Por: Karl Haki |
Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Strategic Culture Foundation
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+/El prolongado daño causado por la desintegración de la mentira está erosionando el supuesto liderazgo de parte de Estados Unidos y sus cómplices de la OTAN./*
El gobierno de Biden, la prensa occidental (también conocida como sistema propagandístico) y el eje militar de la OTAN se hallan a punto de colisionar de frente con la realidad. Uno de los indicios iniciales es la reducción en las actitudes de fanático además de urgirle a su mascota, el régimen de Kiev, que reduzca sus pérdidas y llegue a un acuerdo con Rusia.
Durante los últimos cuatro meses desde que Rusia lanzó su operación militar especial en Ucrania, el público occidental ha estado saturado con interminables mentiras acerca de la «ilegal agresión» de Moscú, cómo Rusia está perdiendo la guerra ante los «heroicos defensores» y cómo la OTAN apoya los inviolables principios de la soberanía de Ucrania lo cual de algún modo «justificaba» inundar al país con armamentos.
Ahora Jens Stoltenberg, jefe civil de la alianza transatlántica liderada por Estados Unidos, tentativamente está ondeando una bandera blanca de rendición ante la inevitable realidad. Hablando durante una conferencia celebrada en Finlandia la semana pasada, Stoltenberg urgió….
al régimen de Kiev que «pagara el precio de la paz» cediendo ante los reclamos territoriales de Rusia. El ex premier noruego y cómica figura de palo que es, está sin duda siendo usado como portavoz de planificadores más estratégicos dentro del establecimiento transatlántico.
El «precio por la paz» significaría que las autoridades ucranianas reconocieran que la Península de Crimea es parte de la Federación de Rusia y la independencia de las repúblicas del Donbass. La invasión rusa de Ucrania que se inició el 24 de febrero pasado fue lanzada con el propósito de defender aquellos territorios de habla rusa contra las agresiones de parte del régimen de Kiev apoyado por la OTAN y sus batallones nazis.
Esto marca un vuelco asombroso de parte del bloque de la OTAN. Desde el golpe de estado patrocinado por la CIA en Kiev el año 2014 y la secesión de Crimea para unirse a la Federación de Rusia, Moscú ha estado constantemente difamado por supuestamente haberse anexado la península mientras Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea han apilado una ola tras otra de sanciones económicas.
La supuesta restauración de la «integridad territorial» de Ucrania ha sido una recurrente excusa para la creciente hostilidad de parte del eje de la OTAN liderado por Estados Unidos contra Rusia. Sin embargo ahora, el jefe del bloque de la OTAN le dice al régimen de Kiev que es mejor prepararse para ceder territorio a favor de la paz. ¡Cuánto principio! ¿Entonces cuál era la razón todos estos años de crecientes sanciones económicas contra Rusia por Crimea?
El cambio de pensamiento es un reflejo del amanecer de la nueva realidad en el sentido que la intervención militar de Rusia en Ucrania que en verdad está resultando ser un éxito. Moscú ha asegurado a las regiones de habla rusa y causado graves daños al aparato militar ucraniano infestado de nazis. La noción de que Ucrania ingrese a la OTAN está también fuera de consideración.
Hace solo unas semanas los gobiernos occidentales y sus laboriosos medios de prensa estaban llenos de aseveraciones en el sentido que Rusia estaba enfrentando una derrota estratégica de parte de las fuerzas ucranianas armadas por la OTAN. El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden y su Secretario de Estado Antony Blinken estaban rebosantes. Del mismo modo lo estaban el Premier británico Boris Johnson y su máxima diplomática, Liz Truss. ¿Qué dirán ahora?
El carácter nazi de las fuerzas de Ucrania fue disimulado con cuentos como los «heroicos defensores». Cuando Rusia consolidó su poderío de combate en el este de Ucrania para tomar el Donbass, los medios de prensa occidentales alegremente lo informaron como una retirada. Contrariamente, varios analistas militares independientes y fuentes ubicadas en el área informaban lo contrario en visiones más precisas señalando que…
las fuerzas rusas y sus aliados en el Donbass estaban haciendo exactamente lo que tenían que hacer: liberar los territorios de habla rusa.
Ahora que Rusia está bien encaminada hacia alcanzar sus objetivos, la narrativa propagandística occidental se desploma junto a las mentiras que siempre había construido al respecto.
Habrá muchísimo rechinar de dientes a partir del último fracaso propagandístico. La debacle de Afganistán se verá como un espectáculo secundario frente a este épico fracaso. Cientos de miles de millones de dólares y euros en armamento proveniente de Estados Unidos y la OTAN enviado a Ucrania en nada han contribuido para «defender» al país. Ha sido un boon para el complejo militar-industrial y sus políticos alquilados. El flujo de armamentos no ha impedido a Rusia alcanzar sus objetivos.
Las repercusiones económicas globales del conflicto—totalmente inevitables, si Estados Unidos y sus socios de la OTAN se hubiesen enfrascado diplomáticamente con Rusia para resolver las antiguas preocupaciones de Moscú en torno a su seguridad—han golpeado a Occidente como una venganza. El alza de los precios de los combustibles está gravemente afectando a millones de trabajadores que ven esta calamidad económica no por culpa de Rusia (la denominada alza de los precios de Putin) sino como resultado de los juegos geopolíticos de Washington y Bruselas y la indiferencia de las elites.
Este es otro aspecto de la realidad –uno que tiene una inmensa implicancia a partir de levantamientos sociales sin precedentes—lo que está obligando a la clase dominante europea a rescatar su desastre en Ucrania.
El choque de frente con la realidad creará reacciones explosivas, las potencias europeas ya están urgiendo a Kiev de aceptar su destino como un peón redundante. El consejo de Stoltenberg que «pague el precio por la paz» es la propuesta a Kiev que le dice que se ajuste a la realidad y reduzca sus pérdidas. Con certeza el público occidental notará a través de este expediente una total falta de escrúpulos y se preguntará para qué sirvió todo ese falso drama y ese absurdo gasto pagado con fondos de los contribuyentes. Se viene una furiosa y violenta reacción contra los charlatanes en ejercicio.
Podemos esperar que los medios de prensa occidentales comiencen a buscar chivos expiatorios para «explicar» el éxito de Rusia. Conserve los informes como este de reciente publicación en el New York Times…
https://www.moonofalabama.org/2022/06/washington-starts-blame-game-over-defeat-in-ukraine-html>
culpando al presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski por sus errores tácticos. Pero la insufrible victimología del régimen de Kiev y su excesivamente mimado comediante convertido en presidente, sin duda será arrogante y redoblará sus exigencias imposibles para los norteamericanos y la «defensa» de la OTAN. Zelensky tiene cierta habilidad para motejar y avergonzar aparentes faltas de tolerancia. Ha sido preparado para funcionar de ese modo y su condición de celebridad occidental le brinda un falso sentido de importancia.
La historia está llena de títeres patrocinados por la CIA que sobreviven a su servicio y son por lo tanto descartados como basura. Si Zelensky y su claque siguen arrogantes por no seguirle el juego a Estados Unidos y sus socios de la OTAN, tratando de ocultar su pila de mentiras, es decir no aceptando su papel como chivo expiatorio, entonces Zelensky se enfrentará a un «expediente de jubilación» forzosa.
Pero finalmente el daño duradero producto del cúmulo de mentiras está erosionando el supuesto liderazgo de Estados Unidos y sus cómplices de la OTAN.
El presidente ruso, Vladimir Putin se ha mofado de las pretensiones de Estados Unidos motejándolo como el «imperio de las mentiras». Todo eso resulta ser un destino objetivo.
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