Lula, los BRICS y la marca de la bestia.
Prof. José Garcés
LAUICOM
El veto de Brasil para evitar que Venezuela ingrese en los BRICS se sintió como una puñalada a traición. La posición indescifrable de Lula y abiertamente agresiva de Amorin, sepultaron las ilusiones de un país vapuleado por más de 930 inmisericordes MCU. Maniatar a través de sanciones la actividad económica de un país es un crimen que condena a la pobreza a millones de ciudadanos poseedores de una de las mayores riquezas del planeta. En este momento me viene a la mente la profecía del Apocalipsis 13:16-18 «Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre». Así, el imperialismo ha marcado a Lula para que pueda comerciar libremente y ha condenado al ostracismo a la Revolución bolivariana. La vía para ampliar el comercio de nuestras riquezas se va difuminando gracias a la traición de Lula, quien pasará a la historia como un despreciable falsario y compartirá escaños con Judas Iscariote y con Brutus. Recordando a éste último, el asombro del pueblo venezolano es comparable al de Julio Cesar, cuando al recibir la puñalada y darse cuenta de quién era el que se la daba, y que era justamente el más querido y su pupilo preferido, y entre decepcionado, triste y todavia incrédulo preguntó, (supongo que con la voz quebrada) ¿Tu también Brutus? Así, con dolor en el alma, el pueblo venezolano, al amanecer de este 25 de octubre, pregunta: ¿Tu también Lula?
Venezuela ha sido inmensamente solidario con Brasil y en especial con Lula, muestra de ello es la electricidad que se le aporta al norte de Brasil, el oxígeno que se le envió durante la pandemia, las contínuas demostraciones de apoyo a Lula y a Dilma cuando se vieron acusados y encarcelados; nada de esto cruzó por la mente de Lula al ejercer el veto.
La Revolución bolivariana habrá de seguir ejerciendo la solidaridad aunque reciba puñaladas a traición, sencillamente porque como verdadera revolución esta movida por grandes sentimientos de amor, como sentenciaba el Ché. La Revolución bolivariana persistirá en su apostolado ofreciendo apoyo y amor, porque sabemos que el principal beneficiario es el que ama, por eso el Karmapa decía: «He escuchado mil canciones que dicen: Estoy buscando alguien que me haga feliz; no he escuchado la primera canción que diga: Estoy buscando a alguien para HACERLO feliz». Es decir, los que amamos, podemos desesperanzarnos momentáneamente, pero no podemos casarnos de amar. Tal vez, esta traición de Lula nos sirva para entrenarnos en «Trabajar sin esperar resultados» como recomendaba el Buda. Los revolucionarios sabemos que los actos de entrega y amor serán oscurecidos por el egoísmo, y así seguirá asignando apartamentos a personas que van a cacerolear en la próxima intentona golpista y será solidaria con países que la traicionarán a las primeras de cambio; eso no lo podemos evitar porque está en nuestra naturaleza amorosa y solidaria. Por eso el apóstol de la Revolución cubana, José Martí, decía: «Los venezolanos son seres hermosos, no saben contar». Es decir , cuando los venezolanos damos, lo hacemos a manos llenas. Recibimos esta traición como hemos recibido muchas en el pasado; simplemente recordemos todos los vituperios y traiciones que recibió nuestro Simón, sin lugar a dudas, el hombre más grande de América, y aun así siguió amando y sigue haciéndolo desde el eter.
Sirva esta traición de Lula para hacernos ver que la naturaleza humana es frágil y veleidosa y que no vamos a claudicar en nuestro empeño de hacer un mundo mejor signado por la solidaridad y el amor.
Los que quieran liberarse de la marca de la bestia pueden venir a acompañarnos en este camino que trazó Bolívar y desmalezó el Comandante Chávez. Nosotros vamos a seguir «labrando el porvenir con viejos bueyes» como cantó Silvio.
Es una lástima que Lula solo se vea a través de los ojos del conquistador. Esta visión errónea le hace creer que está solo y que tiene que competir con el mundo. Tenemos que aprender a vernos con todas nuestras virtudes y potencialidades. Buda decía: «Si tú pudieras verte como yo te veo, alcanzarías la iluminación inmediatamente».
Nosotros, que si nos reconocemos en nuestra hermosura y en nuestras potencialidades , vamos a seguir repartiendo amor y solidaridad, aunque nos duelan en el alma las traiciones. Porque, y parafraseando a Carlos Angulo: no podemos construir un mundo con las prácticas con que fue destruido.