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JOAN KRAVALL
Mientras el diario Marca y otros medios han sido complices, Netflix destapa la verdad sobre el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Heremoso y la implacable lucha de las jugadoras.
El reciente documental de Netflix, “#SeAcabó: Diario de las campeonas”, no solo relata el beso no consentido que Luis Rubiales, entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), dio a la jugadora Jenni Hermoso tras la victoria en el Mundial de 2023. También expone el oscuro entramado de machismo institucional en la RFEF y cómo este fue sostenido y reforzado de manera infame por los medios de comunicación, en particular por el diario Marca (derechista), el medio más leído en el estado español. Lejos de ser simples observadores, medios como Marca desempeñaron un papel clave en la perpetuación del abuso y en la neutralización de los intentos de cambio liderados por las propias futbolistas.
El punto de inflexión ocurrió en 2023, cuando quince jugadoras de la selección enviaron una carta a la RFEF reclamando mejoras en sus condiciones laborales y pidiendo el cese del entonces entrenador Jorge Vilda, un enchufado de la Federación a pesar de sus demostradas carencias para el puesto y quien se auto-renovaba el contrato año tras año debido un entramado corrupto dentro de la institución que así lo permitía. Las futbolistas denunciaron actitudes de control e intimidación por parte de Vilda, quien, además, supervisaba su vida privada con prácticas invasivas, como revisar sus habitaciones durante las concentraciones. Esta solicitud de cambio fue respondida con un comunicado severo de la RFEF, donde se descalificaban las demandas de las jugadoras, calificándolas de “presiones inaceptables” y asegurando que no se toleraría que “ninguna jugadora” cuestionara al cuerpo técnico.
Marca no tardó en alinearse con la postura de la Federación, calificando en su portada la protesta de las futbolistas como “chantaje” y señalando a las jugadoras con nombres y apellidos, con la intención de exponerlas a la opinión pública. La cobertura del diario, en lugar de profundizar en las razones de las jugadoras y dar espacio a sus denuncias, desvió la atención hacia la supuesta “rebeldía” y “deslealtad” del grupo. Titulares como “Motín de las 15” y comentarios despectivos hacia las futbolistas definieron la cobertura de casi toda la prensa deportiva, que se unió al discurso de la RFEF de que este era un “capricho” de las jugadoras, desacreditando así su lucha por mejorar el entorno laboral y denunciando las irregularidades de la Federación.
La situación cambió radicalmente tras el escándalo del beso de Rubiales a Hermoso, un acto que fue condenado a nivel global y que impulsó la movilización feminista en el estado español.
El documental de Netflix recoge estos momentos de tensión y revela cómo el abuso de poder no solo fue tolerado, sino activamente respaldado por figuras como el propio Rubiales, quien, con el apoyo de su entorno y de la prensa, intentó forzar a Hermoso a retractarse de su postura. Tras el incidente, Rubiales incluso intentó presionar a la jugadora para que aceptara públicamente que el beso había sido consensuado, lo cual Hermoso rechazó.
A lo largo del documental, exjugadoras de la selección y actuales figuras como Alexia Putellas, Aitana Bonmatí y Sandra Paños relatan no sólo el episodio del “pico” no deseado, sino las décadas de machismo institucional que han sufrido, desde los comentarios denigrantes del antiguo entrenador Ignacio Quereda hasta el control excesivo de Vilda y su entramado mafioso.
El punto culminante fue cuando Rubiales, durante la Asamblea de la RFEF el 25 de agosto de 2023, se negó a dimitir entre aplausos de los asistentes y utilizó la asamblea para victimizarse y atacar a sus críticos, incluyendo a personalidades políticas y al movimiento feminista, al cual descalificó abiertamente. En esa misma reunión, Rubiales aprovechó para ratificar su apoyo a Vilda y para mentir y manipular, alegando que “fue ella” (en alusión a Jenni Hermoso) quien había buscado el beso.
Esta huida hacia adelante de Rubiales fue tan descarada que acabó explotándole en la cara porque provocó que las jugadoras campeonas del mundo, y con el apoyo de muchas otras jugadoras, se plantaran frente a todo el sistema y se negaran a acudir a la selección hasta que no se produjeran cambios estructurales en la Federación. La movilización comenzó en redes sociales bajo el lema #SeAcabó, cuyo hashtag tuvo origen en un twit de la valiente capitana Alexia Putellas, que fue implacable en el apoyo a Jenni Hermoso y en defensa de la verdad de lo que había pasado.
Esto es inaceptable. Se acabó. Contigo compañera @Jennihermoso
La inmensa repercusión tanto en redes sociales como a nivel internacional, junto al apoyo de otras selecciones de fútbol femenino, finalmente generó que rodaran cabezas.
La narrativa que se desprende de “#SeAcabó: Diario de las campeonas” muestra no sólo la heroicidad de las capitanas de la selección española femenina sino también cómo, sin esta colaboración mediática, habría sido más difícil para la RFEF mantener la opresión y el machismo sistémico que caracterizó su gestión durante muchos años.
Este episodio consolida nuevamente una verdad incómoda: la prensa deportiva, en lugar de servir de vigilante de las instituciones o tan solo relatar la verdad de lo que ocurre en el deporte, se ha convertido en una extensión de los intereses de clubes y federaciones, actuando como escudo ante las críticas y como mecanismo de represión para quienes buscan cambios. Hoy, sin embargo, podemos celebrar que las “rebeldes” cuentan con el respaldo de una mayoría social, especialmente mujeres, que ven en su lucha un símbolo de resistencia frente a las estructuras de poder opresivas y patriarcales.
Especial para La Haine
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