Por: Mariano Crespo Colina |
El presidente Maduro en su reciente juramentación ante la AN le propuso a esta instancia parlamentaria, que efectué una reforma constitucional, y en tal sentido, se designó la Directiva de la Comisión para tal efecto Comisión, la cual quedó integrada por el Fiscal General de la República, por la denominada la «Primera combatiente», y por quien presidió «la comisión de reforma
constitucional» de la pasada Asamblea nacional constituyente, que al final no logró nada al respecto.
A nuestra Manera de ver, el propósito de dicha reforma, podría atender a dos posibles propósitos: (uno), a ampliar el marco democrático del país, para actualizar la carta Magna y/o para profundizar el proceso democrático, y (dos), para que el gobierno madurista fortalezca el control social y político del país, cosa que en la práctica ya viene ocurriendo, utilizando para ello el pleno dominio que tiene de la totalidad de los poderes públicos. Otra cosa sería que los cambios que pudiera aprobar la AN sean cambios realmente sustantivos, como por ejemplo la eliminación de la reelección presidencial, la elección popular de la vicepresidencia del país, la elección popular del poder moral (Fiscal General, Contralor General y Defensor del Pueblo), la doble vuelta electoral presidencial, también la representación proporcional en la elección de los Diputados, la auditoría pública de la votación de cada una de las mesas electorales al terminar la votación, y la publicación del padrón electoral con un mes de antelación a el acto de votación, por supuesto entre otras reformas, lo contrario serían cambios gatopardianos como lo dijo el escritor Giuseppe Di Lampedusa, «cambios para que nada ocurra», como bien pareciera que lo vienen proponiendo de manera eufemistica, la inmensa mayoría de los parlamentarios oficialista, y sectores la oposición complaciente.
No sabemos con certeza si dicha reforma la aprobará la AN, o será sometida a referéndum aprobatorio, en realidad la legalidad es lo de menos, ante la voluntad mayoritaria del parlamento madurista.
En lo particular no creemos que el enorme déficit de la democracia que vive el país se resuelva con una reforma constitucional, creemos más bien que la democracia venezolana, es participativa, protagónica, multiétnica y pluricultural tal como lo establece en nuestra Constitución Nacional, en su Preámbulo en al artículo 5, que es impecable, cuando dice que la soberanía nacional reside en el pueblo, la cual es intransferible, se trata entonces que el gobierno y el Estado en su conjunto cumplan a cabalidad con el texto constitucional, para disponer de una de las mejores democracias del mundo.
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