El «Plan de la victoria» de Zelenski exige la implicación de Occidente para golpear con sus misiles el corazón de Rusia
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha anunciado que tiene un plan para obligar a Rusia a negociar la paz y que pronto se lo comunicará a la Casa Blanca. Pero la testaruda realidad es que tanto Ucrania como Rusia se afanan en la guerra como única salida al conflicto. Kiev insiste en asestar ataques más implacables dentro de Rusia con misiles occidentales, mientras el Kremlin insiste en desmantelar el sistema energético de Ucrania para agotar a su población ante el invierno.
Estados Unidos duda de la estrategia de Zelenski, que propiciaría una escalada de tensión con Rusia sin precedentes y la casi total involucración occidental en la guerra. La Unión Europea, en cambio, ve con buenos ojos esa iniciativa y cree que hay que dejar que Kiev utilice todo lo que tiene contra Moscú. En Bruselas no se acaba de ver lo cerca que está Rusia.
El Kremlin advierte de que estos pasos podrían desencadenar una tercera guerra mundial y responde atacando a Ucrania donde más le duele, su infraestructura energética. El propio presidente Vladímir Putin afirma que ésta es la respuesta a la ofensiva craniana en Kursk.
Si Moscú mantiene el ritmo actual de los bombardeos con misiles y drones Shahed, el sistema de electricidad ucraniano podría colapsar antes del invierno y buena parte del país quedaría a oscuras y sin calefacción, con la consiguiente repercusión en la moral de la población y en la logística del ejército.
Golpear los puntos neurálgicos de Rusia
Kiev sabe que está inmersa en una carrera contrarreloj para detener el conflicto, aunque sobre la premisa de que esto sólo puede suceder si Rusia es derrotada y se retira sin condiciones de los territorios ocupados en Ucrania, una quinta parte del país, algo que no parece que Moscú vaya a hacer.
Zelenski insiste en que la ofensiva ucraniana en la región rusa de Kursk, donde ha capturado un centenar de localidades en 1.300 kilómetros cuadrados, tiene como objetivo obligar a Rusia a sentarse a la mesa de las negociaciones. Esta semana anunció que tiene un as en la manga para lograrlo.
La jugada de Zelenski para darle la vuelta a la guerra y conseguir doblegar a Rusia pasa, según el medio de información estadounidense Politico, que cita a fuentes de la Casa Blanca, por el bombardeo quirúrgico de objetivos de alto valor estratégico en suelo ruso con los misiles de largo alcance occidentales.
Según la información, Zelenski presentará a Washington un «Plan de la victoria» con los objetivos concretos que piensa atacar con los misiles de largo alcance estadounidenses y europeos, en cuanto la Casa Blanca y sus aliados en la OTAN que han proporcionado este tipo de armamento levanten las restricciones para su uso sobre territorio ruso alejado del frente bélico.
Pero de momento Ucrania no dispone de ese permiso para que misiles como los Storm Shadow británicos, los Scalp franceses o los ATACMS sean empleados contra aeródromos, infraestructuras críticas, cuarteles y otros objetivos militares y estratégicos en el corazón de Rusia.
Occidente juega con fuego y roza la tercera guerra mundial
Estados Unidos ha reconocido que está negociando con Ucrania esa posibilidad. En respuesta, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmó este martes que Occidente «está jugando con fuego». Tal comportamiento es «muy peligroso» para aquellos «a quienes se confían armas nucleares», agregó el diplomático ruso.
Según Lavrov, «Occidente no quiere evitar una escalada de tensión. Está buscando problemas». Al tiempo recordó a Washington que si hay una tercera guerra mundial, al contrario de lo que piensan los estadounidenses, «no afectaría solo a Europa». Y agregó, de forma muy ominosa, que Rusia está «clarificando» su doctrina nuclear.
Además de la utilización de misiles de largo alcance contra blancos neurálgicos en Rusia, Zelenski ha pedido a sus aliados en la OTAN que ayuden a derribar, con sus fuerzas aéreas convencionales y sus sistemas antiaéreos, los misiles y drones con los que Moscú está castigando las infraestructuras ucranianas.
Según Zelenski, en abril pasado, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña ayudaron con sus aviones a frustrar el ataque masivo iraní sobre Israel. «Podríamos hacer mucho en Ucrania para proteger vidas si la aviación de nuestros vecinos europeos operara en coordinación con nuestros F-16 y nuestros sistemas de defensa aérea», dijo Zelenski en un comunicado también esta semana.
Para el presidente ucraniano, «si esta unidad ha sido efectiva en Oriente Medio, también debería funcionar en Europa».
Tras su reunión con los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kuleba, también pidió esta semana que se acelere la entrega de los sistemas de defensa aérea europeos prometidos.
Borrell defiende la guerra total de Ucrania en territorio ruso
La posición de la UE se ha revelado hasta ahora totalmente volcada a las posiciones más belicistas defendidas por Ucrania, incluida esa posibilidad de atacar objetivos en el interior de rusa con armas occidentales.
Este jueves, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y de Seguridad, Josep Borrell, insistió en que los socios comunitarios deben levantar esas restricciones para el uso pleno de los misiles de largo alcance, pues se trata de «legítima defensa», aseveró.
«El armamento que estamos proporcionando a Ucrania tiene que tener pleno uso y las restricciones han de ser levantadas para que los ucranianos puedan apuntar a los lugares desde donde Rusia les está bombardeando; de lo contrario, el armamento es inútil», afirmó Borrell, sin querer comentar las consecuencias que para la seguridad europea podría tener la respuesta rusa a tal movimiento.
El “Plan de la victoria” ucraniano se conocerá en septiembre
El martes, en una rueda de prensa en Kiev, Zelenski anunció que presentará en septiembre su «Plan para la victoria» y que primero se lo enviará al presidente Joe Biden.
Según Zelenski, la clave de este plan está también en la operación de avance masivo en Rusia lanzada por las tropas ucranianas el 6 de agosto y que ya ha entrado en su cuarta semana en el óblast (región) ruso de Kursk.
Ucrania podría utilizar ese territorio ocupado para emplazar sistemas de misiles de largo alcance ATACMS y de otro tipo. De esta forma, acercaría, si cabe más, las lanzaderas a los objetivos y además evitaría que un ataque masivo ruso a los sistemas de misiles ocurriera en territorio ucraniano.
Kursk sería, así, la punta de lanza para el bombardeo pesado de Rusia con misiles estadounidenses y europeos, y también con el nuevo misil balístico de fabricación ucraniana con asistencia occidental, el «Zbroyari». Holanda, Dinamarca y Canadá han proporcionado fondos para la producción en Ucrania de éstas y otras armas en un plazo récord.
Una nueva conferencia de paz
El «Plan para la victoria» de Kiev no solo tiene un ámbito militar. Asimismo dispone de un componente diplomático para difundir el estatus que Ucrania quiere ocupar en la estructura de seguridad mundial y se presentaría en una nueva cumbre internacional sobre el conflicto ucraniano antes de fin de año. Sería la segunda conferencia de paz de este tipo tras la celebrada en Suiza en junio y a la que no fue invitada Rusia.
Esta vez sí se contemplaría la participación de representantes rusos en la conferencia, que, según Kiev, podría celebrarse en algún país del llamado Sur Global, que en su mayor parte se han alineado con Moscú o no lo han condenado por la invasión de Ucrania.
Zelenski afirmó que entregará ese plan para poner fin a la guerra a Biden y a los dos candidatos que compiten para sustituirlo al frente de la Casa Blanca tras las elecciones presidenciales estadunidenses de noviembre, es decir, la actual vicepresidenta del país, Kamala Harris, demócrata, y el expresidente Donald Trump, postulado por el Partido Republicano.
Tal y como indicó este miércoles, el subdirector de la CIA, David Cohen, el ejército ucraniano pretende conservar el control de las zonas invadidas en Rusia durante «algún tiempo», por lo que, agregó, si se produce una contraofensiva terrestre rusa para recuperar ese territorio, habrá combates muy encarnizados, parecidos a los que en estos momentos se producen en Donetsk.
Mientras, Rusia se impone en el este de Ucrania
En esta región del este de Ucrania, desde hace semanas no cesan las conquistas rusas de pequeñas localidades. Rusia controla la mayor parte de Donetsk y pretende aplastar toda la resistencia ucraniana en esta región, parte del territorio del Donbás.
Uno de los objetivos del Kremlin desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022 es tomar la totalidad del Donbás, tradicionalmente prorruso y en guerra por su independencia de Kiev desde 2014, siempre con el apoyo de Moscú.
Esta semana, se anunció la toma de las localidades de Orlivka, Memrik y Kalinove en su avance hacia la ciudad ucraniana de Pokrovsk, la pieza central que pretende cobrarse el Kremlin en Donetsk y que le daría la llave para hacerse con el resto del Donbás que aún está bajo control ucraniano. Semanas atrás se anunció la conquista de Mezhive, Zhelanne, Neu York y Zalizne, en esta misma región.
Zelenski reconoció este miércoles la situación «extremadamente difícil» de las tropas ucranianas en Pokrovsk y otras partes del Donbás, donde «se concentran los principales esfuerzos» militares de Rusia.
En realidad, estaba admitiendo el fracaso de uno de los objetivos ucranianos a la hora de atacar Kursk: que Moscú aligerara la presión sobre la estratégica Pokrovsk y mandara parte de las tropas de Donetsk para detener la incursión ucraniana.
La eventual caída de Pokrovsk, que dejaría expedito a los rusos el camino incluso hasta Járkov, en el norte y ya bajo ataque ruso, podría explicar los pasos dados por Zelenski para reclamar más misiles de largo alcance occidentales y conseguir ya el permiso para usarlos contra el corazón de Rusia. El tiempo realmente se acaba.