Por: Andrés Giussepe
https://www.aporrea.org/actualidad/a334047.html
Cualquier analista serio sobre el sistema político y económico venezolano debe fijar posiciones sobre el reciente caso de la confiscación o incautación ilegal de un avión presidencial, propiedad del Estado venezolano, que fue llevado al territorio de Estados Unidos, luego de haber sido decomisado desde mayo de éste año en República Dominicana.
Esa acción de alta intensidad en materia de relaciones internacionales es parte de las estrategias de asfixia del Imperio del Norte contra el Gobierno de Nicolás Maduro.
En primer lugar, ese avión no es de Nicolás Maduro, como lo dicen la mayoría de la prensa amarillista a nivel mundial que reseñó el tema. Es un activo perteneciente a la República Bolivariana de Venezuela; escuche se bien, del Estado venezolano, indistintamente que su uso sea presidencial.
Esa confiscación se suma a la serie de agresiones que ha sufrido Venezuela en los últimos años que por cierto, han afectado a todos por igual, porque de manera directa también han afectado nuestra economía y el modo de vida de todos y eso nadie lo puede negar. La confiscación del avión se suma a la lista de agresiones como las que estamos sufriendo con Citgo y otras series de activos a nivel mundial, pertenecientes a nuestra nación.
Voy a fijar posiciones sobre este tema de manera responsable: cualquier venezolano o venezolana que esté a favor de cualquier tipo de sanciones o confiscaciones de activos de la Nación y robos imperiales, evidentemente está siendo participe de acciones delictivas que atentan contra nuestro nación, y en código penal están tipificados como traidores a la patria. Porque Estados Unidos ni ningún país debe meterse en los problemas internos de los venezolanos.
Eso simplemente se llama injerencismo y el injerencismo hay que rechazarlo venga de donde venga.
Por cierto, como cosa curiosa en la participación de la compra y venta del avión confiscado por Estados Unidos se encuentran familiares de los líderes opositores Enrique Capriles Radonski y Antonio Ledezma.
Pero, más allá de eso, está altamente demostrado y justificado, porque es una cuestión de sobrevivencia de las naciones atacadas y sancionadas desde el exterior: maniobrar y buscar alternativas para evadirlas.
Por lo tanto, evadir sanciones imperiales es sobrevivir. Es por eso que el el Gobierno se ve ha visto obligado a tener que buscar formas de evadir esas repudiables sanciones como comprar medicinas, materias primas, armamentos o incluso un avión con fines presidenciales.
Es necesario recordar, que ese comportamiento imperial no es nuevo en el mundo actual. Es la misma persecución que le han aplicado a Vladimir Putin y a los altos funcionarios rusos, así como a los de China, Corea, Bielorrusia, Irán, Nicaragua, entre otros gobiernos que no se le arrodillan al imperio y sus intereses transnacionales.
Pero es necesario informarles a la sociedad mundial que desde aquí en Venezuela, la mayoría de su población rechaza las injerencias y sanciones imperiales.
Asimismo , la mayoría de la población también exige, que el candidato presidencial Edmundo González comparezca ante la Fiscalía General de la República y al Consejo Nacional Electoral a ponerse a derecho y a defenderse de las acusaciones que le están haciendo sobre las supuestas Actas electorales forjadas que él y María Corina Machado publicaron en una página web, donde dice que ganó el pasado 28J. Que demuestre que dice la verdad ante la Jurisdicción Electoral venezolana, y no como irresponsablemente ha venido haciendo, buscando padrinos en Washington y en la OEA. Edmundo, primero debe agotar las instancias administrativas y jurídicas antes de ir a lo internacional, y no lo contrario porque Venezuela no es una colonia de nadie.