Johanna Rivero
Javier Díaz Macadán
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
FRENTE REVOLUCIONARIO SOCIALISTA PARA LA FORMACIÓN Y
DEFENSA DEL SISTEMA EDUCATIVO BOLIVARIANO
ANÁLISIS DEL JURAMENTO DEL MONTE SACRO Y SU CONTRIBUCIÓN A UNA INTERPRETACIÓN LATINOAMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL MARCO DEL CONGRESO BICENTENARIO
Johanna Rivero
Javier Díaz Macadán
Caracas, junio 2021
ÍNDICE
pp.
INTRODUCCIÓN 3 Antecedentes al Juramento del Monte Sacro 4 El Juramento del Monte Sacro 8
Análisis del Juramento del Monte Sacro como contribución a una
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interpretación latinoamericana de los derechos humanos en el marco del Congreso de los Pueblos
CONCLUSIÓN 16 BIBLIOGRAFÍA 18
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INTRODUCCIÓN
El derecho que el hombre tiene para no someterse a
una ley que no sea el resultado de la voluntad del
pueblo de quien él es individuo, y para no depender de
una autoridad que no se derive del pueblo mismo, es lo
que ahora entiendo por … leyes humanas.
Juan Germán Roscio,1996, p. 67.
El presente escrito, es un análisis del Juramento del Monte Sacro a la luz de una visión latinoamericanista de los derechos humanos, proclama que expresó una síntesis de necesidades en materia de derechos y sobre todo del derecho a luchar contra las cadenas que opriman a un pueblo por voluntad de un yugo extranjero. Fue pronunciado por Simón Bolívar el 15 de agosto de 1805 ante dos amigos entrañables: su maestro Simón Rodríguez y su amigo Fernando de Toro, este juramento se convirtió en el proyecto de vida de Bolívar y marcó el destino de Hispanoamérica.
Dicho juramento fue narrado por Simón Rodríguez al Dr. Manuel Uribe Ángel y publicado cuarenta y seis años después de su proclamación como palabras dichas a Uribe por Rodríguez, en Quito. El escritor Fabio Lozano lo incluyó en su obra “El Maestro del Libertador” (Páginas 66-70). (Ediciones de París, 1913).
Esta investigación está presentada de la siguiente manera: una revisión de los hechos que antecedieron al juramento, el juramento y un análisis del mismo como contribución a una interpretación latinoamericana de los derechos humanos. Las conclusiones permitirán reflexionar sobre los aportes de Bolívar en materia de derechos humanos partiendo del documento estudiado.
EL JURAMENTO DEL MONTE SACRO Y SU CONTRIBUCIÓN A UNA INTERPRETACIÓN LATINOAMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS
Antecedentes al Juramento del Monte Sacro
Las ideas de emancipación tienen como fuente
común la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano…
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Domingo Miliani, 19961
Se pueden considerar como hechos resaltantes previos al Juramento del Monte Sacro; la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, la Revolución Francesa, la lectura de las obras del pensamiento europeo del siglo XVIII y de principios del XIX en Hispanoamérica; el nacimiento del Capitalismo en Francia, el crecimiento del Sistema manufacturero, y el desarrollo de la industria moderna en Inglaterra; los cuales marcaron el pensamiento de Simón Bolívar, así como de otros militares, intelectuales, y juristas que formaron parte de los movimientos
preindependentistas y de las gestas emancipadoras de la América hispana. Las burguesías nacientes en Inglaterra y Francia expresaron sus ideales sobre la estructura social, sobre las relaciones humanas y sobre las estructuras políticas, a través de filósofos, pensadores, historiadores, economistas, en el marco de la Ilustración.
La lucha de la burguesía contra el feudalismo en Francia permitió el desarrollo de una amplia teoría política, en el feudalismo los siervos de la gleba estaban confinados a los territorios dominados por el señor feudal, la industria emergente requería de la existencia de hombres libres para contratarlos como obreros. De allí la consigna de libertad, igualdad, y fraternidad como una nueva concepción acerca de los seres humanos.
Como parte de su educación Bolívar recibió todas las influencias del capitalismo naciente y los aportes del iluminismo, los cuales los libertadores de Hispanoamérica adoptaron de acuerdo con el interés de los blancos criollos. Según Griffin (Citado por Acosta Saignes, M, 2002, p.211):
Debe hacerse una distinción entre las ideas políticas revolucionarias de Rousseau, Raynal y otros, y su influencia real en la Revolución Francesa. Las ideas causaron considerable impacto sobre los miembros de la élite criolla educada; la revolución, con su compañero el anticlericalismo, fue condenada (…) en la América española de tradición católica. El analfabetismo y el aislamiento impedían que las nociones revolucionarias se propagaran más allá de los grupos
1Introducción al texto El Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo de Juan Germán Roscio
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intelectuales. (…). Hay evidencias de la influencia francesa en la redacción de las constituciones de América española.
El mismo Bolívar hizo un resumen de sus lecturas, donde se destacan diversos pensadores ingleses y franceses, en una carta a Santander en 1825, a propósito de las afirmaciones que sobre él había formulado Gaspar de Molien en su libro Viaje a la República de Colombia.
No es cierto- escribió el Libertador- que mi educación fue muy descuidada (…) Ciertamente que no aprendí ni la filosofía de Aristóteles, ni los códigos del crimen y el error, pero puede ser que Monsieur Molien no haya estudiado tanto como yo a Locke, Condillac, Buffon, D`Alambert, Helvetius, Montesquieu, Mably, Filangieri, Lalande, J.J. Rousseau, Voltaire, Rollin, Berthot, y todos los clásicos de la antigüedad, así filósofos, historiadores, oradores y poetas; y todos los
clásicos modernos de España, Francia, Italia y gran parte de los ingleses.
En Estados Unidos se declara la independencia, la cual permitió al capitalismo industrial naciente establecer su primera república en América, esto se reflejó en Hispanoamérica como un hecho anticolonial, el documento de declaración de la independencia hacía énfasis en los derechos individuales y en el derecho a la revolución.
Posteriormente, América vio el surgimiento de su segunda república y la primera en la región del Caribe, la cual fue Haití, esta vez no estuvo dirigida por los blancos, sino por negros esclavos libres de tierra firme, dando paso a una visión de la emancipación antiesclavista.
En Venezuela se desarrollaron insurrecciones antiesclavistas como las encabezadas por el negro Miguel de Buría, el negro Andresote y zambo José Leonardo Chirino, este último influenciado por las ideas revolucionarias de los negros jacobinos de Haití, realizó un movimiento independentista en Coro el 10 de mayo de 1795, reaccionando contra algunos hacendados esclavistas blancos responsables de maltratar físicamente a negros, mulatos e indígenas. Dice Edsel (2012, p.18) que: “
…los esclavos no eran ni siquiera alimentados por sus amos, vivían semidesnudos y no tenían los mínimos cuidados médico-sanitarios, y mucho menos educación. Los únicos negros que lograban educarse lo hacían a escondidas de sus amos, como el fue el caso de Chirino.
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Es importante señalar que Bolívar e innumerables blancos peninsulares y criollos, tuvieron nodrizas negras, trasmisoras de los rasgos culturales del continente africano, que se fusionaron con las culturas indígenas y españolas. Bolívar consideró a la negra Hipólita su padre y su madre, con toda la riqueza significativa de esta frase.
Gilberto Freyre (Citado por Miguel Acosta Saignes, ob. cit, 56) señalaba que a estas negras: «los niños les pedían la bendición, los esclavos las trataban de señoras». Esta cercanía sumada a la formación intelectual de Bolívar y su intercambio con los próceres haitianos lo sensibilizó fuese el primer propietario de esclavos que les dio libertad y comprendió la injusticia de tratar a estos seres humanos como instrumentos de producción.
Rufino Blanco Fombona (citado por Acosta, ob.cit., p.217) afirma que es imposible comprender la formación de Bolívar, sus concepciones políticas y sociales simplemente por sus lecturas. Aprendió de la experiencia internacional, del contexto nacional, de sus vivencias, de su convivencia en cinco países de Suramérica, generales, soldados, intelectuales y esclavos.
Bolívar recibió enseñanzas de Andrés Bello, y de Simón Rodríguez, afirmó en una carta dirigida a Rodríguez el 19 enero de 1824 que:
«Vd. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Vd. me señaló» «¿Se recuerda Vd. cuándo fuimos juntos al Monte Sacro en Roma a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrá Vd. olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros; día que anticipó, por decirlo así, un juramento profético a la misma esperanza que no debíamos tener.»
El lugar donde se realizó el juramento
Bolívar desembarcó en Cádiz a principios de 1804, buscando distraerse de su viudez, explica el mismo Bolívar:
…sin la muerte de mi mujer no hubiera hecho un segundo viaje a Europa, y es de creer que en Caracas o San Mateo no me habrían nacido las ideas que vinieron de mis viajes, y en América no hubiera logrado la experiencia, ni hecho el estudio del mundo, de los hombres y de las cosas que tanto me han servido en mi carrera política. La muerte de mi mujer me puso muy temprano en el camino de política, me hizo
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seguir después el carro de Marte en lugar de habérmelas con el arado de Céres.
Simón Bolívar (Citado por Salcedo Bastardo, 1998, p. 69)
Luego de la muerte de María Teresa del Toro, Simón Bolívar se encontró en Europa con Simón Rodríguez, quien le orientó explicándole que “el amor no era todo en la vida de un hombre, ya que la ciencia y la ambición podrían hacerle muy feliz”. (loc.cit.p. 71).
En París Bolívar presenció la coronación de Bonaparte, de la cual señaló: (…) “Napoleón, vitoreado, en aquel momento, por más de un millón de individuos, me pareció ser, …, el último deseo como la última ambición del hombre”. Cabe destacar que pese a estas palabras años más tarde, el mismo Bolívar le escribió a Páez: “No soy Napoleón, ni quiero serlo. Tampoco quiero imitar a César. Menos aún a Iturbide. Tales ejemplos me parecen indignos de mi gloria. El título de Libertador es superior a cuantos ha recibido el orgullo humano”. (Bolívar, Citado por Juana de Ibarbourou, Alabanza de Bolívar en Bolívar el Quijote de América).
Es en París donde Bolívar escogió la política como oficio, la cual fue entendida por él como el arte de precaver, de saber juzgar bien a los hombres y a las cosas; así como las causas de las acciones. Puso de manifiesto la preeminencia de lo humano en la política. Esto se confirmó nueve meses después, con la formalidad solemne que inspiraba el ambiente de una clásica cultura en Roma; en la sacra colina del Aventino el 15 de agosto de 1805, junto a Simón Rodríguez y Fernando de Toro juró sobre las ruinas del imperio romano la caída del imperio español y la ruptura de las cadenas de opresión impuestas por dicho imperio:
El Juramento del Monte Sacro
Después de la coronación de Bonaparte viajábamos Bolívar y yo, en estrecha compañía y en íntima amistad, por gran parte del territorio de Francia, Italia y Suiza. Unas veces íbamos a pie y otras en diligencia.
En Roma nos detuvimos bastante tiempo. Un día, después de haber comido, y cuando ya el sol se inclinaba al Occidente, emprendimos paseo hacia la parte del monte sagrado.
Aunque esos llamados montes no sean otra cosa que rebajadas colinas, el calor era tan intenso que nos agitamos en la marcha lo suficiente para llegar jadeantes y cubiertos de copiosa transpiración a la
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parte culminante de aquel mamelón. Llegados a ella, nos sentamos sobre un trozo de mármol blanco, resto de una columna destrozada por el tiempo.
Yo tenía fijos mis ojos sobre la fisionomía del adolescente, porque percibía en ella cierto aire de preocupación y concentrado pensamiento. Después de descansar un poco y con la respiración más libre, Bolívar, con cierta solemnidad que no olvidaré jamás, se puso en pie y como si estuviese solo, miró a todos los puntos del horizonte, y a través de los amarillos rayos del sol poniente, paseó su mirada escrutadora, fija y brillante, por sobre los puntos principales que alcanzábamos a dominar.
“¿Con que este es –dijo- el pueblo de Rómulo y de Numa, de los Gracos y los Horacios, de Augusto y Nerón, de César y de Bruto, de Tiberio y de Trajano? Aquí todas las grandezas han tenido su tipo y todas las miserias su cuna. Octavio se disfraza con el manto de piedad pública para ocultar la suspicacia de su carácter y sus arrebatos sanguinarios; Bruto clava el puñal en el corazón de su protector para reemplazar la tiranía de César por la suya propia; Antonio renuncia a los derechos de su gloria para embarcarse en las galeras de una meretriz, sin proyectos de reforma, Sila degüella a sus compatriotas, y Tiberio, sombrío como la noche y depravado como el crimen, divide su tiempo entre la concupiscencia y la matanza. Por un Cincinato hubo cien Caracallas. Por un Trajano cien Calígulas y por un Vespasiano cien Claudios. Este pueblo ha dado todo: severidad para los viejos tiempos; austeridad para la República; depravación para los emperadores; catacumbas para los cristianos; valor para conquistar el mundo entero; ambición para convertir todos los Estados de la tierra en arrabales tributarios; mujeres para hacer pasar las ruedas sacrílegas de su carruaje sobre el trono destrozado de sus padres; oradores para conmover, como Cicerón; poetas para seducir con su canto, como Virgilio; satíricos, como Juvenal y Lucrecio, filósofos débiles, como Séneca, y ciudadanos enteros, como Catón. Este pueblo ha dado para todo, menos para la causa de la humanidad: Mesalinas corrompidas, Agripinas sin entrañas, grandes historiadores, naturalistas insignes, guerreros ilustres, procónsules rapaces, sibaritas desenfrenados, aquilatadas virtudes y crímenes groseros; pero para la emancipación del espíritu, para la extirpación de las preocupaciones, para el enaltecimiento del hombre y para la perfectibilidad definitiva de su razón, bien poco, por no decir, nada. La civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí todas sus fases, ha hecho ver todos sus elementos, más en cuanto a resolver el gran problema del hombre en libertad, parece que el asunto ha sido desconocido y que el despeje de esa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo”.
Y luego, volviéndose hacía mí, húmedos los ojos, palpitante el pecho, enrojecido el rostro, con una animación febril, me dijo: “¡Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos; juro por mi honor y juro por la Patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma,
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hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!”.
Simón Rodríguez, 15 de agosto de 1805
Análisis del Juramento del Monte Sacro como contribución a una interpretación latinoamericana de los derechos humanos
El preámbulo del Juramento del Monte Sacro está saturado de referencias históricas, políticas, y filosóficas de la historia romana desde sus orígenes hasta la época imperial, menciona algunas virtudes y contradicciones de los personajes, asume a Roma como Europa toda, la cual, según Bolívar, había dado grandes historiadores, naturalistas insignes, guerreros ilustres, diplomáticos, pero no había aportado a la transformación de la humanidad:
Este pueblo ha dado todo: (…) ambición para convertir todos los Estados de la tierra en arrabales tributarios (…); Este pueblo ha dado para todo, menos para la causa de la humanidad; (…) para la emancipación del espíritu, para la extirpación de las preocupaciones, para el enaltecimiento del hombre y para la perfectibilidad definitiva de su razón.
En este momento en el discurso de Europa aún se percibían las huellas de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, y desde unos 500 años atrás se venían ganando luchas que limitaron los impuestos que los señores feudales debían pagar a las coronas como la Carta de las Libertades (Inglaterra, 1215), o que
exigían la aprobación del parlamento para establecer los aranceles como la Carta de Petición de Derechos (Reino Unido, 1628), o la Declaración de Derechos Británicos (1689) que respondió a las necesidades de limitar la corrupción, el trato desigual, el cobro excesivo de impuestos, entre otros flagelos, y con mayor cercanía en tiempo y espacio la Democracia Francesa (1789-1800) recién derrocada por Napoleón Bonaparte. Pero Bolívar muestra sus contradicciones al afirmar que ese pueblo (Roma, como centro del poder europeo y brazo ideológico del absolutismo a través de la iglesia católica) había convertido todos los Estados de la tierra en arrabales tributarios, la expresión de la tierra, trasciende la geopolítica europea hasta llegar al Nuevo Mundo, donde el imperio español, había
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encerrado amplios territorios, su población, vínculos culturales (tradiciones, lenguajes, costumbres ideales), economía, en los muros de la colonia, imponiendo sus leyes extranjeras, saqueándolos de diversas formas, entre ellas: la imposición de con quienes debían realizar intercambios comerciales las provincias, los enormes impuestos que debían pagar a la corona española y la idea del privilegio divino de los reyes.
Al respecto el jurista Juan Germán Roscio (1953, pp. 30-31), como miembro del Congreso Constituyente, intervino en la sesión del 3 de julio de 1811 en favor de la independencia plena de Venezuela:
…la España no puede alegar ningunos derechos sobre la América; que ésta sólo obedecía a la dinastía de los Borbones, y por consiguiente que es asunto propio nuestro, cualquiera resolución que tomemos relativa a nuestra suerte; que la España misma ha tenido sin revoluciones ni mutaciones (sic) de gobiernos, sin que jamás se haya tachado a estos de rebelión y sublevación, con que los déspotas encubren sus usurpaciones; finalmente que los reyes no tienen derechos ni privilegios divinos, y que está al arbitrio de los pueblos removerlos y arrojarlos cuando les convenga.
Los derechos mencionados hasta ahora eran derechos para el hombre europeo, mientras que en los países anglófonos algunos grupos disfrutaban de los supuestos planteados por Thomas Paine «The Rights of Man» o «Human Rights», o de los derechos individuales planteados en la Declaración de la
Independencia de los Estados Unidos en 1776. Pero eran derechos de aquellos hombres, mientras que los Estados del Nuevo Mundo eran saqueados y sometidos por Europa, la cual se beneficiaba y desarrollaba sin contribuir a la causa de la humanidad.
Bolívar, al hablar de la causa de la humanidad, definida por Tzvetan Todorov (2008, p. 89) en El Espíritu de la Ilustración como «el bienestar de los hombres», está planteando una visión colectiva de los derechos del hombre, en especial, del hombre del y en el Nuevo Mundo, y la caracteriza desde el enfoque del pensamiento ilustrado. En el Proyecto Ilustrado se encuentran tres categorías fundamentales: la autonomía, el humanismo y la universalidad. La autonomía permite decidir superando las imposiciones de otra autoridad y sus momentos
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corresponden a la emancipación y a la reconstrucción de sentido en la que los hombres libres determinarán sus nuevas leyes y normas. La primera autonomía que se conquista es el conocimiento mediante la razón y la experiencia, de allí la relevancia de la educación en todas sus formas, la defensa de la autonomía se da en el ámbito político, militar y jurídico.
Bolívar, ampliando la idea de la causa de humanidad, mencionó la necesidad de aportar a la emancipación del espíritu, al enaltecimiento del hombre y a la perfectibilidad de su razón, procesos que inician con la educación, considerada por él como la procreación intelectual de la humanidad, una palanca ineludible para la construcción del nuevo mundo, la virtud, la forma de construir el alma nueva erguida sobre los principios éticos culminantes de la civilización soñada por el Libertador.
Las necesidades antes mencionadas, se comprenden mejor examinando la situación de América, la cual se desarrollaba en un mundo europeo, marcado por el fanatismo teocrático, aislada de los cambios técnicos y del desarrollo industrial, la corona española fue capaz de responder al cambio religioso con la Contrareforma y con la Inquisición. La universidad americana no podría superar, dentro del coloniaje, la situación postergada de la península, Caracas tuvo Universidad en 1721 y la imprenta llegó sólo hasta 1808. El Santo Oficio era quien daba pase para la entrada, circulación y uso de los libros, la corona era especialmente celosa con las obras referidas a América, nadie podía editar,
tenerlos, ni venderlos sin la aprobación del Consejo de Indias.
Ante las diversas injusticias del Imperio Español, en Hispanoamérica se desarrollaron diversos movimientos preindependentistas, y Bolívar desde el Monte Sacro miró hacía al Nuevo Mundo y señaló la demagogia de Europa al no colaborar con la necesidad de la extirpación de las preocupaciones del hombre (del Nuevo Mundo) las cuáles, revisando las fuentes históricas, pueden resumirse de la siguiente manera:
✓ La libertad del yugo español y los derechos como nación independiente.
✓ La abolición de la esclavitud y de los trabajos forzados.
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✓ La igualdad de todos ante la ley sin discriminación
✓ La independencia y la transformación social.
Bolívar exclamó, antes de hacer su juramento, la formidable idea que tendrá su impacto en el campo militar, político, social e intelectual:
La civilización que ha soplado del Oriente, ha mostrado aquí todas sus fases, (…) más en cuanto a resolver el gran problema del hombre en libertad, parece que el asunto ha sido desconocido y que el despeje de esa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo Mundo”.
El despeje de la incógnita para resolver el gran problema del hombre en libertad se verificará en el Nuevo Mundo
Esta libertad requirió una ruptura con la colonia como realidad política, económica y social, pero también con la subjetividad colonial, lo cual se materializó en una separación política de la monarquía española, y el surgimiento de una magna entidad nueva, una comunidad de naciones independientes, ligadas todas por una ley, capaces de decidir sobre sus relaciones internaciones, nacionales y establecer mecanismos de mutua cooperación: en este proyecto la fuerza de todos concurriría al auxilio del que sufriese por parte del enemigo externo o de las facciones anárquicas. Para Bolívar la garantía de libertad de los pueblos contra el yugo español estaba en la Patria y la Patria es América.
La libertad del hombre del Nuevo Mundo tiene una dimensión económica, social y jurídica:
Para ese momento, en el ámbito económico, se requería: sustituir el sistema agrario esclavista por el asalariado propio del régimen monetario; la justicia en la distribución de los bienes; la independencia económica a través de la distribución de la tierra a los trabajadores, la nacionalización de la riqueza minera, es decir, que la libertad no se concibió como un decreto, sino como un proyecto que exigía
determinadas condiciones para materializarse.
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En el ámbito social, ligado al ámbito económico, eran necesarias; la igualdad absoluta, la abolición de la esclavitud, la derogatoria de los privilegios; la eliminación de las diferencias sociales: liberar a los negros, redimir a los indios, propender a la superación de los mestizos o los pardos y garantizar la igualdad de oportunidades para todos.
El ámbito jurídico e internacional requirió de un Derecho Americano para regular las relaciones con otros pueblos dentro y fuera de la comunidad continental.
El juramento:
Finalmente, Bolívar al exclamó:
“¡Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos; juro por mi honor y juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!
El juramento reflejó el compromiso asumido, a partir de ese momento, por quien se convertiría en el Libertador de Hispanoamérica, y es un aporte a la visión crítica de los derechos humanos desde América Latina en nuestro tiempo.
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CONCLUSIÓN
Bolívar, se adelantó a su tiempo, a lo largo de la materialización del compromiso asumido en el juramento, es decir, desde 1805 hasta 1830, se esforzó en garantizar los derechos colectivos del hombre del Nuevo Mundo incidiendo en el ámbito individual, lo que en el juramento denominó la causa de la humanidad, entre ellos se destacan: la libertad, la emancipación, la justicia, la educación, y la igualdad.
De manera conclusiva debemos resaltar la coherencia entre el pensamiento y la acción de Bolívar a lo largo de su vida, pues los principios señalados en el juramento orientaron su gesta libertadora. Por ejemplo:
La igualdad, fue un principio básico en su doctrina política, jurídica y social, Bolívar expresó en el Discurso de Angostura:
…el principio fundamental de nuestro sistema depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela. Que los hombres nacen todos con derechos iguales…Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la igualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales en genio, temperamento, fuerza y caracteres. Las leyes corrigen estas diferencias, porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente llamada política y social.
Bolívar señaló que la ley no puede prohibir los derechos del hombre, refiriéndose de forma específica a la libertad de expresión de pensamientos y opiniones:
…el derecho de expresar sus pensamientos y opiniones, de palabra o por escrito, o de cualquier otro modo, es el primero y más estimable don de la naturaleza. Ni aun la Ley misma podrá jamás prohibirlo, y sólo podrá señalarle justos términos haciendo responsable de sus escritos y palabras y aplicando penas proporcionadas, a los que lo hicieron licenciosamente en perjuicio de la tranquilidad pública, de la vida, el honor, estimación y propiedad de cualquier ciudadano.
Sobre el derecho a la educación consideró que es “el principio más seguro de la felicidad general y la más sólida base de la libertad de los pueblos”, también
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señaló que existe una relación entre la educación y el desarrollo de las naciones: “las naciones marchan hacia el término de su grandeza con el mismo paso con que camina la educación”, a lo que añadió que “cuando el pueblo, por medio de la instrucción, sepa lo que son sus derechos y sus deberes, habremos consolidado la República”.
Todo lo dicho evidencia que el Libertador tenía una avanzada concepción de los derechos del hombre, por lo cual se podría considerar como un precursor de derechos humanos desde una visión anticolonial y latinoamericanista.
Otro aporte de Bolívar en materia de derechos humanos desde América es el principio de lucha como forma de conquista de derechos, el derecho a la rebelión para romper cadenas de opresión, y la necesidad de nuevas formas de Estados que sean garantistas de los derechos conquistados.
A nuestro juicio el Juramento del Monte Sacro fue el anuncio de lo que venía y la exigencia de luchar por lo que queda por hacer.
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