Por: Esteban Rojas
Ella como toda una estrella que brilla por los derechos humanos de la humanidad, tiene en la actualidad las defensas de la supervivencia muy bajas y, coloca un termómetro expectante en su boca que lee y atrapa el vil desasosiego que le produce la barbarie en serie de muertos que sin sangre se levantan en vida y, piden a gritos la satisfacción de la ayuda militar de la OTAN y de Occidente que liberen a Buchan en Ucrania, lo que se asemeja a un alargado montaje que difunden las redes que alguien debe tener sus manos metidas en ese terrible despliegue como ayuda de enterrar vivo a Putin.
Es tanto el padecer por la intervención rusa en Ucrania que manifiesta la Bachelet que, sus ojos se le salieron de la órbita mediática rusa y buscaron con paciencia súbita la dilatación de la Unión Europea y, más propensa a la calma pacífica, demanda la atención mundial a sus múltiples malos pensamientos como rusófila que no es, que cuando Pinochet era dictador del pueblo de su país Chile, donde los que iban a morir lloraban de rabia para que los asesinaran con la complacencia y satisfacción del imperio que, apoyaba al régimen que se tragó la vida de Allende y de tantos indefensos por solo tratar de convivir en democracia socialista.
Pero ahora los tiempos y los métodos guerreristas son otros, nada semejante a lo ocurrido en Chile para convertirse en una dictadura pinotechista con sus parecidas diatribas, ni tiene nada que envidiarle, pero ella olvida, olfatea y traduce sus razones que la hacen toda una dama no de hierro que, sabiendo lo que le venía a Ucrania, no supo ni quiso intervenir para trancar la posible intervención de Rusia en Ucrania.
Ahora Bachelet como defensora de los sagrados derechos humanos del orbe sufre quizás como la Magdalena de Occidente, por la ira que le causan «la acción belicista» de los soldados rusos en Ucrania por la invasión que entripó de alegría a los países que soñaban ver a Ucrania dentro de la OTAN y a Rusia desvalida y rodeada por una cirrosis ambiental de armas letales que no llegaron a tiempo dentro de tanto horror que le come sus nervios a ella de incauta sorpresiva, quizás algo vegana.
El mundo tiembla y Bachelet grita por su Occidente, se entierra viva a su suerte que, algún día Biden la recompensará -seguro que sí- por su precipitada solvencia de alertar al mundo de las injusticias rusas en su guerra en Ucrania, que atrape tanto desmán brutal y que le dé a ella como chilena la gloria por su llantén soñador que, soltó a Maduro y ahora crucifica a Putin por no dejarse entregar por las acciones que opcionalmente propagaba Ucrania y la OTAN, no importa que a su alrededor corran noticias falsas que en nada realzan su persona, pero las vive al momento y se hace partícipe de ellas que, no le abultarán los méritos que todo político busca de roncar en vez de llorar por los que mueren atravesados por una discordia política bien tratada que, saca su provecho con planificadas medidas económicas que en nada se apartan de la racionalidad de la realidad que se persigue: acabar con Rusia y su régimen y propagar la rusofobia a millón que, a ella los beneficios por venir no le darán la altura de ser enterrada con la gloria vibrante que Ucrania cante victoria contra Rusia.
¿Se prestará Bachelet al juego de Biden para juzgar a -motu propio- a Putin como criminal de guerra y en suspender a Rusia como se quiere del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y, además del Consejo de Seguridad? O sea Rusia quedará muerta en la ONU.¿O serán caprichos prejuiciosos de los Estados Unidos e Inglaterra?