(Libro La Guerra Federal de General de Brigada Jacinto Pérez Arcay dedicado a José Sant Roz, Caracas, 2002)
- Andamos en lo mismo – me dijo el general Jacinto Pérez Arcay cuando le entregué mi libro sobre «Bolívar y Santander- dos visiones contrapuestas». Él acababa de publicar «LA GUERRA FEDERAL, péndulo histórico bolivariano», editado en la Imprenta Nacional y el cual tuvo la inmensa generosidad y aprecio de dedicarme.
Pudimos haber compartido muchas ideas y proyectos, pero ambos andábamos metidos en la historia de manera tal que casi no podíamos salir de nuestras bibliotecas o hemerotecas, y encontrándose él en Caracas y yo en Mérida la dificultad de un encuentro se acrecentaba aún más.
Conocí al General Jacinto Pérez Arcay en Caracas, el 20 de junio de 2003, en los días recientes de las conmemoraciones del primer aniversario del golpe de estado de Pedro Carmona. En esa ocasión, habíamos asistido a un encuentro de medios populares con el Comandante Chávez, en Miraflores, en representación de una delegación que dirigíamos el diario «Despertar». En ese encuentro en Miraflores, tomó la palabra por nosotros el profesor Juan Carlos Villegas. Eran días en que se percibían grandes cambios, y cada uno de nosotros nos sentíamos protagonista de una extraordinaria historia por vivir.
Me diría el General Jacinto Pérez Arcay:
- Este momento cada uno debe sentirse un soldado listo para salir en defensa de la patria. Vendrán días muy duros y esta lucha será muy larga. Se desatará todo un vendaval de peligros contra nosotros, porque somos bolivarianos, y acuérdate lo que fue aquel terrible carácter para los godos…
El General Jacinto Pérez Arcay le daba una gran importancia al tema del carácter. Sin carácter tanto en lo político como en lo militar, no se llega a ninguna parte. Un líder sin carácter para él no es ningún líder. El líder tenía que ser para él hombre muy bien formado, además. Por eso él, en aquellos días aciagos del 2001 al 2003, estaba convencido de que al fin contábamos con un verdadero líder que nos iba a sacar del marasmo en que nos encontrábamos desde hacía ciento cincuenta años. Él había formado a Chávez en muchos aspectos militares e ideológicos, y sobre todo en el momento escabroso por el que habríamos de pasar con la amenaza de Estados Unidos. Sin duda que aquel discurso memorable de Chávez cuando acepta el reto del referendo y toma como centro de su discurso la Batalla de Santa Inés, viene todo él totalmente inspirado en las enseñanzas del General Jacinto Pérez Arcay. Con ese discurso, al igual que ocurrió con la Batalla de Santa Inés, en pocos minutos los opositores quedaron totalmente arrasados. Recuerdo que el godo Jorge Olavarría después de escucharlo exclamó: «¡Nos jodieron!»
En ese año de 2003 cuando me encuentro con el General Jacinto Pérez Arcay se encontraba casi toda Venezuela en un deseo por servir con todo nuestro amor a la revolución bolivariana, y por esa época yo quería escribir un trabajo sobre la Guerra Federal. Consultaba los libros de J. E. Ruiz Guevara sobre Zamora, los trabajos de José León Tapia, las obras de Federico Brito Figueroa y Lisandro Alvarado; el «Guzmán: ELIPSE DE AMBICIÓN DE PODER» de Ramón Díaz Sánchez; los trabajos de Luis Level de Goda, en su libro HISTORIA CONTEMPORÁNEA POLÍTICA Y MILITAR DE VENEZUELA (1858-1886) y como extraordinarios hechos preliminares a la Guerra Federal, consultando repetidas veces las MEMORIAS de Pedro Núnez de Cáceres.
Ese 20 de junio de 2003, cuando lo conozco, estaba saliendo mi libro «BOLÍVAR Y SANTANDER, DOS VISIONES CONTRAPUESTAS», y me traje dos ejemplares recién cocinados en una imprenta que quedaba cerca de La Hoyada. Salí con ese otro hijo de tantos dolores, y me dirigí a otra imprenta ubicada cerca de la vieja PTJ, dependiente de la Imprenta Nacional y allí fue donde me encontré con el famoso editor José Agustín Catalá y el General Jacinto Pérez Arcay. Entablamos, pues, con el general Pérez Arcay y Catalá una agradable conversación de varias horas.
Versamos sobre muchos acontecimientos, sobre el tema de los autores intelectuales del asesinato de Sucre, todos los cuales llegaron a ser presidentes de la Nueva Granada. Sobre la infaltable tragedia de Bolívar, sobre la traición de Páez y la perenne maldición de los gringos en los asuntos de nuestro continente.
El General Jacinto Pérez Arcay hizo en nuestro país, el estudio militar más minucioso y certero sobre la Guerra Federal.
Pérez Arcay se concentra en sus análisis sobre la horrible pobreza de carácter de Julián Castro; el demonio que desata y le atrapa, su infantil proclama de renuncia y el golpe que le dan el coronel Juan Manuel de Las Casas y el capitán Vallenilla. Cataloga Pérez Arcay de locos a este par de godos y golpistas, quienes en lugar de plegarse a la Constitución llegan y proclaman la Federación sin tener conocimiento de lo que esto representa. Y es por esta razón por lo que comienza a resurgir la figura del general Falcón quien desde Coro se reúne con prominentes militares alzados contra el gobierno. Se le está reconociendo por jefe a Juan Crisóstomo Falcón, un general con mucho prestigio pero realmente nada agudo en el terreno militar. No era un líder Juan Crisóstomo Falcón. Ezequiel Zamora sin discusión alguna sí lo era.
El par de locos de Las Casas y Vallenilla, sin saber qué teclas han tocado, sin saber qué hacer con lo que han provocado, entregan el gobierno a la casta más reaccionaria, y es aquí cuando Pérez Arcay entra en el tema propiamente del TEATRO DE LA GUERRA, en el cual es experto, y se mete de lleno en el análisis estratégico: ¿qué van a hacer los líderes de la revolución?, ¿cómo van a planificar y a desarrollar sus maniobras?, ¿cómo van a organizar los combates?, ¿quiénes asumirán los mandos federales? Los centralistas saben, dice el General Jacinto Pérez Arcay, «que sobre sus cabezas se levantará la espada de Damocles, el implacable acero de Zamora».
En este libro de la GUERRA FEDERAL se despliegan mapas, la Campaña de Barinas y los datos geo-estratégicos de la famosa batalla de Santa Inés, analizada con un brillo nunca profundizado como él lo hace, por historiador alguno en Venezuela.
En el preámbulo a esta batalla de Santa Inés, escribe General Jacinto Pérez Arcay: «En Santa Inés se encontraron las mejores y más aguerridas fuerzas de los contendientes; su geografía nos ha hecho la confidencia de unos cuantos secretos: de un lado el prodigio portentoso de Zamora y su inspiración militar; el mesianismo y bravura de ese caudillo magnetizante, oloroso siempre al pólvora del triunfo; y del otro lado la derrota antes de tiempo, la derrota apabullante, terrible, interminable que fuele infligida a las bravas tropas centralistas porque cometieron un solo pecado: ¡no tener quién les mandara! – y en verdadero clamor a la figura de Hugo Chávez yo la veo en esta frase suya-: ¡Oh, Dios de los ejércitos, no vayas a preterir otra vez a Venezuela!».