Por Alberto Pinzón Sánchez*. Especial para PIA Global. “camaradas; reina un gran caos bajo los cielos. La situación es excelente”. Mao Zedong
Al finalizar la 2° gran guerra mundial con la derrota del nazismo europeo por la alianza militar de la Unión Soviética con las potencias “occidentales”, y en el “Oriente”, por la derrota y colapso del imperio Japonés, gran aliado del nazismo europeo, en las islas del pacífico asiático por el uso de bombas atómicas por la US Army, y en el protectorado japonés de Manchuria, por el fulminante triunfo del ejército soviético aliado estrechamente con el ejército popular de liberación de China, con sus repercusiones liberadoras en otras colonias europeas de Asia. Se impuso entonces, dentro de los estrategas militares estadounidenses, el planteamiento geoestratégico del “gran tablero de ajedrez” , basado en la idea -fuerza de que la Hegemonía de la potencia emergente y victoriosa de los EEUU y la expansión global de todos sus valores materiales y espirituales ( capitalismo financiero y democracia) en el mundo conquistado, sólo era posible si se lograba romper el poderoso vínculo “internacionalista proletario” que sellaba los estrechos lazos político-militares existentes entre soviéticos y chinos con sus estados mayores, valga decir, entre Stalin y Mao Zedong.
Uno de los más férreos defensores de este planteamiento geoestratégico ajedrecístico fue el general MacArthur, ejecutor de la guerra de Corea (1950/ 53 ), convertido luego en influyente político del partido republicano y asesor del general-presidente Eisenhower en los inicios del correlato ideológico de la famosa y conocida Guerra Fría, la que terminaría en la realidad en 1991 con la derrota, en todos los terrenos del poderío de la Unión Soviética y el distanciamiento chino-soviético; pero no concluiría en las ideas ni en la doctrina geoestratégica estadounidense, que siguió sosteniendo la idea del peligro que representaba para su Hegemonía una Eurasia unida.
Seis 6 años después de la implosión de la Unión Soviética, en octubre de 1997, es cuando el señor Zbigniew Brzezinski, uno de los personajes más representativos del nacionalismo polaco anti ruso y antisoviético, posteriormente nacionalizado en EEUU, en donde desde 1957 empezó una carrera política en el Concejo para las Relaciones Extranjeras y asesor prioritario de la mayoría de los presidentes de los EEUU en sus políticas expansionistas agresivas y guerreristas seguidas a lo largo de los años que siguieron a la descolonización del tercer mundo y a la expansión Imperialista global, promoviendo las ideas del tablero de ajedrez geoestratégico para afianzar la hegemonía de los EEUU en el Mundo; publica su obra más reconocida traducida a más de 20 idiomas incluido el castellano, titulada “The Grand Chessboard: American Primacy and Its Geostrategic Imperatives, New York: Basic Books (October 1997), ISBN 0-465-02726-1”., cuyas dos ideas central son:
En primer lugar, definir la política exterior estadounidense que le permita seguir siendo el Hegemón único en el mundo conocido, y en segundo lugar, convencer en el interior al bipartidismo gobernante (demócratas y republicanos), y en lo exterior a aliados, socios y opinión pública en general, de que NO existe otra opción diferente para los EEUU, a seguir manteniendo su posición firme como única potencia mundial dominante frente a los “potenciales contrincantes políticos y económicos de la primacía estadounidense…. Eurasia es un supercontinente eje del mundo. Una potencia que domine a Eurasia ejercerá una influencia decisiva sobre dos de las tres regiones: Europa occidental y Asia oriental. Un vistazo sobre el mapa da entender también que un país dominante en Eurasia controlaría casi automáticamente Oriente Próximo y África” … favor leer imagen a continuación
Durante las décadas que el señor asesor Brzezinski y la cúpula gobernante en EEUU construían esta atractiva doctrina de Hegemonía dominación mundial, signados por una ejecución a rajatabla y una imposición de los postulados enunciados arriba citados, el Mundo real y concreto vio cómo se consolidó la globalización neoliberal imperialista y se afianzaba el sistema-mundo de la economía global:
La Unión Soviética estallaba en un aserie de Estados insignificantes y postrados dominados por minorías de burócratas nacionalistas anti soviéticos, elegidos en elecciones al estilo “democrático occidental” y, en la dirección de los países de Europa “oriental”, parte del bloque soviético, pasaban a ser elegidos también democráticamente, políticos promovidos por los países democráticos “occidentales”. En el fondo del reacomodo geoestratégico en marcha, estaba la gran diferenciación hecha desde el inicio del capitalismo (el de la sangrienta acumulación originaria de capital de la colonización de Asia, África y Latinoamérica-Caribe), y afianzada intelectualmente por la ilustración europea en el siglo XVIII, que grababa en piedra para el futuro, la terrible diferencia entre el “Occidente” (democrático) expandiéndose sobre el arruinado, postrado e incivilizado “Oriente” (despótico).
La ruptura chino-soviética y la revolución cultural en China promovida por Mao Zedong y la banda de los cuatro, así como los eventos posteriores por la lucha del poder, ayudaron a que el fantasma de Brzezinski, “Eurasia” no se pudiera materializar. También contribuyó a espantar el fantasma Eurasiático, el que la India siguiera sumida en su milenaria pobreza, el sudeste asiático fuera destruido por la agresión Imperialista sobre Indochina, el pueblo coreano quedara dividido irremediablemente, y el Japón, ocupado militarmente por el US Army, quedara completamente reconstruido y asimilado y digerido su grande aparato industrial por la economía estadounidense.
Eurasia monitoreada constantemente desde “el Occidente” había dejado de ser preocupación fantasmal. Se podía continuar la expansión global y el capital ya totalmente financiarizado podía buscar cada vez más abundantes y mejores fuentes de mano de obra barata o casi gratuita (mercancía fuerza de trabajo para los marxistas) y nuevos mercados para la exportación de capitales. Entonces se dio inicio al traslado de fábricas completas desde el “Occidente democrático hacia el Oriente despótico”. Claro que, trasladando todas sus contradicciones, una de ellas paralela a la industrialización acelerada, como el crecimiento exponencial de la clase obrera global, generando nuevos retos y nuevas conceptualizaciones y dificultades.
Para los marxistas, había quedado atrás debate histórico, político- social, antropológico, etnológico y arqueológico; económico y hasta filosófico, llevado a cabo en paralelo a los cambios referidos, tan intenso como enriquecedor (con mucha luz y mucho calor) sobre el Modo de Producción Asiático, mencionado por Marx en las famosas “formen”, y con el cual se pretendió arrojar luz esclarecedora sobre la vieja división que venimos tratando como base de la geoestrategia imperial de Brzezinski en la época de la descolonización y liberación tricontinental, entre el “Occidente democrático y el Oriente despótico”, que Marx había recibido como herencia de sus estudios sobre los economistas clásicos ingleses y la filosofía clásica alemana en especial de Hegel.
No es el momento de repetir todas aquellas extensas síntesis de tales debates consignados en una extensa bibliografía disponible fácilmente en castellano, sobre aquellos debates que incluso me remiten a la nostalgia de mis primeros estudios de antropología en la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá en 1968.
Me interesa resaltar: cómo luego del fracaso del “internacionalismo proletario” de Stalin y Mao Zedong, en los años en que en el mundo intelectual y académico se debatía sobre el Modo de Producción Asiático; actualmente (04 febrero de 2022), una reunión entre los gobernantes de China y Rusia en Pekín en el marco de la inauguración de los Juegos olímpicos y la “declaración conjunta” firmada por Putin y XI Ping a nombre de los dos potentes Estados que representan (Ver análisis general en el siguiente enlaces [1] pero en especial el informe de sobre la democracia global [2]; vuelve a revivir el fantasma que asustaba en los pasillos y corredores de la Casa Blanca en Washington y en especial al señor Brzezinski hace varias décadas:
La posibilidad real de que si exista de verdad el fantasma de carne y hueso llamado Eurasia que ha dejado de ser el “Oriente despótico” para convertirse en su contrario: un adalid de la democracia global centrada en una ONU reformada y democrática, y el socialismo, a cuya vanguardia está un partido comunista como el chino, que tiene la pequeña cantidad de 90 millones de miembros.
Confirmar además, la realidad planteada por Marx en el texto de las “Formen” (formaciones precapitalistas) que sirvió de base a las discusiones sobre el Modo de producción Asiático y las diferencias entre el “Occidente y el Oriente periférico”, de que la Historia (con mayúscula) es un proceso dialéctico infinito y abierto, de unidad y lucha de contrarios, de saltos de calidad en cantidad, de superaciones conservación abiertas (“aufheben”), que pueden ser en cualquier sentido, hacia adelante o hacia atrás según la correlación de fuerzas; tal y como lo interpretaba acertadamente su discípulo Gramsci.
Que no hay una vía única hacia el capitalismo en su forma “Occidental europea democrática”, parido en la sangre y el lodo de la acumulación originaria de la conquista, la colonización y el despojo de millones de seres humanos habitantes de los tres continentes periféricos, que fueron catalogados como salvajes por cristianizar y civilizar, y al cual, todas sociedades del mundo realmente existente, deben llegar obligatoriamente como modelo único de democracia.
Como tampoco hay una vía única predeterminada hacia la democracia global y el socialismo; que no hay etapas mecánicamente fijadas de antemano, ni teleologías, y que todo depende de la voluntad de lucha de los hombres que interpretan las fuerzas en contradicción y en lucha.
Y, que 25 años después de la publicación tan aclamada, publicitada y traducida del libro famosos del señor Brzezinski, sobre el gran tablero de ajedrez geoestratégico, el Mundo de carne y hueso es un Todo algo más complejo, impredecible y contradictorio que una simple partida mecánica de ajedrez.
Mao Zedong tenía una frase tan poética como sarcástica para tranquilizar a sus camaradas descamisados en las cuevas de Yenan: “camaradas; reina un gran caos bajo los cielos. La situación es excelente”.
Notas:
*Médico, antropólogo y ensayista colombiano, exiliado político y colaborador de PIA Global
Referencias:[1] https://www.eldebate.com/internacional/20220204/hora-putin-xi-jinping-acuerdan-escrito-estrategia-imponer-hegemonia-global.html[2]http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2022/0205/c31618-9952974.html