EN BÚSQUEDA DE CARMELO. (Parte I)


LA PREPARACIÓN

Freddy Jiménez

Eran las 7: 15 de la noche del jueves 17 de octubre de 2003, estaba elaborando unas clases para mis alumnos de la Licenciatura en Matemáticas de la UCLA, cuando suena el teléfono de mi casa…
Mi esposa contesta:

  • Ya se lo llamo.
    Me pasa el teléfono, diciéndome:
  • Es el Dr. Pedro Pablo Linárez.
    Tomo el teléfono y contesto:
  • ¿Qué tal Pedro Pablo?
  • Hola Freddy, mañana temprano salimos en búsqueda de Carmelo. Te espero a las 7 am en mi casa. Prepara el Jeep que este fin de semana será de trajinar. No te olvides de la cámara filmadora.
  • Dale, ya lo tengo revisado y full de gasolina. Nos vemos…
    Inmediatamente preparo mis cosas, le doy una hojeada al Jeep Wrangler y lo prendo. Todo normal. Preparo la cámara Sony, la pruebo y guardo cuatro casette 8 mm de 120 minutos cada uno.
    Una muda de ropa, cepillo de dientes, jabón, crema, el inhalador de Salbutamol (para mi asma que se presenta en momento muy inoportunos) y una botella de cocuy para pasar el frío, pues a la zona que vamos me han dicho que es de cuidado.
    Me quedo pensando en Carmelo. ¿Quién era ese camarada?
    Releo “Mártires de la Liberación y el Socialismo” de los Presos del Cuartel San Carlos:
    Carmelo José Mendoza González (Capitán Marcelo):
    Nació el 16 de julio de 1936 en Barquisimeto. Ingresó a la Juventud Comunista en 1958. Se formó militarmente en la República Popular China, participó en la Brigadas Urbanas guerrilleras en Caracas y en la fundación del Frente Guerrillero “Libertador Simón Bolívar”, en las montañas de los Humocaros, al sur del estado Lara, al mando de Argimiro Gabaldón; fue uno de los que trasladó, junto a Pavel Rondón y Benigna Rodríguez, al herido Comandante Carache al hospital de El Tocuyo donde éste muere. Miembro del Consejo Central de la Juventud Comunista. En plena ofensiva de las guerrillas, bajo el mando del Capitán Marcelo, como le decían a Carmelo, se desarrollan las operaciones de El Parchal, El Cepo, El Cucharo, Peña Negra y El Tocuyo, hasta que cae en las garras del ejército cuando cumplía una peligrosa misión en el Puente de Villa Rosa, en la vía Quíbor-Barquisimeto, el 14 de julio de 1965, y conducido al Teatro de Operaciones Nº 3 (T.O.3) “Urica” de El Tocuyo, donde fue horriblemente torturado con el fin de sacarle información sobre el partido y sus camaradas. Un testigo, compadecido de la suerte de él, suministró información confidencialmente a su esposa Lourdes Delgado de Mendoza, quien denunció el caso al, para entonces diputado, José Vicente Rangel y al Fiscal General de la República.
    Una madrugada entre el 20 y 23 de julio, fue sacado de un calabozo casi a rastras y montado en un Jeep militar, porque, imposibilitado a causa de las torturas, no podía mantenerse en pié. Lo fusilaron y lo desaparecieron en una zona montañosa de los Humocaros.
    A Carmelo Mendoza le aplicaron la pena de muerte establecida por el gobierno de Acción Democrática, como pago a su amor por la patria y deseo de acabar con la explotación en su Venezuela.

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Subiendo a Rio Claro valoro mi amistad con Pedro Pablo. Lo conocí tras la muerte de mi padre Chemaría Giménez en 1991. Se acercó a mi para proponerme dar a conocer, aún más, la obra de Don Chema, para lo cual haríamos varios reconocimientos al viejo, tanto en El Tocuyo como en Barquisimeto. Ya mi hermano Altidoro tenía buenas relaciones con él, pues, además de ser un reconocido investigador, historiador y consecuente luchador revolucionario, era articulista del diario El Informador. Además que era Cronista del Municipio Morán y Director del Museo J. M. Cruxent.
Ahora estaba empeñado en su lucha por el rescate de los asesinados y desaparecidos políticos de la democracia puntofijista, considerándosele uno de los pioneros de la antropología forense en nuestro país.
Luego de un corto viaje de Cabudare llego a Rio Claro. Toco la corneta y sale Pedro Pablo y empezamos a cargar el todo terreno.
Listo el proceso, se despide de su compañera, la profesora Irakara Castillo:

  • Que tengan suerte.
    Le dice Irakara.
  • Ahora si cumpliremos nuestro objetivo. Ya tenemos información más precisa sobre el lugar en donde se encuentran sus restos desaparecidos. Te mantendremos informada.
    Responde Pedro Pablo.
    Monta en el carro y salimos de Rio Claro. Me indica que pasaríamos recogiendo a otro camarada que también está interesado en el rescate de los restos de Carmelo Mendoza.
    Pregunta por mis cosas y le digo que vengo preparado, le paso la pequeña cámara filmadora y la prueba. Todo perfecto.
    En Barquisimeto buscamos al otro pasajero, lo saluda y le abro la puerta de atrás del Jeep presentándome y me contesta que su nombre es Simón. Me parece haberlo visto en otro lado, pero no lo ubico con certeza. Se monta y seguimos rumbo a El Tocuyo.
    En el camino Pedro Pablo nos informa que en conversaciones con el “Lobito”, habían contactado al Sr. Elyi Bravo, un campesino de la aldea “Los Paraparos” que tenía información relevante sobre ese caso.
    Y recuerdo a mis adentros: Alirio Colmenárez, el famoso “Lobito”, militante del PCV para los años 60, muy amigo de Altidoro. Ambos militaban en El Tocuyo y hasta fueron a escuelas de entrenamiento guerrillero para esa época. Como no recordarlo si eran, junto a otros, los jóvenes que impulsaban la lucha revolucionaria en ese pueblo. Y nosotros, los más muchachos, los teníamos como ejemplos a seguir.
    En El Tocuyo estacionamos frente a la Alcaldía, desde allí saldríamos junto a otro “todo terreno” de esa institución, que nos estaría apoyando en esas expediciones. Se integra el otro equipo y se montan en el carro de la Alcaldía: el “Lobito”, Héctor Angulo hombre que conoció a Carmelo durante parte de sus luchas y el chofer Bernardo Machado, que me dijo ser nieto de Gustavo Machado. Allí intento hacer las primeras tomas con la filmadora y el equipo no funciona. Con mis escasos conocimientos trato de hacerla funcionar y no responde. Traté de hacerla funcionar durante toda la expedición y nunca fue posible que la “bicha” trabajara. Cuestión que aún, hoy en día, lamento muchísimo; pues no quedarían unas imágenes que dejaríamos a la posteridad.
    Partimos vía los Humocaros. Pasamos el último de los Humocaros, el Alto, y tomamos una carretera de tierra con la intención de llegar a la zona de Hato Arriba de la Parroquia Morán de Barbacoas. En el camino nos detuvimos en “Los Paraparos” y se incorpora el Sr. Elyi Bravo a la expedición. Ya por la tarde, luego de un largo recorrido, estábamos llegando a nuestro primer punto de descanso, una vieja casona de bahareque deshabitada en una zona montañosa, cercano a la aldea “Las Quebradas”, pasando El Cujizal de Hato Arriba, allí se incorpora el campesino Luis Linares, dirigente del lugar. En el Cujizal, en aquellos años 60, el ejército había ubicado un campamento desde donde se realizaban operaciones antiguerrilleras y hasta tenían un lugar en donde se detenía y torturaba a nuestros compatriotas revolucionarios.
    Ya ubicados, cada quien escogió su lugar, guindamos nuestras hamacas. Por la noche, mientras algunos preparábamos una comida ligera, otros tocaban un cuatro y cantaban. Hablamos sobre lo que íbamos a hacer al día siguiente y destapamos la botella de cocuy, pues en realidad el frío se intensificaba a cada rato.

Imagen: El revolucionario mártir Carmelo Mendoza.

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