Mendoza se ha mantenido fiel a La Dimensión Latina desde que se unió a ese trabuco en 1977.
24 de agosto de 2024
Rodrigo es voz y rostro visible de la Dimensión Latina, declarada Patrimonio Cultural de Venezuela.
En julio de este 2024 el trombonista, arreglista y director de La Dimensión Latina, César Albóndiga Monges, sufrió un percance de salud y hubo hasta que intervenirle quirúrgicamente en España. Las riendas organizativas de la agrupación las asumió Rodrigo Mendoza, quien condujo a buen puerto esa gira europea, siendo un pilar importante para el éxito de La Dimensión en Europa.
Este 15 de agosto llegó a sus 72 años de vida cantando y soneando con absoluta soltura. Siempre fue así desde sus inicios en su Maracaibo natal, donde vio la luz primera el 15 de agosto de 1952, en el seno de una familia amorosa, unida, con padres que siempre dieron buen ejemplo, pues Laurencio Mendoza y María Graciela Aceituno se afianzaron en el amor.
Esta es mi tierra
Historia
Fueron nueve hermanos, cuatro mujeres y cinco varones, y de todos el único que surgió con fuertes inclinaciones musicales fue precisamente Rodrigo Alberto a quien no le fueron ajenos los sonidos y ritmos de su estado natal, occidental estado petrolero donde reina la Gaita zuliana en todas sus variantes.
Un buen día los padres decidieron viajar a Caracas y establecerse en la capital de la República en busca de mejores oportunidades, sobre todo para los hijos. Era 1968 según nos refiere el mismo Rodrigo, quien además recuerda que sus padres compraron instrumentos musicales propios de la gaita zuliana, tal vez por la añoranza del terruño natal, y los hijos se familiarizaron con ellos (de ahí el grupo Juventud Gaitera), pero sería Rodrigo el que se adentraría definitivamente en el tema musical… incluyendo un breve paso por el rock.
A los 17 años, en 1969 Rodrigo Alberto buscaba su oportunidad. Vivía en Los Frailes de Catia, populosa zona del oeste de Caracas donde la música era elemento infaltable, y siendo un medio urbano, la salsa mandaba en la radio y en las tarimas.
En 1971 lo tenemos en la orquesta “La Reforma” y en 1974 llega a las manos de José Rosario Soto, el legendario sonero, quien lo integró al grupo que tenía en ese entonces, la “Caribbean Boys”. Y es allí donde se puede decir que Rodrigo Mendoza nace para el soneo y la salsa. Mejor maestro no pudo tener.
El recordado colega Ángel Méndez en su oportunidad contó que Rodrigo debutó con la Caribbean en un baile en Catia La Mar (litoral central). Ya adelantaba la clase de sonero que sería, uno de los mejores de Venezuela para el mundo, por su voz, carisma y versatilidad.
Un buen día su amigo Gustavo Zambrano, trompetista y residente también en Los Frailes de Catia le presentó a José Rafael “Cheché” Mendoza, zuliano como Rodrigo, y quien había fundado su orquesta “Los Satélites” en 1966. Es a esa orquesta a la que se integra profesionalmente Rodrigo Mendoza a finales de 1974, y con la cual participa en la grabación de tres álbumes.
Nos refiere Rodrigo que ese ingreso a Los Satélites no fue fácil, pues fue un reto: “Tenía que suplir la ausencia de Orlando José Castillo, el conocido “Watussi” y aquello fue realmente un reto, grabando Maybá y otros temas, pero fue una tremenda experiencia”. Y sí, fue una buena escuela que culminó en 1977 con Los de Cheché Mendoza, pero que prosiguió ejemplarmente en el tiempo.
Vino el corto vínculo de Rodrigo con Oscar D´ León, quien lo contrató comenzando 1977 como segunda voz para La Salsa Mayor. Muy corta fue esa experiencia porque el de Maracaibo firmó contrato con La Dimensión Latina en marzo de ese mismo año de 1977. Fue sustituido por Oscar con el prestigioso Leo Pacheco.
Tres meses más tarde, en junio se graba el álbum “Los Generales de la Salsa”, donde Wladimir Lozano y Rodrigo Mendoza dan la bienvenida a Andy Montañez. Fue un año vertiginoso ese pues en noviembre viajan a Estados Unidos de Norteamérica y el 11 de noviembre se presentan en el Madison Square Garden de Nueva York en un Festival salsero organizado por el “Rey Midas” Ralph Mercado con un cartel que incluía a Cheo Feliciano y a Wilfrido Vargas, entre otros. Todo un suceso.
Nos comenta Rodrigo: “Recuerdo cuando mi compadre Andy Montañez me presentó en el Madison. Yo he viajado muchísimo, me he presentado en muchísimos países y tarimas, pero esta presentación fue la de más impacto en mi vida profesional. Me impresionó mucho cómo la gente pedía que siguiera cantando”.
Comenzarían a llover tentadoras ofertas, destacando la de la Típica 73. Rodrigo siempre declinó, por ser leal a La Dimensión… y porque además su madre no quería que se fuera de Venezuela a otros lares.
Cielo tenebroso. Rodrigo y Wladimir
Fue una etapa fructífera tanto para la orquesta como para el propio Rodrigo, quien estuvo en La Dimensión Latina dos años quedando su voz plasmada en cinco álbumes. En 1980, junto a su amigo y compadre, el pianista Chuíto Narváez (también de La Dimensión) conformaron la orquesta “Amistad”.
“La Amistad” contó con buena aceptación por parte de los melómanos. En su cartel estaban Rodrigo, Chuíto, Naty Martínez en la flauta y el también vocalista Tito Gómez. La agrupación grabó en cinco oportunidades; Rodrigo participó en cuatro.
A partir de acá el periplo de Rodrigo Mendoza se diversifica. La experimentación sonora y siempre mejores oportunidades fueron eslabones de esta cadena donde se nombra a “Nuestra Orquesta La Salsa Mayor” y “La Gran Banda de Venezuela”, que lo lleva a radicarse por algún tiempo en Perú. A su retorno en 1987 se une a Ildemaro Ugas e impulsa la carrera de Ildemaro como solista.
Ritmo de Azúcar. Orquesta Amistad
Siempre en Dimensión
Posteriormente regresa a la casa musical que más quiere: La Dimensión Latina, sin abandonar esa cuota experimental que lo lleva a las Orquesta “Fascinación” y la “Saraguey”, de Maracay. También está “El Klan de la Salsa” y retorna en 1998 a “La Dimensión Latina”, con un paso importante por “Los Soneros de La Calle” y por experiencias con Naty Martínez, El Combo Antillano, Los Rumberos del Callejón, Víctor Quintana y otros grupos más.
Rodrigo es voz y rostro visible de la Dimensión Latina, declarada Patrimonio Cultural de Venezuela mediante un decreto presidencial que puso fin a una turbulenta etapa de encuentros y desencuentros, de dolores e injusticias.
Rodrigo es enfático en señalar que él considera que su mejor disco fue el primero que grabó con La Dimensión Latina en 1977 cantando a dúo con Wladimir Lozano.
La Gira “Ahora o nunca” que hicieron por Europa y EE.UU. les indicó a todos que la Dimensión, como el Ave Fénix, resurgió para seguir aportando y cosechando éxitos y reconocimientos. Rodrigo se siente muy bien con el momento que está pasando la agrupación a la que siguió desde que surgió en 1972 y a la que se unió cinco años después.
Divina Niña y Mi sufrimiento. Rodrigo y Vladimir
Con sus siete hijos, 22 nietos y seis bisnietos, Rodrigo Alberto Mendoza Aceituno tiene mucho que dar y así lo expresa: “Quiero dar todo de mí a la música y a la identificación de mi tierra en este complejo panorama, porque nosotros tenemos mucho que contar y cantar en esta historia”.
Santa Palabra.
Autor: teleSUR – Lil Rodríguez