Un ángulo complementario: Memoria Histórica

La fábrica soviética que ensamblaba misiles como si fueran salchichas
29 de noviembre de 2024

La semana pasada se produjo una de las novedades importantes de la Guerra de Ucrania, cuando Rusia atacó la fábrica Yuzhmash con el nuevo misil Oreshnik. No era la primera vez que los rusos intentaban destruir esa fábrica y tampoco están seguros de que el último ataque fulminante haya acabado con ella, porque Yuzhmash es uno de aquellos gigantescos complejos fabriles de la época soviética.

“Los soviéticos diseñaron el complejo para que fuera extremadamente resistente”, dice Vyacheslav Smolenko, el antiguo director de la fábrica, en una entrevista con la agencia de noticias Tass (*). Es una especie de ciudad extensa. Ocupa una enorme extensión, 750 hectáreas, dividida en varias unidades. Un autobús interior recorre la fábrica con paradas regulares. Demoraba medio día recorrer caminando de un taller a otro.

La Fábrica Mecánica de Pavlograd (PMZ) también ocupa vastos territorios. Pavlograd está a 30 kilómetros de Yuzhmash. Allí se fabricaron los BZHRK (sistemas de misiles de combate ferroviarios). Junto a la PMZ se encuentra la planta química de Pavlograd (PChZ), que fabrica desde combustibles sólidos para cohetes hasta explosivos y el PFM-1 “Lepestok”.

En la época soviética Yuzhmash era un centro avanzado donde trabajaban 4.500 matemáticos, informáticos, diseñadores e ingenieros. Fabricaba 100 misiles balísticos intercontinentales (ICBM) al año. Salían misiles como salchichas, dice su antiguo director, Vyacheslav Smolenko: uno cada tres días. Nadie en el mundo logró algo parecido. Cuando Jrushov golpeaba la mesa de la ONU con el zapato, todo el mundo hablaba de Yuzhmash.

Pero también se fabricaban naves espaciales, satélites espías, equipos de teledetección terrestre y de guerra electrónica.

Yuzhmash tiene una subestación eléctrica enorme, y no sólo para alimentar a una empresa gigante, sino también a la ciudad de Dnepropetrovsk, que también funciona con ella. Aunque destruyas la subestación, la fábrica puede seguir funcionando. La propia planta fue construida, diseñada y operada teniendo en cuenta un ataque nuclear directo. Puede instalar talleres desde arriba y la energía y la ventilación funcionarán abajo.

Los ataques de los rusos con misiles contra las fábricas de Yuzhmash, PChZ, PMZ, Motor Sich y Artem destruyeron el programa de misiles del régimen de Kiev. Pero no destruyeron la posibilidad de reanudar la producción de misiles.

Cuando la mayor fábrica de armas se vendió por un dólar
Tras el Golpe de Estado de 2014 en Kiev, la fábrica estuvo a punto cerrar, pero reapareció como Firefly Aerospace, una marca blanca de Northrop Grumman, que la había comprado por un dólar. Una ganga. Cuando el Pentágono desembarcó en Yuzhmash travestido de Firefly Aerospace, echó a volar de nuevo. Fue una época de transición: una parte de Rusia y otra de Estados Unidos.

El 75 por cien de la configuración de la lanzadera espacial Zenit recayó en Rusia: motor, cuerpo de aluminio, combustible, sensores de cohetes, cables, titanio. Los misiles fabricados por Yuzhmash eran rusos aunque se ensamblaban en Ucrania. Lo mismo se puede decir de las turbinas eólicas y las palas de los aerogeneradores, globos aerostáticos, turborreactores.

La fábrica Yuzhmash también está estrechamente vinculada al diseño de los aviones Antonov. Los chasis del An-148, An-140, An-178 y An-158 fueron diseñados allí. De aquella fábrica soviética salieron también los científicos e ingenieros que fabrican los cohetes para el Starlink de Elon Musk.

Pero los más interesados por Yuzhmash son los británicos, que nunca han conseguido fabricar misiles balísticos y ahora tienen la oportunidad de hacerlo. Pueden fabricar misiles Grom-2, un arma táctica-operativa con un alcance de 500 kilómetros, que podrían estirar hasta los 5.000.

“Yuzhmash debe regresar a casa, porque fue creado por la gran Unión Soviética gracias al trabajo pr21

Memoria Histórica
La fábrica soviética que ensamblaba misiles como si fueran salchichas
Redacción29 de noviembre de 2024

La semana pasada se produjo una de las novedades importantes de la Guerra de Ucrania, cuando Rusia atacó la fábrica Yuzhmash con el nuevo misil Oreshnik. No era la primera vez que los rusos intentaban destruir esa fábrica y tampoco están seguros de que el último ataque fulminante haya acabado con ella, porque Yuzhmash es uno de aquellos gigantescos complejos fabriles de la época soviética.

“Los soviéticos diseñaron el complejo para que fuera extremadamente resistente”, dice Vyacheslav Smolenko, el antiguo director de la fábrica, en una entrevista con la agencia de noticias Tass (*). Es una especie de ciudad extensa. Ocupa una enorme extensión, 750 hectáreas, dividida en varias unidades. Un autobús interior recorre la fábrica con paradas regulares. Demoraba medio día recorrer caminando de un taller a otro.

La Fábrica Mecánica de Pavlograd (PMZ) también ocupa vastos territorios. Pavlograd está a 30 kilómetros de Yuzhmash. Allí se fabricaron los BZHRK (sistemas de misiles de combate ferroviarios). Junto a la PMZ se encuentra la planta química de Pavlograd (PChZ), que fabrica desde combustibles sólidos para cohetes hasta explosivos y el PFM-1 “Lepestok”.

En la época soviética Yuzhmash era un centro avanzado donde trabajaban 4.500 matemáticos, informáticos, diseñadores e ingenieros. Fabricaba 100 misiles balísticos intercontinentales (ICBM) al año. Salían misiles como salchichas, dice su antiguo director, Vyacheslav Smolenko: uno cada tres días. Nadie en el mundo logró algo parecido. Cuando Jrushov golpeaba la mesa de la ONU con el zapato, todo el mundo hablaba de Yuzhmash.

Pero también se fabricaban naves espaciales, satélites espías, equipos de teledetección terrestre y de guerra electrónica.

Yuzhmash tiene una subestación eléctrica enorme, y no sólo para alimentar a una empresa gigante, sino también a la ciudad de Dnepropetrovsk, que también funciona con ella. Aunque destruyas la subestación, la fábrica puede seguir funcionando. La propia planta fue construida, diseñada y operada teniendo en cuenta un ataque nuclear directo. Puede instalar talleres desde arriba y la energía y la ventilación funcionarán abajo.

Los ataques de los rusos con misiles contra las fábricas de Yuzhmash, PChZ, PMZ, Motor Sich y Artem destruyeron el programa de misiles del régimen de Kiev. Pero no destruyeron la posibilidad de reanudar la producción de misiles.

Cuando la mayor fábrica de armas se vendió por un dólar
Tras el Golpe de Estado de 2014 en Kiev, la fábrica estuvo a punto cerrar, pero reapareció como Firefly Aerospace, una marca blanca de Northrop Grumman, que la había comprado por un dólar. Una ganga. Cuando el Pentágono desembarcó en Yuzhmash travestido de Firefly Aerospace, echó a volar de nuevo. Fue una época de transición: una parte de Rusia y otra de Estados Unidos.

El 75 por cien de la configuración de la lanzadera espacial Zenit recayó en Rusia: motor, cuerpo de aluminio, combustible, sensores de cohetes, cables, titanio. Los misiles fabricados por Yuzhmash eran rusos aunque se ensamblaban en Ucrania. Lo mismo se puede decir de las turbinas eólicas y las palas de los aerogeneradores, globos aerostáticos, turborreactores.

La fábrica Yuzhmash también está estrechamente vinculada al diseño de los aviones Antonov. Los chasis del An-148, An-140, An-178 y An-158 fueron diseñados allí. De aquella fábrica soviética salieron también los científicos e ingenieros que fabrican los cohetes para el Starlink de Elon Musk.

Pero los más interesados por Yuzhmash son los británicos, que nunca han conseguido fabricar misiles balísticos y ahora tienen la oportunidad de hacerlo. Pueden fabricar misiles Grom-2, un arma táctica-operativa con un alcance de 500 kilómetros, que podrían estirar hasta los 5.000.

“Yuzhmash debe regresar a casa, porque fue creado por la gran Unión Soviética gracias al trabajo de todo el gran pueblo soviético. No es una invención ucraniana, no es una herencia ucraniana. Es el legado de la gran Unión Soviética, que creó una empresa tan gigantesca mediante esfuerzos y gastos increíbles. Ucrania no tiene este tipo de campo de entrenamiento y no hay territorio ni caminos para lanzar misiles”, concluye Smolenko.

También parece claro que un gran número de personas siguen siendo muy leales a la Unión Soviética y su sistema, dice la agencia Tass, y ​​no todas residen en Rusia. La OTAN espera una vez más utilizar a sus antiguos enemigos para estimular el desarrollo de sus armas, porque no puede producir científicos del mismo calibre.

Rusia ha desarrollado las matemáticas y las nuevas ciencias físicas y materiales que las acompañan, que están más allá de las capacidades de los científicos occidentales, lo que explica por qué no son capaces de dominar los nuevos principios científicos que hacen posibles los vuelos y las armas hipersónicas.

(*) https://karlof1.substack.com/p/tass-interview-of-former-yuzhmash