LA DEMOCRACIA NO PUEDE SUICIDAR LA PATRIA

Jorge Rachid

Las instituciones del sistema republicano de Gobierno, en el marco de la democracia fueron creadas cuando ya la Patria ya existía, su objetivo era para mejorar el funcionamiento del Estado, protegiendo el interés nacional federal y la protección de los Pueblos.

Esos parámetros reafirmados por los sucesivos procesos institucionales, excepto las dictaduras militares y las proscripciones de amplios sectores de la comunidad, fueron en general avanzando en el mejoramiento institucional y participativo, desde 1853 cuando la Constitución Nacional surgida de la Batalla de Caseros y que fue modificada en 1860, ante los primeros requerimientos, a partir de las luchas populares y socialmente necesarios que surgieron en esos primeros años, hasta llegar a la Ley Saenz Peña que permitió el acceso de Irigoyen al Gobierno. Sólo desde la última dictadura militar y cuando asomó una democracia limitada al Mercado en 1983 , esos parámetros se fueron apagando, apareciendo en el firmamento otras lógicas que fueron cooptando los ámbitos institucionales.

Esas formas dominantes de la cultura neoliberal, que intentaron con el Fin de Historia de Francis Fukuyama, terminar con las ideologías, como si eso fuese posible, para dar paso a los esquemas mercantilistas y de lucro, de un capitalismo que fue siendo transformado de productivo a financiero, abandonando a los intereses del Pueblo, echado a las brasas de esa prioridad macro económica, como sucede hoy en la Argentina.

La pregunta que surge es entonces cuándo una democracia comienza a ser agredida por las mismas instituciones a las cuales dio origen, como sistema republicano y federal de Gobierno, al adoptarse medidas anti constitucionales y lesivas a la defensa estratégica del país, que son contempladas por la dirigencia política, como espacios en disputa de letra chica, cuando en realidad lo que está en juego es la Patria y el futuro del Pueblo.

Desde un endeudamiento que amputa la soberanía nacional, que graciosamente se va tornando en natural y de necesario cumplimiento, ante las imposiciones derivadas de la misma por los organismos multilaterales de crédito, herramientas de la colonización que junto a la penetración cultural, constituyen las bases de la disolución nacional.

Dicho proceso que se despliega en la Argentina con total impunidad, con la complacencia de algunos sectores que se dicen opositores pero son funcionales a la entrega del Patrimonio Nacional, los oficialistas que acompañan y han perdido toda concepción de Patria y una oposición firme pero débil, desde el punto de vista político al presentarse fragmentado y con debilidades doctrinarias, que impiden describir el propio proyecto nacional de liberación, debilitan la lucha.

Si los enemigos de la Patria y el Pueblo, logran su cometido de avanzar en función de los planes de diseño estratégico de fragmentar aún más a nuestro país, estaremos indefensos ante las nuevas generaciones, que van naturalizando la disolución nacional, al no poder concebir un sentimiento patriótico que se va perdiendo, ante el avance de la dominación cultural, ajena al interés nacional, cultivando valores ajenos, anglosajones y europeos centralmente, que van desde lo cotidiano alimenticio hasta el cambio del lenguaje diario, incorporando palabras en otros idiomas que no son inocentes, sino que van ocupando el espacio simbólico de la conciencia colectiva del pueblo, avanzando sobre la Identidad y la Memoria histórica, familiar y social.

Es hora entonces de aclarar que significa transitar una democracia limitada y un Gobierno surgido de la misma que agrede, entrega, diluye el rol del estado, permite la penetración de ejércitos extranjeros, endeuda, se subordina, obedece demandas externas, se arrodilla ante los poderosos, ajusta a los necesitados, reprime, crea dolor social inmenso, destruye la industria y los avances científicos tecnológicos, privatiza las empresas que construyen soberanía, le entrega la defensa nacional a los enemigos de la Patria, siendo el Pueblo testigo de su desaparición, tal como la conocemos.
Es una demanda de la hora, constituir un frente de lucha que aglutine los sectores nacionales, patrióticos y populares que estén dispuestos a impedir ésta situación que pretende ampararse en herramientas institucionales, que son usadas para destruir el presente y el futuro del país, llevándolo a una crisis terminal. Muchos no seremos testigos sino protagonistas de una nueva gesta que se avecina, antes que sea tarde.
Jorge Rachid
CABA, 27 de septiembre de 2024

BIBLIOTECA
Juan José Hernández Arregui: La formación de la conciencia Nacional Ed. Peña Lillo
Bonilla Alcira Rosero Morales José Fornet-Betancourt: Desafíos para una Filosofía Intercultural Nuestroamericana Ed. Universidad del Cauca
Jorge Francisco Cholvis: El debate contemporáneo y la Constitución Marginada Ed. Fabro