

Cuando fue designado presidente de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, por tal significado, más de unas miradas se humedecieron de satisfacción, de orgullo por su ejemplaridad. No menos de 600 llamadas telefónicas atendió para las felicitaciones.

Fernando -en el pasado y ahora- recorrió el país en sus puntos cardinales, dicta conferencias en empresas, en barrios, en universidades, es Honoris Causa de la Universidad Rafael María Baralt en el Zulia.

Fernando me confesó discretamente que ha llorado dos veces siempre en solitario, la primera estando en las montañas de Venezuela cuando se enteró por radio que asesinaron al maestro Jorge Rodríguez, secretario general de la Liga Socialista y la segunda con el fallecimiento del Comandante Hugo Chávez Frías. Su confesión, nos humedecieron los ojos, y lo abrazamos.

Fernando Soto Rojas puede sentirse feliz, pletórico, porque con vida está viendo estos vientos revolucionarios y alentadores que imprime el Proceso Socialista Bolivariano en Venezuela y en el mundo.

Fuerte abrazo viejo, eres nuestro Padre, el Padre de muchas y muchos, en este duro proceso para llegar a este momento histórico, para quienes tuvieron dudosa fe y bajo compromiso, Fernando es referencia de carne y hueso de perseverancia y verticalidad. Eres nuestro héroe en vida. Te queremos y lo digo por todas y todos quienes te admiramos.

Pasajes de “Las Lágrimas de Fernando Soto Rojas” libro que esperamos que algún día vea la luz.

Gaspar Enrique Velásquez Morillo

Blog El Mural de Gaspar

Caracas, Mayo 2024.