Ayer les reflexioné sobre la nueva familia de billetes de la última reconversión de octubre del año pasado y de la estabilización del tipo de cambio, que lleva ya seis meses.
De este último les dije que su estabilización «se debía» a que el Banco Central de Venezuela coloca todas las semanas un monto determinado de dólares, para cubrir la demanda de la economía, y esta última yuxtaposición se las puse en interrogante. ¿Cubre en realidad la demanda de la economía estos desembolsos semanales del BCV?
Allí les dibujé a un mecanismo de succión de nuestra renta petrolera, uno de muchos dentro de un intrincado sistema milimétrico de relojería que se encubre de miles maneras y que se justifica siempre bajo enunciados totales a los que nadie podría oponerse, so pena de ser crucificado, hasta por sus propios seres queridos. Es en verdad una máquina trituradora el rentismo que se mimetiza ante nuestros propios ojos y no la vemos.
La teoría económica tiene una ley universal que reza, a mayores reservas internacionales, menor es la paridad en el tipo de cambio. Es decir, es similar a una balanza vista de reverso, que la mayor suma está arriba y la menor suma está abajo. En fin, según esta ley, son las reservas internacionales, su incremento y mantenimiento alto, lo que mantiene bajo al tipo de cambio. Según esta ley de la economía -y si nos rigiéramos por ésta-, no es la colocación de dinero fresco en divisas en el sistema bancario nacional para cubrir una supuesta demanda de la economía, la razón que mantiene estable al tipo de cambio. También cabría preguntarse cuál es esa demanda de la economía, y/o quiénes las integran, que nos hacen el favor de mantener a raya al dólar, para el resto de las transacciones que se realizan en Venezuela.
Y aquí vienen los enunciados incontrovertibles con los que se encubren. ¿Es un minúsculo puñado de plutócratas «la demanda de la economía», quienes tienen la capacidad financiera de tomar esos dólares y fugarlos al exterior? A cualquier persona le dicen «es para cubrir la demanda de la economía» y de inmediato su estructura mental abarca a todo (y a todos y a todas) en su pensamiento, y no es así. Esa colocación de dólares semanal, ese derrame horrible que casi nadie percibe, es para satisfacer a un minúsculo puñado de plutócratas, a cambio de llevar la fiesta en paz y sin el chantaje de volver a alterar al tipo de cambio.
Nunca debemos olvidar que la pulverización del bolívar provino de un ataque externo y ajeno al funcionamiento de la economía. Eso nunca debemos olvidarlo. Entonces, su solución y recuperación vendrá atacando a ese punto, que está allí latente, y al acecho para lanzársenos encima. No albergo ninguna duda respecto a la colusión de ese minúsculo puñado de plutócratas (que ven a la renta petrolera nacional como algo suyo) con los factores externos que nos destruyeron al bolívar. Esa asociación para delinquir que allí veo nadie me la quita de mi cabeza.
En otro orden de estas mismas ideas y reflexiones, ayer Cirilo Salas me dijo por whatsapp, que los dólares que circulan en el país no los pone el Banco Central. Y es correcto. Y es peor. Lo que pasa es que son dos ámbitos. El BCV coloca en el sistema bancario nacional dólares electrónicos (cuyo origen proviene de la venta de petróleo, que son tomados de inmediato por la burguesía, mediante una multiplicidad de mecanismos, para fugarlos al exterior), dizque «para mantener estable al tipo de cambio». Esos son unos. Los que circulan en nuestra economía, son otros y tienen distintas procedencias externas; una pequeña parte, proviene de familias venezolanas en el exterior que los mandan por distintas vías; y una gran parte de esos dólares que circulan provienen del narcotráfico colombiano, que ha tomado a nuestro país como su lavadora (este último mecanismo es un cuchillo de dos filos, por un lado te destruye al bolívar; y por el otro lado, te provee de paz social, al suplir como liquidez y circulante).
Nuestra situación no es fácil, hermanos y hermanas. Es muy compleja. Yo sigo cual terco y porfiado apostando a la conciencia de Patria, sólo aferrándonos a nuestra Patria, es que nosotros mismos y nosotras mismas podremos salvarnos y salvar a nuestra Patria a su vez. «La patria es el hombre (y la mujer)», como nos dijo Alí Primera.
Juan Ramón Guzmán
Acarigua, 4 de abril de 2022