Desde hace muchos años, décadas, en Colombia se platica con propiedad acerca del tema salsero. Lo hacen además con mucho criterio social y muchas ganas tanto de profundizar en los conceptos como de hacer aportes al universo sonoro que nos distingue en el Caribe. De hecho, no es casual que el investigador caleño Alejandro Ulloa hubiera acuñado el término Salsa Pacífico con un abordaje súper interesante que conviene tener en cuenta. Pero además, en los colectivos salseros, fundamentalmente los cercanos al Pacífico colombiano se han adelantado preguntas que muchos nos hacemos también.
¿Se entiende que hay un proceso cultural salsero? ¿Hay políticas públicas para la salsa? ¿Es abordada la salsa como un mero espectáculo o como parte de un proceso cultural urbano? ¿Su desarrollo forma parte de una cadena productiva? ¿Tienen los grupos salseros regionales acceso a los recursos públicos? Son interrogantes de alto vuelo que evidencian los niveles de seriedad que hay al tocar este tema. Es bueno traerlos a la palestra y acudimos para ello a tres emblemáticas orquestas de ese movimiento denominado Salsa Pacífico, y que a contra vía, apostaron por lo suyo, sus sonoridades y sus realidades.
Niche
Si bien es cierto que como germen colectivo se reunieron en 1979 para dar pasos formales en la salsa, la agrupación asumió el nombre de Niche en 1982, hace ya 42 años. Es mucha el agua que ha corrido en el panorama salsero colombiano y caribeño antes y después del nacimiento de la orquesta de la que tomó el timón Jairo Varela, nacido el 9 de diciembre de 1949 en Quibdó, capital del departamento del Chocó. Allí, a las riberas del río Atrato pasó su infancia y adolescencia hasta que a finales de los 70 su familia se trasladó a Bogotá. Fue en un garaje en la capital del país donde en 1979 se dieron los primeros pasos para la conformación del grupo, que en sus canciones tiene todo el sabor del Pacífico, el golpe sonoro de esa zona. Pero Jairo siguió su corazonada. Sabía que era Cali el destino de su trabajo, de lo que quería hacer y es en 1982 y en Cali cuando, con el nombre definitivo de Grupo Niche, que hace relación a su origen afro descendiente, la agrupación logra su proyección con el tema “Buenaventura y Caney”. La empatía de Niche con Cali, con Buenaventura, con la zona natal del Chocó determinaron ese apoyo que nunca cesó porque además de una propuesta novedosa y muy bailable, Jairo Valera se mostraba como un autor sólido y creativo. Casi todos los temas que estrenó Niche fueron de su autoría.
Para 1984 Ya Niche es una referencia continental y “Cali Pachanguero” era un himno, no solo de Cali, proyectada al 100%, sino de la salsa.
Para 1986 ya habían conquistado el Madison Square Garden de Nueva York y el ritmo y la alegría de sus canciones llegaba a Holanda, Japón, Alemania, España, entre otros países del mundo.
Tuvieron siempre claro que representaban una sonoridad, y a un país.
1987 es un año de grandeza para Jairo Varela, pues habiendo visto desintegrarse ante sus ojos su agrupación fue capaz de rearmarla apoyándose en sus convicciones y en tres grandes músicos que no lo abandonaron y lo respaldaron: Álvaro Cabarcas, César Monges y Tito Gómez. Tres nacionalidades: colombiano, venezolano y puertorriqueño respectivamente, y parece que esa solidaria combinación generó una energía cósmica: Para la historia queda la fenomenal producción “Tapando el hueco”, ya con el grupo en nueva etapa. Vendrán luego ciclos de felicidad y de infortunio, de cautiverio y de gran creación.
De Varela resaltaba su olfato y oído para descubrir una buena voz que le diera identidad al grupo. Para cantar con Niche podemos entonar: Buenaventura y Caney, Cali Pachanguero, Ana Milé, Nuestro Sueño, Mi Hijo y Yo, Cielo de Tambores, Una Aventura, Sin Sentimiento, Hagamos lo Que Diga el Corazón, Mi Pueblo Natal, A Prueba de Fuego y muchísimos más.
Cali Pachanguero
Jairo nunca dejó solo a “Niche”. La música y Colombia perdieron a Jairo Varela siendo todavía joven. Un infarto puso fin a su vida el 8 de agosto de 2012 en la ciudad que lo amaba tanto, Santiago de Cali. La familia, sobre todo la hija mayor de Jairo, Yanila, supieron acopiar los secretos del músico y la orquesta se mantiene en la palestra, con bien.
De la obra de este chocoano queda mucho por analizar y escribir. Él es un hito en la Salsa, no solo de su tierra natal sino de todo el Caribe y de Latinoamérica para el mundo.
La Salsa del Pacífico tiene mucho que ver con él y sus aportes.
Guayacán
También del departamento negro del Chocó es Alexis Lozano, quien hizo parte del grupo Niche como co fundador, y luego organizó esa excelente orquesta que es Guayacán, con una sonoridad fuera de las establecidas por la salsa convencional. Si bien en Niche se siente por la temática, en Guayacán se siente por la asimilación de ritmos y maneras propias del Cauca y el Chocó.
Alexis Lozano nació el 10 de julio de 1958 en Quibdó. Sus padres eran educadores y él creció con amor por el arte, el estudio y la música. Comenzó su formación musical en Quibdó y la continuó en Bogotá, ciudad donde conoció a su paisano Jairo Varela y entre ambos dieron alma al grupo Niche. Lozano estaría dos años con Niche y luego, por sus propias ideas musicales, optó por dar forma a su propia orquesta. Fue un proceso gradual que culminó con Guayacán Orquesta, toda una referencia en lo que es la Salsa de Colombia para el mundo y realmente una Declaración de Principios. No es casual que la llamen “La Orquesta Madera de Colombia”.
Te amo, te extraño, Cada día que pasa, Un amor a cuenta gotas, Oiga, mire, vea, Invierno en primavera, Como una hoguera, Mi muchachita, Un vestido bonito, Son cepillao con Minué, Fiesta, y Nostalgia africana son ejemplos de los éxitos de Guayacán, temas que pasarían a convertirse en clásicos y éxitos la salsa colombiana.
Oiga, mire, vea
Aunque Alexis Lozano en varias oportunidades ha declarado que se siente muy caleño porque en Cali desarrolló el grueso de su carrera, no se puede obviar la influencia de su tierra natal, ese mágico departamento donde el río Atrato surca desde el océano Pacífico para ir a reposar en el Atlántico, en el Caribe con todas las fusiones culturales que ello conlleva. Lozano ha adelantado su proyecto Guayacán Sinfónico en vivo elaborado junto a su eterno compañero musical, Nino Caicedo. De igual manera ha trabajado en la serie documental “Sonidos del Pacífico, mi música, mis raíces”, y lo centra en su tarea de mostrar los sonidos de río y mar y de las comunidades al interior de su departamento natal: Chocó.
Nemus del Pacífico
Pero no se trata nada más de Varela y Lozano, aunque han sido los de más presencia en los medios. El antecedente del grupo “Saboreo” fue indicador de lo que se venía para la salsa desde el Chocó.
También de Quibdó, la capital chocoana es Alexis Murillo, quien dio origen a otra tremenda orquesta de alto vuelo: Los Nemus del Pacífico, que ha dejado expresivos y ricos temas como Para la Luna, Lindas y bellas y Nadie sabe lo de adentro.
Alexis Murillo, surgido en el seno de una familia eminentemente musical es cantautor, arreglista y director de Los Nemus.
Nació el 16 de abril de 1950, cuarto entre 16 hermanos, y se formó en el universo de los cantos ancestrales de su pueblo. Cuando decidió salir del Chocó para avanzar en la música y en sus proyectos no fue hacia Bogotá ni hacia Cali, como hicieran Varela y Lozano. Murillo viajó a Medellín donde visibilizó su proyecto y contó con el auspicio de Discos Fuentes.
Linda y bellas
Los Nemus fue fundada en 1987, y su nombre contiene el sugestivo significado de los guardianes que cuidan y preservan, en este caso el mundo mágico del Pacífico colombiano. Al año siguiente, en 1988 vio la luz su primera producción discográfica. Allí se evidenció que Alexis Murillo era un excelente sonero. El Son de Los Nemus puede ser llamado “Son Chocoano”, y es una suerte de consecuencia del intercambio con el Caribe, que se produce por el Río Atrato.
Epílogo
Lo anterior es apenas una aproximación, un abre bocas para lo que plantea el investigador y profesor Alejandro Ulloa: “En una época de fusiones e hibridaciones como la que vivimos, la probable fusión de la salsa con la música del Pacífico constituye una alternativa viable y creativa para darle a Cali en el Siglo XXI la posibilidad de gestar un género propio, inédito en la historia de la música del mundo, como ya lo hicieron en el Siglo XIX, Buenos Aires y Montevideo, Río de Janeiro, Santiago de Cuba, La Habana o Nueva Orleans. La Salsa Pacífico ya hace parte de la historia de la salsa, y no podemos ignorarla. Además de los ingredientes locales, conserva la esencia polirítmica y la síncopa en el lenguaje ancestral de los tambores. Esos rasgos provienen de un tronco común, del África profunda.
La Salsa Pacífico está llamada a intensificar ese paisaje sonoro, profundizar en los sincretismos culturales, mostrar las identidades diaspóricas, jugar con las oralidades locales y recrear críticamente un espacio en el tiempo convulsionado y contradictorio en el que vivimos. Y no puede dormirse en los laureles”.
Autor: teleSUR – Lil Rodríguez