85.000 estibadores portuarios de Estados Unidos han comenzado una huelga

2 de octubre de 2024

Cinco semanas antes de las elecciones presidenciales estadounidenses, los estibadores portuarios de la costa este anunciaron ayer que iban a ir a la huelga, convocados por el sindicato ILA, la Asociación Internacional de Estibadores.
Es la primera gran huelga en la costa estadounidense en 50 años. La organización precisó que todos los puertos entre Maine (noreste) y Texas (sur) estaban paralizados.
“Estamos dispuestos a luchar el tiempo que sea necesario, a permanecer en huelga el tiempo que sea necesario, para obtener los salarios y la protección que nuestros miembros merecen”, advirtió, en un comunicado de prensa, el dirigente de la ILA, Harold Daggett, al frente de unos 85.000 estibadores portuarios estadounidenses.

Este paro laboral generalizado se produce en un contexto en el que las discusiones con la Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX), que representa a los empresarios de 36 puertos repartidos entre Maine y Texas, en el Golfo de México y en Florida (sur), están en un punto muerto.
El meollo del problema es la negativa a cualquier discusión durante semanas por parte de los empresarios, impidiendo así un acuerdo sobre el nuevo convenio sexenal. “Los miembros de la ILA merecen ser compensados ​​por el importante trabajo que realizan para mantener el flujo y el crecimiento del comercio estadounidense. Sin embargo, esos mismos miembros continúan paralizados por la inflación debido a una compensación deficiente e injusta”, dice el sindicato.
El convenio que vincula a empresarios y trabajadores de los puertos de la Costa Este y del Golfo de México durante seis años expiró el lunes. Se trata de 25.000 miembros que trabajan en las terminales de catorce puertos importantes (Boston, Nueva York, Filadelfia, Baltimore, Savannah, Miami, Tampa e incluso Houston). Por su parte, los puertos de la costa oeste siguen cubiertos por un acuerdo social independiente firmado el año pasado.
Es la huelga más disruptiva desde hace décadas porque interrumpe el flujo de las importaciones y exportaciones de Estados Unidos. Podría reducir el PIB estadounidense entre 4.500 y 7.500 millones de dólares cada semana.
Se espera que la primera semana de huelga cueste 2.100 millones de dólares, incluidos 1.500 millones de dólares en bienes perdidos (como productos perecederos). Una importante espina clavada en el costado del gobierno de Biden, a cinco semanas de las elecciones presidenciales estadounidenses.