“MCM, en su búsqueda desesperada por alcanzar el poder, habría ofrecido a la DEA libertad operativa en esta ruta estratégica a cambio de su apoyo político”, destacó Caruso
Por : Vincenzo Caruso
El narcotráfico ha sido durante décadas una de las principales amenazas a la estabilidad política, económica y social de nuestra región. Sin embargo, en Venezuela, esta problemática trasciende el delito para convertirse en una herramienta de conspiración y traición nacional. En este contexto, resulta crucial analizar la conexión entre María Corina Machado y la DEA, un vínculo que expone una oscura agenda que prioriza los intereses del crimen organizado por encima de la soberanía y el bienestar de nuestra nación.
En los últimos meses, las autoridades venezolanas lograron recuperar el control de una ruta estratégica del narcotráfico que atraviesa el estado Zulia y Falcón. Esta ruta, que conecta el Lago de Maracaibo con el Caribe y Europa, ha sido históricamente explotada por redes criminales internacionales. Su recuperación representa un golpe contundente contra las mafias que operan en la región, pero también expone un pacto siniestro entre María Corina Machado y la DEA, la mayor organización vinculada al narcotráfico en el mundo, disfrazada de “agencia antidrogas”.
El buche de pescado: La fachada perfecta para el tráfico
Un elemento clave en la operación de estas redes es el uso de métodos sofisticados para ocultar la droga. Entre ellos destaca el buche de pescado, una táctica diseñada para camuflar el olor de los narcóticos. Esta estrategia consiste en utilizar las vísceras de peces y crustáceos, especialmente camarones, para esconder pequeñas cantidades de droga, evadiendo así los controles de las autoridades marítimas y aeroportuarias.
Esta práctica, desarrollada por redes criminales vinculadas al empresario José Enrique Rincón, no solo representa un desafío técnico para las autoridades, sino que también evidencia el nivel de sofisticación de las operaciones que María Corina Machado habría prometido proteger al ofrecer libertad operativa a la DEA.
La Promesa de Impunidad y Entrega Territorial
María Corina Machado, en su búsqueda desesperada por alcanzar el poder, habría ofrecido a la DEA libertad operativa en esta ruta estratégica a cambio de su apoyo político. Esta promesa no solo consolida la relación histórica de sectores de la oposición con el crimen organizado, sino que también pone en evidencia un modelo de entrega nacional que prioriza los intereses foráneos y mafiosos sobre los de nuestra soberanía.
María Corina Machado y el Empresario José Enrique Rincón: Una Alianza de Traición Nacional
En este contexto, surge el papel de María Corina Machado, quien no solo ha buscado de manera constante la entrega de la soberanía venezolana, sino que además se encuentra vinculada con redes criminales que actúan en contra del país. De acuerdo con diversas investigaciones, María Corina habría ofrecido esta ruta estratégica del narcotráfico a la DEA a cambio de apoyo político, garantizando la libertad operativa de esta organización en Venezuela.
Su relación con el empresario José Enrique Rincón, conocido por liderar un emporio de más de 90 empresas agrupadas en el Grupo LaMar, es fundamental en esta trama. Rincón, quien controlaba el comercio de camarones en la región y utilizaba esta industria como fachada para el tráfico de drogas, mantenía un estrecho vínculo con Machado. A través de su apoyo financiero y logístico, Rincón garantizó recursos para las operaciones políticas de Machado, mientras ella ofrecía protección política y promesas de impunidad en un eventual gobierno opositor.
Cuando las autoridades venezolanas comenzaron a desmantelar esta red, Rincón huyó a España, dejando al descubierto una red de complicidades que incluía a figuras de la oposición, empresarios y actores internacionales. Este episodio no solo confirma los vínculos de Machado con el crimen organizado, sino que también evidencia su disposición a entregar los recursos del país y garantizar la impunidad a las mafias extranjeras.
La DEA: Un Aliado Peligroso
La historia de la DEA en América Latina es la de un organismo que, bajo el pretexto de combatir el narcotráfico, ha facilitado y perpetuado el tráfico de drogas a gran escala. Su alianza con figuras como María Corina Machado no es casual. Este tipo de pactos buscan desestabilizar gobiernos soberanos que se oponen al imperialismo, mientras aseguran la perpetuación de sus intereses en la región.
Venezuela no es ajena a esta realidad. Durante años, los sectores opositores han utilizado la narrativa del narcotráfico para desacreditar al gobierno, mientras tejían alianzas con actores que controlan esta actividad. El caso de la ruta recuperada en Zulia y Falcón no solo expone las mentiras de la oposición, sino que también demuestra cómo las instituciones del Estado trabajan para desmantelar estas redes, protegiendo los intereses del pueblo venezolano frente a las mafias transnacionales.
Defender la Soberanía, Denunciar la Traición
El caso de la ruta del narcotráfico en el occidente de Venezuela es un ejemplo de cómo el gobierno bolivariano enfrenta las amenazas que buscan socavar nuestra soberanía. Más allá de los desafíos, la recuperación de esta ruta es una victoria significativa que demuestra el compromiso de las autoridades con la justicia y la paz.
En contraste, la oposición liderada por figuras como María Corina Machado se despoja de cualquier ética, utilizando el narcotráfico como una herramienta de entrega nacional. Es nuestra responsabilidad como pueblo denunciar estas traiciones, fortalecer la lucha contra las mafias y defender nuestra soberanía frente a quienes pretenden entregarla al mejor postor.
El narcotráfico no es solo un problema de drogas; es un arma utilizada por el imperialismo para debilitar a los pueblos soberanos. Venezuela sigue en pie, luchando contra estas amenazas con la verdad, la justicia y el compromiso irrenunciable de defender su independencia.