Una reflexión de Carlos Lanz: …


Decía el Viejo: He elaborado un ensayo que es una recopilación de cosas que tienen que ver con el proyecto Nuestra América y la trayectoria de la corriente histórica en Venezuela…
… Para quienes tenemos años en esto, en una pelea a veces contra la corriente, muchas veces silenciados, descalificados. Nos sentimos orgullosos de poder hablar desde el seno del gobierno, pero también desde el seno del movimiento revolucionario venezolano, porque no hemos renegado de nuestro proceso, hemos reivindicado lo que hay que reivindicar de esta herencia, de lo cual nos sentimos orgullosos. Incluso no nos sentimos a veces estigmatizados cuando el enemigo me dice a mí que fui guerrillero, que estoy ideologizando.
Lo he dicho abiertamente y públicamente, no tengo nada de que arrepentirme de las luchas del 60, más que esas luchas puntuales que intentan criminalizarme, y he dicho, bueno, lo que pasa es que aquí hay una pelea por intereses ideológicos, por propuestas alternativas, y no tengo ningún empache en decir públicamente que me siento orgulloso de esa trayectoria, y que hoy ni el gobierno, ni el Comandante Chávez, ni la Revolución Bolivariana me ha pedido a mi renunciar, claudicar, capitular teóricamente frente a estos desafíos, y con ese orgullo que alguien pueda definirlo como autosuficiente- porque frente al enemigo hay que ser orgulloso frente al imperio, frente a la dominación no podemos ceder.
Y con ese orgullo quiero decir aquí que estas reflexiones están llenas de pasión y de sangre, de vitalidad, porque la revolución necesita eso hoy: voluntad política para producir cambios, e incluso, para ver nuestros propios errores y nuestras propias fallas…
Llamo una «tensión esencial» siguiendo a Thomas Kuhn, quien plantea que entre conservar e innovar siempre hay una situación de estrés diario, estamos obligados a vivir en una situación de tensión, porque hay mucha gente que no quiere cambiar, que quiere mantener el statu quo, incluso dentro de nosotros; bueno y los que estamos con la innovación, con los cambios, con las transformaciones. Es una tensión esencial, y no es para desesperarse, es para tener el rumbo claro, el pulso firme, reconociendo, entonces, que nosotros somos, entonces, constructores de sueños, somos profesionales de la esperanza. Gracias.
“La revolución no es un acto de un día, es un proceso que se desarrolla a lo largo de muchos años.” – Mao Zedong
Han pasado más de tres décadas desde aquel 4 de febrero de 1992, cuando un pueblo unido alzó su voz por un cambio radical en nuestra nación. Con esperanza y determinación, salimos a las calles, soñando con una Venezuela donde la justicia social, la felicidad colectiva y la estabilidad política fueran pilares fundamentales.
Apostamos por una nueva Constitución que reflejara nuestras aspiraciones y por el empoderamiento de las comunidades para que gobernaran su propio destino. Creímos que juntos, podíamos construir un futuro mejor para todos.
Sin embargo, hoy nos encontramos en una encrucijada. El Estado burgués que tanto combatimos sigue intacto. La esperanza que nació en el 92 se ve amenazada, estamos frente a un pueblo que no quiere volver atrás, pero tampoco quiere seguir pasando lo que vive.
Hemos cometido errores. No supimos defender las conquistas alcanzadas y permitimos que muchos que llegaron al poder con Chávez traicionaran nuestros ideales. Se enquistaron en las instituciones, reproduciendo las mismas prácticas corruptas y antidemocráticas que tanto denunciamos.
¡Pero no podemos permitir que la revolución bolivariana se pierda en las manos de quienes solo buscan su propio beneficio! Es hora de recuperar el rumbo original, de volver a las raíces del proceso.
El poder reside en el pueblo, no en los burócratas ni en los falsos líderes. Es hora de que el pueblo vuelva a ser el protagonista de su propio destino.
Debemos romper con la burocracia, el amiguismo y el clientelismo. No podemos permitir que la seudo participación y las decisiones cogolleras ahoguen la verdadera democracia participativa.
Es hora de que los líderes rindan cuentas al pueblo y no al revés. No podemos tolerar que aquellos que juraron servirnos se enriquezcan a costa del sufrimiento del pueblo.
Tenemos un largo camino por delante, pero no estamos solos. El espíritu rebelde del pueblo sigue vivo. Hay una masa dispuesta a luchar por una Venezuela justa, libre y próspera.
¡Hoy somos el mismo pueblo en lucha!
Somos el pueblo que salió a las calles y tomó los centros electorales para votar masivamente por el comandante Chávez y la Revolución Bolivariana.
Somos el pueblo que salió a las calles a debatir el país que queríamos durante el proceso constituyente.
Somos el pueblo que salió a las calles a votar por la nueva constitución bolivariana que se dio.
Somos el pueblo que en el paro petrolero del año 2002, salió organizado y disciplinado a surtirse de gasolina, pero además a poner orden junto al gobierno, para que los dueños de las gasolineras surtieran y este mismo pueblo fue, un centinela de los llenaderos de PDVESA.
Somos el pueblo que voluntariamente se sumó al plan Bolívar 2000, en cayapas a limpiar las escuelas.
Somos el pueblo que escondió en sus hogares a los que se levantaron en armas contra el gobierno, Adeco de Carlos Andrés Pérez.
Somos el pueblo que el trece (13) de Abril salió a las calles, a preguntar ¡DONDE ESTA CHÁVEZ, LO QUEREMOS VIVO!
Somos el pueblo que junto a la seguridad de Miraflores, se mantuvieron alrededor del palacio, hasta que llego el presidente.
Somos el pueblo que se agrupo en un partido único, para que la Revolución Bolivariana mantuviera, una dirección más colectiva del proceso.
Somos el pueblo que albergó en sus comunidades a la llegada de los médicos, alfabetizadores y deportistas cubanos.
Somos el pueblo que en las guarimbas se midió con saboteadores, francotiradores y hombres en armas, para defender su proceso político.
Somos el pueblo que reivindica todos los logros que logramos con el proceso, y el comandante Chávez al frente.
Somos el pueblo que se alfabetizó en la Misión Robinsón, se hizo bachiller en la Misión Ribas, y se hizo universitario en la Misión Sucre.
Somos el pueblo que sigue teniendo los mismos sueños de independencia y patria para todos.
Somos el pueblo que sigue pidiendo todo el poder para el pueblo, comuna o nada.
Somos el pueblo que sigue creyendo en los consejos campesinos, consejos de los trabajadores y en los consejos comunales.
Somos el pueblo que no renuncia y sigue atado por sus derechos fundamentales, conquistados en sus luchas.
Somos el pueblo que cree en la democracia directa y revolucionaria.
Somos el pueblo que cree en el poder popular, como los poderes creadores del pueblo.
Somos el pueblo que no quiere pensar, que en vez de ir para adelante, vamos hacia atrás.
“Para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un poder popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana”.
¡Es hora de recuperar el rumbo original, de volver a las raíces del proceso! El poder reside en el pueblo, no en los burócratas ni en los falsos líderes. Es hora de que el pueblo vuelva a ser el protagonista de su propio destino.
El Poder Popular es la alternativa. Se trata de la capacidad de las comunidades y organizaciones sociales para ejercer control sobre sus propias vidas y entorno, tomando decisiones y acciones de manera autónoma y participativa. Se fundamenta en la idea de que el poder reside en el pueblo, no en élites o instituciones gubernamentales.
El Poder Popular no busca sustituir al gobierno, sino complementarlo y fortalecerlo. Se trata de construir una nueva relación entre el Estado y la sociedad civil, donde el poder sea compartido y la ciudadanía tenga un papel activo en la construcción de políticas públicas.
El Poder Popular tiene un enorme potencial para:
• Profundizar la democracia: El poder popular contribuye a democratizar la sociedad, ampliando la participación ciudadana y fortaleciendo las instituciones democráticas.
• Reducir la desigualdad: Al empoderar a las comunidades, el poder popular puede contribuir a reducir las desigualdades sociales y económicas.
• Gestión más eficiente: La participación ciudadana puede mejorar la eficiencia y eficacia de la gestión pública, al incorporar el conocimiento y las necesidades de las comunidades.
• Desarrollo sostenible: El poder popular puede impulsar un desarrollo más sostenible, al integrar la perspectiva ambiental y social en la toma de decisiones.
Sin embargo, para materializar este potencial, es necesario superar diversos desafíos:
• Fortalecer las organizaciones sociales: Se requiere fortalecer las capacidades de las organizaciones sociales para que puedan ejercer efectivamente su poder.
• Superar la apatía y el individualismo: Es necesario fomentar una cultura de participación ciudadana y superar la apatía y el individualismo que pueden obstaculizar el ejercicio del poder popular.
• Articularse con el Estado: Se deben establecer mecanismos de diálogo y colaboración entre el poder popular y el Estado para construir una gobernanza más participativa y efectiva.
• Enfrentar la resistencia de las élites: El poder popular debe enfrentar la resistencia de las élites que se ven amenazadas por la redistribución del poder.

El camino hacia un futuro donde el poder reside en el pueblo requiere del compromiso y la acción colectiva de todos los sectores sociales. Unámonos en este nuevo desafío. Recuperemos la esperanza del 92 y construyamos juntos la Venezuela que soñamos.
¡TODO EL PODER PARA EL PUEBLO!
¡NO QUEREMOS QUE NOS GOBIERNEN, QUEREMOS GOBERNAR!
LA HISTORIA NOS HA DEMOSTRADO QUE LA UNIÓN HACE LA FUERZA, Y QUE LA VICTORIA SIEMPRE PERTENECE A LOS PUEBLOS QUE SE ATREVEN A LUCHAR POR SUS DERECHOS.
SÉ QUE JUNTOS PODEMOS SUPERAR ESTE MOMENTO GRIS Y AMARGO, Y QUE CONSTRUIREMOS UNA SOCIEDAD MEJOR PARA LAS GENERACIONES VENIDERAS.
SIGAMOS ADELANTE CON LA FRENTE EN ALTO, CON LA CONVICCIÓN DE QUE ESTAMOS EN EL LADO CORRECTO DE LA HISTORIA.

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