Miguel A. Jaimes N.
Venezuela.
La realidad mundial del petróleo es grave. Quizás la más delicada hasta ahora. La verdad cercana al petróleo se dará antes del 2050, pero la misma no será alarmante como muchas agencias lo han esperado. El petróleo no dejará de ser un asunto de prioridad tanto para los países productores como para los consumidores. Si durante más de un siglo ha sido parte importante de la energía que mueve al planeta, hoy no podemos llegar a compartir un escenario donde vayamos a creer que el mismo pueda asustarnos.
En dos décadas y media estaremos en el año 2050. Para entonces las proyecciones son escalofriantes, pero si algunos desde occidente deseen tomarlas como alarmistas están en todo su derecho al tratar de imponer su caos, aunque la mayoría de países productores y consumidores deberían tomar como algo normal su desarrollo y consumo.
El precio del barril ha sido estable desde el año 2022, esto, producto de la guerra en Ucrania y los nuevos ataques en el Golfo Pérsico y amenazas por parte de las locuras sionistas de Israel contra Palestina, Irak, Líbano y Siria. Nos imaginamos que las salas situacionales en Occidente principales armadores de conflictos tendrán claro que de seguir prolongando los mismos todas las energías irán en aumento y que el barril de petróleo muy pronto va a sobrepasar los tres dígitos.
Aunque occidente debería estar al menos pensando en la emergencia energética que se avecina. Se necesitarán para los próximos veinte y cinco años, es decir como fecha tope el 2050 diecisiete billones y medio de dólares para alcanzar y cubrir la demanda mundial de crudo, y está no descansará hasta rozar su consumo diario sobre los ciento veintiséis millones de barriles. Esto significa obligatoriamente que deberán invertirse seiscientos cuarenta mil millones de dólares al año.
Solo las tareas de exploración y producción se llevarán catorce billones de dólares hasta la misma fecha del 2050. De hacerse, esto representaría quinientos veinte y cinco mil millones de dólares al año.
Las proyecciones y trabajos desde ya se expresan en los Upstream, Midstream y Downstream, tres grandes sectores o campos donde se dividen y clasifican las industrias de los hidrocarburos del mundo; petróleo y gas.
En el Upstream se ubican los sectores de exploración y producción. Conseguir gas y petróleo son conocidos en la industria de los hidrocarburos con las siglas E&P. Se explora, luego se perfora y finalmente se extrae el producto. De allí se miden los inventarios. Esta es una de las actividades más importantes pues de allí se calculan las reservas de un país.
El Midstream es el almacenamiento y comercialización en grandes cantidades de petróleo y licuefacción del gas natural para luego transportarlos por tuberías, ferrocarriles, barcazas, tanqueros, metaneros, y camiones, finalmente, almacenarlos para un destino o procesamiento.
En el Downstream se encuentra todo lo que tiene que ver con las tareas de refinación del petróleo crudo y procesamiento, también tiene que ver con la purificación del gas natural. Este se transforma en gasolina, querosén, combustibles aeronáuticos, gasóleo, fueloil, lubricantes, ceras, asfalto, gas natural, gas licuado del petróleo y miles de productos petroquímicos.
Bien, la emergencia está declarada para la sobrevivencia tanto en los Downstream donde se necesitarán casi dos billones de dólares, mientras que en el Midstream deberán invertirse casi un billón y medio más de la moneda norteamericana.
Pero el mundo del petróleo y el gas están llenos de amenazas. Chantajes como los de Guyana quienes no pertenecen a la OPEP y se han convertido en uno de los países que da crudo con descuento a EE. UU. adonde ha incrementado sus colocaciones. Crudo que se extrae de territorios reclamados por Venezuela.