Petricor …


Has escuchado esta palabra? La conoces? Entonces aprendela hoy.
Los griegos, siempre los griegos que crearon casi todo, y a aquello que no crearon, le pusieron nombres para explicarlo.
Imagina, por ejemplo, aquello que nosotros llamamos vida. Los griegos le llamaban bio, entonces de ahí vienen biología, o biografía.
A nacer, ellos le llamaron gen, y de ahí salen palabras como génesis, o genética.
Las palabras griegas que me parecen más hermosas son las compuestas, por como suenan, y por lo mucho que implican con pocas letras. Ahí tienes por ejemplo, filosofía, que viene de la union entre phili (amor), y sophia (sabiduría). Filosofía es amor a la sabiduría.
A la diosa del arcoiris que unía el cielo con la tierra, ellos le llamaron Iris.
Arco-Iris, se traduce como arco luminoso, iridiscente se traduce como algo que brilla en multiples colores.
A la enfermedad le llamaban astenia, y por eso en el campo de la medicina existen palabras como neurastenia o miastenia.
A dos cosas iguales le llamaron homo, y a dos cosas distintas le llamaron hetero, y de ahí viene lo que viene: homosexual, heterosexual.
Para ellos, la luz, se llamaba foto. Y dibujar con luz se llama fotografía.
Pero la más hermosa de todas las palabras es a mi parecer, petricor, que viene de la unión que forma la palabra petri, con la palabra Icor.
Petri, significa petreo, eterno, permanente, que no cambia jamás.
Icor, era el fluido que corría por las venas de los dioses. Según los griegos, la lluvia era sangre que caía desde el cielo cuando los dioses peleaban contra el mal.
Pero el Icor, la sangre de los dioses, era perfumada, no se corrompía ni cambiaba jamás. Por eso, el olor que queda después de la lluvia a limpio, a algo hermoso, inolvidable, se llama petricor.
También llamaban petricor al olor que dejan esas gotas de agua que vemos en la hierba al salir el sol, y que nosotros llamamos rocío.
Ellos decían que eran lágrimas de los dioses.
Porque los griegos creían que los dioses, como los humanos, sangran en las batallas y lloran en la noche.
Pero su sangre y sus lágrimas nos dejan un olor limpio, optimista.
Ese olor hace que solo recordemos el amor, y no el dolor.
Ese olor petreo, eterno, limpio, a tierra mojada, te dice que es posible vencer aunque haya sangre y cicatrices.
Y que se puede despertar feliz, por muchas lágrimas tuyas que aparezcan en la hierba cuando sale el sol.

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