El 16 de noviembre de 1922 nació José de Sousa Saramago, uno de los escritores portugueses más conocidos a nivel internacional y Premio Nobel de Literatura en 1998.
Su primera novela, Terra de Pecado (1947), no tuvo mucho éxito, y la fama le llegaría con obras como Ensayo sobre la ceguera (1995), La caverna (2000), Ensayo sobre la lucidez (2004) y El viaje del elefante (2009). Puesto que tardó en encontrar la fama como escritor, durante muchos años José Saramago se dedicó a diversos oficios: trabajó como administrativo, como agente de seguros y como periodista. Nunca pudo terminar sus estudios, y para ayudar en la economía familiar también trabajó en una herrería mecánica.
Saramago participó en la Revolución de los Claveles, movimiento que en 1974 trajo la democracia a Portugal. Tras la revolución del 25 de abril, empezó a trabajar en el Ministerio de Comunicación Social.
Una curiosidad sobre este prolífico escritor: Saramago no debería haber sido su apellido, en realidad su padre se apellidaba de Sousa, pero un error del funcionario que registró su nacimiento incluyó el apodo familiar, Saramago (en español Jaramago, el nombre de una planta).
1938 Fin de la batalla del Ebro
El 16 de noviembre de 1938 finalizaba la batalla del Ebro, la más cruenta y larga de la guerra civil. Esta ofensiva había sido lanzada en julio por Juan Negrín, entonces presidente, y el jefe del Estado Mayor, el general Vicente Rojo. Se trataba de un órdago a la desesperada que no hizo sino precipitar la derrota del bando republicano.
Fueron 114 días de enfrentamientos y entre los dos bandos se estima que hubo unos 20.000 muertos y más de 70.000 heridos. Tras la derrota de la República en la batalla del Ebro, el avance franquista fue imparable y el fin de la contienda llegaría el 1 de abril de 1939.
Día Internacional para la Tolerancia
Este día mundial fue establecido por las Naciones Unidas en el año 1995. Según su Declaración de Principios sobre la Tolerancia, esta no es indulgencia o indiferencia, sino que es el respeto y el saber apreciar la riqueza y variedad de las culturas del mundo y las distintas formas de expresión de los seres humanos.
La tolerancia reconoce los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los otros. La gente es naturalmente diversa; solo la tolerancia puede asegurar la supervivencia de comunidades mixtas en cada región del mundo.