Venezuela

No fuimos ni somos ficticios,
fuimos y somos un encuentro,
fuimos y somos universales,
un hogar colectivo;
una casa común,
una comunidad de lo diverso;
somos un pedacito de muchos,
un espacio dialogado…
Nuestra arquitectura social
es una amalgama de códigos,
vinculado al pasado rupestre,
conectado al presente global,
desde el Urumaco de los grandes fósiles,
pasando por la inescrutable y atemporal
Roraima del mioceno…

La naturaleza es nuestra geografía,
somos un asombro permanente.
Somos muchas cosas
de alguna manera
o de muchas maneras,
somos tan peculiares
y a la vez tan comunes…

Pueblos con rincones
y rincones con historias:
una “tablita” en Maracaibo
un caño más allá de Tucupita
besando al Atlántico en San Francisco de Guayos,
los Andes y sus montañas vertebradas
de frailejones
o el verde arcoíris
de la serranía de Caracas…
somos la imaginación agraciadas,
somos un pajarillo,
un tamunangue,
un estribillo,
un vals, una gaita,
una bandola…

Somos esto y más:
una extensión de los llanos infinitos,
un recipiente de arena en los médanos,
un litoral acumulando playas,
todas las montañas
en una sola montaña;
un cují, un dividive,
un araguaney…
olas de cocuyos en las noches sin luna.

Olores y sabores
que no se olvidan,
estemos donde estemos;
nos bruman,
están instalados en la memoria,
como un abanico de lo comprendido
o de lo ignorado ignoto:
empanadas habitadas de sabores,
arepas hinchadas de contenidos,
cachapa con queso del budare caliente,
un jojoto tierno y humeante,
galletas de casabe,
un lomo prensado,
un morocoto asado,
unas caraotas aliñadas;
un catuche,
un níspero,
una guayaba,
una ciruela de huesito,
el cacao nadando en nuestra boca;
un guarapo de caña,
una cocada,
un papelón con limón
o una chicha bien fría…

Y así es como estamos construidos,
una reunión
de muchas mezclas…
cuántas historias
en nuestra historia,
pero eso ya es otra historia…

Humberto Rojas D.
05-01-2025

¿Qué es Venezuela?
¿Qué somos los venezolanos?
Fuimos múltiples pueblos
antes de la corona española,
somos múltiples pueblos
después de la ignominia colonial…

No fuimos ni somos ficticios,
fuimos y somos un encuentro,
fuimos y somos universales,
un hogar colectivo;
una casa común,
una comunidad de lo diverso;
somos un pedacito de muchos,
un espacio dialogado…
Nuestra arquitectura social
es una amalgama de códigos,
vinculado al pasado rupestre,
conectado al presente global,
desde el Urumaco de los grandes fósiles,
pasando por la inescrutable y atemporal
Roraima del mioceno…

La naturaleza es nuestra geografía,
somos un asombro permanente.
Somos muchas cosas
de alguna manera
o de muchas maneras,
somos tan peculiares
y a la vez tan comunes…

Pueblos con rincones
y rincones con historias:
una “tablita” en Maracaibo
un caño más allá de Tucupita
besando al Atlántico en San Francisco de Guayos,
los Andes y sus montañas vertebradas
de frailejones
o el verde arcoíris
de la serranía de Caracas…
somos la imaginación agraciadas,
somos un pajarillo,
un tamunangue,
un estribillo,
un vals, una gaita,
una bandola…

Somos esto y más:
una extensión de los llanos infinitos,
un recipiente de arena en los médanos,
un litoral acumulando playas,
todas las montañas
en una sola montaña;
un cují, un dividive,
un araguaney…
olas de cocuyos en las noches sin luna.

Olores y sabores
que no se olvidan,
estemos donde estemos;
nos bruman,
están instalados en la memoria,
como un abanico de lo comprendido
o de lo ignorado ignoto:
empanadas habitadas de sabores,
arepas hinchadas de contenidos,
cachapa con queso del budare caliente,
un jojoto tierno y humeante,
galletas de casabe,
un lomo prensado,
un morocoto asado,
unas caraotas aliñadas;
un catuche,
un níspero,
una guayaba,
una ciruela de huesito,
el cacao nadando en nuestra boca;
un guarapo de caña,
una cocada,
un papelón con limón
o una chicha bien fría…

Y así es como estamos construidos,
una reunión
de muchas mezclas…
cuántas historias
en nuestra historia,
pero eso ya es otra historia…

Humberto Rojas D.
05-01-2025