Por: Fernando Saldivia Najul |
Ernesto, no podemos tapar el sol con un dedo. Escuché tus reflexiones sobre las razones que condujeron a que muchos votaran por la derecha gringa el 28J. Lástima que Maduro te censuró y no te permitió redondear la idea. Sin embargo, alcanzaste a decirle a Maduro que «también estamos obligados a identificar a aquel venezolano que no votó por odio (…) sino que lo hizo por amor a su familia, porque quiere su reencuentro (…)». ¡Corten, corten, corten, que va a hablar Nicolás! ¡Lo que diga Nicolás!
Camarada Ernesto, el amor a los hijos e hijas que emigraron no explica la causa última o las causas últimas del voto contra el gobierno. Sería un enfoque reduccionista y simplista de la realidad. Porque todo el mundo vota por amor a sus hijos y en contra de quienes consideran que les hacen daño. De hecho, también los hubo quienes votaron en contra de la derecha gringa por amor a los hijos que les va muy bien con el gobierno actual, incluso viviendo en el exterior. Esto es de perogrullo.
Mi pana, hay algo que se llama «resentimiento social», producto fundamentalmente de la injusticia, de la desigualdad social. Pero también de la corrupción, la mentira, y la burlita sostenida por los medios del Estado contra el pueblo sufriente. A los empobrecidos los llaman héroes por sobrevivir con una bolsa CLAP y unos bonos, mientras quienes lo elevan a esa condición heroica viven a cuerpo de rey.
No me cabe la menor duda que Nicolás Maduro abusó de la tolerancia a la desigualdad social de los venezolanos. Estiró demasiado la cuerda para poder llevar a cabo su proyecto monetarista neoliberal. Lamentablemente este fue el proyecto que eligió el Presidente para combatir las sanciones y el bloqueo USA-Europeo. A diferencia del comandante Chávez que combatía los ataques imperialistas con más democracia, Maduro optó por combatirlo aliándose a Fedecámaras, el gremio que estuvo a punto de asesinar al Comandate durante el Carmonazo.
En efecto, después del golpe de Estado de 2002 y el paro patronal y el sabotaje-terrorista petrolero de 2002-2003, hubo un incremento del índice de Gini en 2005, es decir, se incrementó la desigualdad social en 2005. Pero Chávez inmediatamente tomó medidas a favor de la clase trabajadora, principalmente con el aumento sostenido del salario, y en 2008 el Índice de Gini se colocó en el más bajo de toda Latinoamérica. Aquí sus palabras durante la Presentación de Memoria y Cuenta ante la Asamblea Nacional, el 13 de enero de 2009, con gráficos en la mano:
«¡Ah! Miren ustedes el resultado del sabotaje, el golpe de Estado. Luego esta caída [del índice de Gini] en el 2004, un incremento en el 2005 que nos preocupó, tomamos las medidas correspondientes, 2006-2007, y miren el 2008, termina en 0,4099, el más bajo de toda la historia venezolana, y el más bajo de todo el Continente Latinoamericano (…)».
Ese era Chávez, franco con su pueblo. A diferencia del Comandante Chávez, Maduro lo que hizo fue ocultarnos el índice de Gini creyendo que no nos íbamos a dar cuenta de la grosera desigualdad social que sufrimos durante su mandato.
Pues bien. Después de esta experiencia durante el gobierno de Chávez, y la experiencia del bloqueo contra Cuba, Nicolás debió tomar medidas preventivas para gobernar con sanciones y bloqueo, y garantizar los derechos fundamentales del pueblo conforme lo establece la Constitución. Pero no hizo nada para evitar el desmantelamiento de PDVSA por parte de agentes internos y externos. Ni siquiera presentó un informe detallado de cómo desmantelaron la principal industria del país. No rindió cuentas al pueblo. «Se hizo el Willie Mays», como siempre.
Como era de esperarse, ahora Maduro evade su responsabilidad, y al igual que en la elección del 2015, le echa la culpa al pueblo por votar por la derecha gringa. Y es que la mayoría de quienes no tienen suficiente formación política, además del resentimiento que los embarga, pudieran razonar de manera simplista y mecánica. En sus adentros piensan: «Es preferible un gobierno neoliberal sin sanciones, que un gobierno neoliberal con sanciones». Algo así como el gobierno de Caldera. Y listo, sin darle muchas vueltas al asunto.
«Se dejaron engañar», «Deberían sentir vergüenza quienes votaron por la derecha gringa», son algunas de las expresiones desafortunadas que le he escuchado al máximo mandatario después de las elecciones. Y detrás de él, sus operadores políticos haciendo lo propio. Como por ejemplo, el conductor del programa La Hojilla de VTV, calificó de «vagabundos» a los habitantes del urbanismo de la Gran Misión Vivienda Venezuela ubicado en Fuerte Tiuna, donde unos cacerolearon y otros guarimbearon el 28J en la noche después del anuncio del Primer Boletín del CNE.
Por supuesto, es más fácil para Mario Silva atacarlos de entrada antes que estudiar las razones del descontento de quienes se les comenzó a cancelar la deuda social con una vivienda durante el gobierno de Chávez. Queda en evidencia una vez más el uso del legítimo pago de la deuda social como chantaje político. Qué vergüenza. Por cierto, el pago de la deuda social ahora lo llaman «beneficios». Y entonces, Mario, ¿como se llama el financiamiento de la nueva burguesía parásita desde el Estado? ¿Estímulo a las inversiones? No me jodas.
Ernesto, no nos caigamos a mojones. La burguesía revolucionaria civil y militar, y las élites del PSUV y el GPP se negaron a realizar unas primarias de manera democrática. De hecho, a pesar del incremento de la desigualdad social durante el mandato de Maduro, en las supuestas primarias que realizaron solo había un candidato postulado: Nicolás Maduro. ¡Plop!
Y no esperes más de la élite del PSUV. Recuerda que a Elías Jaua lo apartaron del grupo por exigir democracia dentro del PSUV. Ni se te ocurra retomar la palabra después que Nicolás te la arrebata en vivo y en directo. Nicolás no es Chávez.
Y como si fuera poco, Maduro le secuestró las tarjetas electorales a los partidos revolucionarios quienes pretendían retomar el camino de Chávez, y enfrentar los ataques del imperialismo profundizando el socialismo, con la fuerza del pueblo trabajador, y no con las mal llamadas fuerzas productivas de Fedecámaras. Esto si fue un fraude electoral descarado. Saludos.