Gualberto, la Patria entera te ama

Gualberto Ibarreto es un patrimonio de nuestra música y cultura.

Gualberto representa el domingo de sancocho, el cuatro sonando en una hamaca o en una reunión familiar, en cualquier casa venezolana

“Gualberto Ibarreto ha llegado con su voz a lo más profundo del alma tradicional venezolana. Su voz magnífica es irrepetible. Pasarán más de mil años, muchos más y su voz seguirá vigente. Es mi amigo y yo lo amo como lo ama la Patria entera”, afirma Iván Pérez Rossi, ofreciendo un breve resumen del sentir general.

Otro cantor, Fidel Barbarito, lo dice con una décima: “Gualberto Ibarreto canta / para alegrarnos la vida / con su voz que siempre inspira / memorias, querencias, alma. / Esbelto como una palma / su timbre vibra certero / poniendo el verso primero / pa que lo entiendan clarito / los grandes y los chiquitos / de este pueblo bochinchero”.

Amaranta, hizo lo propio hace algunos años: “Malaya tu voz cerquita / amado Gualberto Ibarreto, / pa disfrutar tu concierto / de canción pulcra, afinaíta. / Mi huerto lo necesita / regar tu voz melodiosa / sensible, cadenciosa / que abraza la cantoría / y que brinda armonía  / por esta patria gloriosa. / Contigo brillan y crecen / toiticos los instrumentos. / Tu voz es un bastimento / de cultores que florecen; / poetas que reverdecen. / Y así, con tu picardía / de la risa a la porfía / por nuestra identidad / y por la equitatividad / nos lanzas tus melodías”.

El músico y comunicador Chuchito Sanoja hace su aporte: “Más allá de ser un referente del cantar venezolano, por más de 50 años, Gualberto ha interpretado como pocos la idiosincrasia e identidad de nuestro pueblo, ha sido fiel a nuestro sentir y ha divulgado la obra poética y musical de nuestros más relevantes autores y compositores. Gracias a él, las nuevas generaciones se enteran que Oriente existe y que es maravilloso”.

El cantautor, docente e investigador cultural Gino González, recuerda el impacto que tuvo Ibarreto en la camada de cultores a la que pertenece. “Puso en primer plano a nuestros cantos, los del país, las recopilaciones de la canción oriental”.

“Es un orgullo inmenso que Gualberto sea nuestro, porque es uno de los mejores cantantes del mundo y uno de los mejores amigos del mundo”, indicó Cecilia Todd, durante un concierto en el que ambas gargantas alternaron para las delicias del público. 

El ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, cuenta dos de sus experiencias con el gran cantor nacido en Sucre, criado en El Tigre y forjado como figura artística en Mérida:

“En los carnavales de 2016, mis hijos morochos, con menos de un año, ganaron un concurso disfrazados de ‘Gualberto Ibarreto’. Fue en PDVSA La Estancia. Los llevamos en su cochecito doble. Apenas vi a Gualberto en persona, se lo comenté y cada vez que nos vemos me pregunta por mis morochitos”.

“Impresionante fue la ovación que recibió Gualberto apenas se escuchó su voz en el Estadio Monumental de Caracas Simón Bolívar cuando inauguramos, con el presidente Nicolás Maduro, el Festival Mundial Viva Venezuela el pasado 10 de mayo”.

Y concluye con una opinión: “Su voz ha sido vehículo para propagar el patrimonio sonoro venezolano. Ha contado, cuenta y contará siempre con nuestra admiración y apoyo”.

“Familiarmente nos relacionamos desde siempre con Gualberto, el ‘Cantor con la voz de pueblo’, no sólo por su franela y su sombrero, que refleja la semblanza del pueblo adentro, sobre todo del Oriente venezolano, sino también porque Gualberto representa el domingo de sancocho, el cuatro sonando en una hamaca o en una reunión familiar, en cualquier casa venezolana. Muchas de sus canciones marcaron una época para cada uno de nosotros. Por eso nos alegramos mucho verlo cantar y que siga entre nosotros. ¡Dios salve tu canto siempre, maestro Gualberto Ibarreto!”, expresó el cantautor y diputado Alí Alejandro Primera.

Familia de músicos: abuela mandolinista y abuelo luthier, madre organista. El primer regalo del Niño Jesús fue un violín. Luego, él y su hermano, año tras año, pedían instrumentos musicales. Por eso resultó ser no sólo cantante, sino también instrumentista: se aplica al cuatro, la guitarra, la mandolina, la bandurria y un poco al piano. Afirma que aprendió a cantar mientras acompañaba a su padre y abuelo en los campos de cacao. Allí se puso en contacto con el galerón, el polo, la malagueña. Medio en serio, medio en broma, dice: “Yo no sé cantar, pero sí sé que no desafino”.

“Siento que he cumplido con una labor musical muy bonita. No encuentro palabras para explicar lo que siento al saber que mis canciones cabalgan en el sentimiento de los jóvenes músicos”, expresó en una entrevista con la violista Mónica Gómez, en el programa Detrás del escenario, del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela.

Su descollante carrera se apoyó en el talento de compositores como Enrique Hidalgo, Rafael Salazar, Simón Díaz, Manuel Graterol “Graterolacho”, Ignacio Izcaray, José “el Pollo” Sifontes y Chelique Sarabia. En lo esencial, multiplicó la proyección de la deslumbrante obra de Luis Mariano Rivera, el altísimo poeta de Canchunchú. “¿Quién hubiera pensado, allá en 1972, que aquello iba a traer un florecimiento del folklor venezolano?”, dijo  Gualberto en la Asamblea Nacional, cuando se le declaró Patrimonio Viviente de la cultura venezolana.

El vocalista nunca desperdicia oportunidades para destacar las enormes virtudes creativas de Rivera, fallecido en 2002. Afirma que “Luis Mariano pintaba la protesta social como si fuera un cuadro”, y para demostrarlo, canta la historia de la guácara, el caracolito terrestre al que “el niño del campesino/ el muchacho barrigón/ cuando el hambre lo atormenta/ pone mi cuerpo al fogón”, una escena que, en su opinión, plasma como pocas la terrible miseria sufrida por los pobres del campo.

Un ejemplo de vida

Nació en El Pilar, estado Sucre, el 12 de julio de 1947. Se crio en El Tigre, Anzoátegui, donde  perteneció a la estudiantina del colegio San Antonio de Padua. Desde muy jovencito, por su talento musical, andaba de parranda en parranda. El padre lo regañó: “No sé a quién saliste tú borrachón, si nadie en esta familia bebe”. Y él le dio una explicación: “La culpa es del Niño Jesús, que sólo me ha traído música”.

En un programa especial en el Teresa Carreño, en homenaje a Luis Guillermo González (autor de numerosos temas de telenovelas, incluyendo el polémico Ladrón de tu amor, de “Leonela”), Gualberto decidió que después de esa presentación  iba a dejar de beber. “Vi a tanta gente que me quería, que me aplaudía, y yo estaba destruyendo mi vida. Mucha gente me decía que no podía seguir tomando de esa manera porque mi voz no era mía, sino que le pertenecía a Venezuela. Tenían razón”.

Allí empezó su dura batalla contra la adicción etílica. Dejó de tomar licor en abril de 1991 y hasta la fecha permanece sobrio. Así que modificó la letra de su éxito Cuerpo cobarde: “Ya no se menea / ni le doy mal trato/ el cuerpo a la pea/ le rompió el contrato”.

Cuando le preguntan sobre la canción necesaria, de protesta. “Sólo con interpretar la música venezolana estoy protestando porque no se le ha dado el puesto que merece. Hay que cultivar nuestra música porque es parte de nuestra identidad”.

CLODOVALDO HERNÁNDEZ / CIUDAD CCS