No importa dónde se nace, ni dónde se muere, sino dónde se lucha.
Simón Bolívar
08/11/2024.- A los 23 días de nacido, hoy Daniel asegura que ganó su primera posición en el line-up del equipo venezolano, porque venció a la dolencia que pretendía cerrarle su derecho al cupo en el juego de la vida. Por esa batalla que libró en una incubadora del Hospital de Niños de San Bernardino, el recién nacido fue bautizado como Rebelde, por los familiares de los bebés que recién habían entrado en el escenario de la luz.
Resulta que el padre de Rebelde, como militante de la causa revolucionaria y bolivariana, conocía la historia de Ho Chi Minh, uno de los rebeldes más universales por haber dirigido la lucha que dio al traste, hace 79 años, con tres potencias militares: Francia, Japón y Estados Unidos, que insisten en ser los dueños del mundo.
En el Hospital de Niños, definitivamente había nacido el niño Rebelde, pero a la primera calle de la parroquia El Valle, al suroeste de Caracas, había llegado Ho Chi Minh. Sin embargo, la familia hubo de resolver algunos acuerdos entre ellos, por ejemplo, que el nombre Daniel debía ser incluido en la kilométrica identificación personal del recién llegado, porque el taita llevaba esa identificación. De tal manera que el nombre definitivo quedó como Daniel Ho Chi Minh Romero Ramírez.
Faltaba, sin embargo, solventar dos temas no menos importantes: el chalequeo de los amiguitos que le decían chino o coreano al jovencito de El Valle y, además, que el extraño nombre no cabía en la parte posterior del uniforme de béisbol, porque a los siete años, ya a Daniel Ho Chi Minh lo habían inscrito en la escuela de béisbol de La Rinconada, al suroeste de Caracas.
Al iniciarse la diatriba familiar, en un momento, Daniel pensó en renunciar al nombre del rebelde vietnamita, pero al final surgió la fórmula del nombre mixto, encabezado por Daniel. Así figuró en el espaldar de su uniforme beisbolero, con el cual se desempeñó como pícher de categoría menor, pero al llegar a juvenil debió colgar el guante, debido a problemas de salud relacionados con la secuela de las dolencias que lo habían aquejado durante su nacimiento. De esta manera, los sueños de llegar a vestir el uniforme de los Tiburones de La Guaira, o de alguna divisa de la llamada gran carpa, se habían esfumado. Sin embargo, el Rebelde insistió y hoy el nombre de Daniel Ho Chi Minh está impreso en el uniforme del equipo de una novena de sóftbol llamada Los Pitbulls, donde hoy el joven, de 19 años, se desempeña como defensor, esquina caliente o tercera base.
La historia no queda ahí, porque el Ho Chi Minh de El Valle insiste en crecer en medio del ambiente deportivo, además del sóftbol. Actualmente es estudiante de Comunicación Social en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), porque sueña con ser redactor deportivo y comentarista, sobre todo de béisbol. Desde hace pocos meses, se desempeña como operador en Oyeven 106.9 FM, una emisora de radio que está ubicada en la Escuela Robinsoniana del Frente Francisco de Miranda.
Como buen amante del deporte, Ho Chi Minh se declara admirador del lanzador Félix Hernández, quien lanzó en la gran carpa para los Marineros de Seattle y Orioles de Baltimore. También es seguidor de los Tiburones de la Guaira, como su padre, un revolucionario que no se pela el programa Con el mazo dando, porque además lo dirige el «guaireño» Diosdado Cabello.
Honor a los héroes
La admiración de la familia Romero Ramírez por el máximo héroe vietnamita es un reflejo del sentir y el amor de muchos sectores humildes de Venezuela por las ideas progresistas. Son fieles creyentes en un mundo diferente, sin la hegemonía imperialista de Estados Unidos y sus vasallos europeos.
La efervescencia revolucionaria de la década de los sesenta quedó registrada en muchas familias venezolanas que bautizaron a sus descendientes con nombres de héroes nacionales o extranjeros, como el caso del exboxeador cojedeño Engels Pedroza, quien además tiene un hermano de nombre Mao. Otro caso es el del excamarógrafo de VTV, Adolfredo Torres y su hija, llamada Chelenin, nombre que recuerda al guerrillero argentino-cubano Che Guevara y a Lenin, el conductor ruso de la revolución bolchevique.
Caso similar es el de Alejo Torres, quien fuera dirigente de la Juventud Comunista en el barrio Los Sin Techos de El Cementerio, parroquia Santa Rosalía. Alejo bautizó a su primer hijo con el nombre de Pavel, el personaje central de la novela rusa La madre, de Máximo Gorki. A su segundo muchacho lo nombró Alejandro Mao y a la hembra la presentó como Livia, para recordar a la primera mártir de la Juventud Comunista de Venezuela.
Durante los años represivos del puntofijismo, nacieron muchas niñas con nombres soviéticos, como Tamara, Natacha, Liuva, Kruscaya, y otros de referencia vietnamita, sobre todo de hembras, con el nombre de Hanói, la capital de la hoy República Socialista de Vietnam. Lo curioso es que ese nombre es escrito en Venezuela de diferentes formas, como Hanoy o Janoi. Una de las primeras Hanoi que aparecieron en los actos de la izquierda venezolana fue una cantante folclorista del estado Aragua.
En la parroquia El Valle, de Caracas, existe el caso único de una Hanoi, hoy de siete años de edad, que nació en Hanói, la capital de Vietnam. Esa niña vietnamita, que estudia segundo grado, es nieta de quien escribe este artículo.
Un caso muy particular es el de un hijo de la exactriz, excantante y destacada activista durante los años de protesta en Estados Unidos contra la agresión a Vietnam, la estadounidense Jane Fonda, quien tiene un hijo que se llama Nguyen Van Troi, como reconocimiento al heroísmo de aquel joven guerrillero que fue llevado al paredón en Saigón (1964) por órdenes del Pentágono.
Curioso es el caso de Atilo Purroy, dirigente de la Juventud Comunista del barrio Las Cumbres, parroquia Santa Rosalía, quien en 1964 le puso a su hijo el kilométrico nombre de Nguyen Van Troy Purroy Moreno, en honor al joven héroe vietnamita, pero como el muchacho años después se convirtió en cantante de salsa, asumió el nombre artístico de Troi Purroy.
Ángel Miguel Bastidas G.