Tinieblas en Palestina

«Los imperios, por viejos, pierden el pelo, pero no las mañas».

Los días se desbarrancan del calendario, las horas se caen del reloj con un desprecio expansivo,
significativo, buscando la miseria de lo inevitable…
impera la tiranía del miedo, la perversidad planificada y los huesos buscan el fondo de los terrenos
como esas raíces que escarban la tierra y remueven las profundidades de las entrañas.

Peor al miedo es la amoldable y complaciente indiferencia, oxigena la mentira, afixia la verdad,
mientras mueren las muñecas en los brazos de las niñas palestinas y las playas «bambolean»
los juguetes sin dueños de los niños palestinos.
Nunca será lo mismo cantar que «contar» ni reír que llorar…

Mi boca está llena de amargura cansada de masticar estrellas, credos de «operetas»
que se agotan fervorosos uando las metrallas abren sus fauces y muerden insaciables
los vientres abiertos, entre trazos y trozos de cada primavera infantil.

¿Cuándo despertará el grito dormido? ¿Cuándo hablará la muda
(hasta ahora) dormida rebeldía? Mientras, acontece el detalle salvaje,
sin lógica, sin protocolo en donde indolente y apática la existencia silenciosa
pero repleta se deshace… para que sirve la vida
pregunto, indago,desafío si no es para vivirla.

Humberto Rojas D.
28-03-2025