Estados Unidos, Cuba y la promesa de Trump de «Arreglar Todo lo que está mal»

President Donald Trump listens during a signing ceremony for criminal justice reform legislation in the Oval Office of the White House on Dec. 21, 2018, in Washington.

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por Henrik Hernandezpublicado en noviembre 6, 2024

Introducción

El reciente artículo de El País sugiere que Donald Trump podría, probablemente, ser el ganador de las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos. En su discurso de victoria, Trump no solo proclamó una «victoria política sin precedentes», sino que prometió «sanar al país» e iniciar una «edad de oro». Entre sus palabras más resonantes, declaró: «Vamos a arreglar todo lo que está mal en este país». Ante esta declaración, resulta oportuno recordar que uno de los aspectos que Trump podría y debería realmente «arreglar» es la relación de EE. UU. con Cuba.

La política exterior de EE. UU. hacia Cuba ha sido históricamente confrontativa, caracterizada por sanciones económicas, campañas de propaganda, y la injerencia en los asuntos internos de la isla. Desde el bloqueo hasta las políticas de asfixia económica, es evidente que esta relación hostil ha generado más problemas que beneficios, y ha sido condenada repetidamente en foros internacionales, incluidos más de 30 años de votaciones en las Naciones Unidas.

Sr. Trump, si quiere arreglar, empiece por hacerlo bien

Entonces, Sr. Trump, si realmente desea “arreglar todo lo que está mal”, a continuación le presentamos una lista de acciones concretas que podrían marcar una diferencia histórica en su política exterior hacia Cuba, transformando décadas de antagonismo en oportunidades de cooperación y paz:

Levantar el bloqueo económico y desmantelar las leyes que lo sustentan

El bloqueo ha afectado gravemente a la economía cubana y al bienestar de su población. Para aliviar este sufrimiento y abrir nuevas oportunidades, es crucial desmantelar el marco jurídico que sostiene el bloqueo, incluyendo leyes como la Helms-Burton y la Ley Torricelli. Este cambio permitiría que Cuba participe plenamente en el comercio internacional, eliminando una política que ha sido rechazada universalmente y que afecta tanto a cubanos como a estadounidenses.

Retirar a Cuba de la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo

La inclusión de Cuba en esta lista carece de justificación y tiene como único propósito añadir obstáculos a la economía y las relaciones internacionales de la isla. Retirar a Cuba de esta lista permitiría a la isla acceder al sistema financiero global sin restricciones injustificadas y reforzaría el compromiso de EE. UU. con la equidad y la diplomacia.

Cese de la propaganda y campañas subversivas

Las transmisiones radiales, televisivas y en redes sociales que promueven la desinformación y el descontento en Cuba y engaño a la opinión pública internacional son una estrategia obsoleta y hostil. Poner fin a estas campañas ayudaría a crear un clima de respeto y transparencia, y permitiría que ambas naciones mantengan un diálogo real, sin interferencias en la percepción de sus poblaciones.

Devolución de la Base Naval de Guantánamo

La base militar en Guantánamo es una reminiscencia de la intervención estadounidense en la región, un enclave colonial en el corazón del pueblo cubano. Su devolución a Cuba sería un acto de justicia histórica y mejoraría la imagen de EE. UU. en América Latina, reforzando la soberanía cubana y eliminando un símbolo de dominio extranjero.

Extraditar a Cuba o juzgar a personas implicadas en actos terroristas contra la Isla

En suelo estadounidense, existen personas y grupos que han planeado y ejecutado acciones violentas contra la infraestructura y figuras del gobierno cubano. Juzgar a estas personas o extraditarlas a Cuba sería un acto de justicia que honraría los principios internacionales contra el terrorismo y las leyes de derechos humanos.

Cese del financiamiento directo e indirecto a actividades subversivas de todo tipo

La financiación de actividades que buscan socavar al gobierno cubano es otra forma de injerencia que no ha hecho más que profundizar la desconfianza. Dejar de financiar estos esfuerzos sería un paso significativo hacia una relación bilateral más estable y respetuosa, dejando que los propios cubanos decidan su futuro sin presiones externas.

Fomentar una migración justa, legal y organizada

Para alcanzar un flujo migratorio ordenado y seguro entre Cuba y Estados Unidos, es fundamental eliminar políticas discriminatorias como la Ley de Ajuste Cubano y la antigua política de «Pies Secos, Pies Mojados», que fomentaban la emigración irregular y creaban desigualdades respecto a otros migrantes. Estas leyes, que incentivaban a los cubanos a arriesgar sus vidas en peligrosos viajes, deben ser reemplazadas por acuerdos bilaterales que promuevan vías legales y seguras para la migración, basadas en el respeto mutuo y en principios de equidad y legalidad. Crear un marco migratorio regular y equitativo entre ambas naciones no solo aliviaría la presión migratoria en la región, sino que también fortalecería los lazos familiares y contribuiría a una relación más estable y justa.

Sr. Trump, la oportunidad de «arreglar lo que está mal» está ante Usted, y la política hacia Cuba es uno de los ámbitos donde una mejora real podría contribuir a su propósito de sanar al país. Promover la paz, el respeto mutuo y la cooperación internacional también abriría una nueva página en la relación de Estados Unidos con América Latina, alejándose de la histórica intervención y acercándose a una diplomacia de respeto y colaboración.

En su mandato tiene usted la oportunidad de dejar un legado distinto, demostrando que es posible superar los conflictos del pasado y construir puentes. Con voluntad política y una mirada hacia el futuro, estos pasos pueden marcar el inicio de una «edad de oro» en la relación entre Estados Unidos y Cuba, contribuyendo a la paz y estabilidad en el hemisferio.

Fuentes consultadas:

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Este artículo fue actualizado en noviembre 6, 2024