Hacia un nuevo orden monetario y financiero mundial

Pascualina Curcio

Ya son más de 75 años que Estados Unidos mantiene la hegemonía monetaria y financiera luego de que se acordó en 1944 que el dólar sería la moneda de referencia mundial, sin embargo, cada vez se hace más evidente el inminente reordenamiento económico, monetario y financiero mundial.

Luego de la II Guerra Mundial, todas las monedas calculan su valor no referenciándose al oro como había ocurrido hasta ese momento, sino al dólar. Al ser el dólar la moneda de referencia tenía necesariamente que tener un valor. Se estableció que cada onza de oro equivaldría a 35 dólares. Simultáneamente toda una arquitectura financiera se fue construyendo, incluyendo la creación del FMI.

Luego, en 1971, siguiendo con estos hitos de la historia, el gobierno de Estados Unidos tomó unilateralmente la decisión de suspender la convertibilidad del dólar con respecto al oro. Crea así las monedas basadas en la “confianza”, palabra clave en el orden monetario y financiero actual. Nos preguntamos, en términos estrictamente económicos, ¿Cómo se mide la confianza? ¿la confianza en qué? ¿en la economía estadounidense? ¿Cómo se calcula el valor del dólar basado en algo tan abstracto, intangible como es la confianza?

Simultáneamente, en 1976, junto con Arabia Saudita, Estados Unidos creó el petro dólar. De manera unilateral decidieron que el petróleo solo podría comprarse en dólares, lo que le permitió inundar el mundo de billetes verdes y hacerse de la hegemonía monetaria y financiera a través del sistema de pagos SWIFT. Lo que, entre otras cosas, sumado a su poderío militar, le ha otorgado el indudable poder de bloquear, chantajear y amenazar a los pueblos que le son hostiles, aquellos que no están alineados a sus intereses y por supuesto aquellos que deciden avanzar hacia un sistema alternativo al capitalismo. Estados Unidos, a través de la Resera Federal y del SWIFT tiene el poder de ser la alcabala mundial donde autorizan o no las transacciones financieras que se realizan en dólares, las cuales representan el 60%. No por casualidad hacen caso omiso a las votaciones contra el bloqueo a Cuba en la Asamblea de Naciones Unidas.

La creación de las monedas basadas en la “confianza”, también le otorgó el poder a Estados Unidos de activar con más libertad una de las peores armas de las guerras económicas: el ataque a las monedas. Como el valor de las monedas depende de algo tan fácilmente vulnerable como es la confianza, con manipular dicha confianza logran alterar su valor derivando en la desestabilización de toda la economía.

Decía Keynes citando a Lenin: ““Lenin tenía, ciertamente, razón. No hay medio más sutil ni más seguro de trastornar las bases existentes de la sociedad, que envilecer el valor de la moneda. El procedimiento pone todas las fuerzas recónditas de las leyes económicas del lado de la destrucción, y lo hace de manera tal, que ni un solo hombre, entre un millón, es capaz de notarlo.”[2]

Tanto la decisión de Bretton Woods de otorgarle a un solo país la exclusividad de que su moneda sea la de referencia mundial, así como haber permitido la creación de las monedas basadas en la confianza y el petrodólar han sido uno de los más graves errores que hemos cometido como humanidad contra la verdadera libertad e independencia de los pueblos.

Hablando de la confianza en la economía estadounidense, debemos precisar algunos aspectos que no se muestran en los medios de comunicación. Es el caso que, ya desde 1970 Estados Unidos registraba una balanza comercial deficitaria. Lleva medio siglo con una balanza comercial negativa. Hoy el déficit es de 650 mil millones de dólares según datos del Banco Mundial. Adicionalmente registra la deuda más alta a nivel mundial, la cual ya supera los 30 billones de dólares, impagable con todo el oro que hay en el mundo.

En este conflicto entre Ucrania y Rusia, Estados Unidos apenas cuenta con 2 meses de reservas para importaciones, monto que solo cubre el 2% de su deuda, mientras que Rusia tiene para 18 meses de importación y para pagar el 125% de su deuda, y China cuenta con 11 meses de importación en sus reservas que además cubren el 142% de su deuda. A diferencia de Estados Unidos, tanto China como Rusia han registrado balanza comercial positiva desde los 70.

El dólar ha venido perdiendo confianza desde hace ya varios años por distintas razones: en primer lugar, por la situación económica de EEUU que mencionábamos antes y su gigantesca deuda. A eso debemos sumar el inicio de la guerra comercial contra China en 2018, luego la pandemia que dejó en evidencia la vulnerabilidad de Estados Unidos para responder ante la COVID-19 siendo el país con mayor número de contagiados registrando una caída importante del PIB y una profundización de las desigualdades.

El conflicto entre Rusia y la OTAN y la intensificación de las medidas coercitivas de Estados Unidos contra Rusia también han acelerado la pérdida de confianza en el dólar entre otras razones porque cada vez más los países buscan desdolarizar sus reservas por temor a que les pueda ocurrir lo mismo que a Rusia y a los más de 20 países actualmente bloqueados por Estados Unidos. Temen tener sus reservas en dólares. A eso debemos sumar el hecho de que la inflación que también está afectando a Estados Unidos incide en la pérdida de confianza hacia el dólar.

En este contexto, y desde hace varios años, China y Rusia se han estado preparando. Han acumulado oro, se han desprendido de sus reservas en dólares y han tomado un conjunto de medidas para deslindarse cada vez más del sistema monetario y financiero dominado por EEUU a través del SWIFT y del petrodólar.

Es así como, en el marco de los BRICs, ya en 2014 crearon dos instituciones financieras, un Banco de Desarrollo y un Fondo de Reserva[3] y en 2017 ya estaban discutiendo la posibilidad de establecer un sistema único de comercio de oro tanto dentro de los países BRICS como a nivel de contactos bilaterales. Ya para ese año y según declaraciones del vicepresidente primero del Banco Central de Rusia, Sergey Shvetsov se había firmado un acuerdo para el desarrollo del comercio bilateral de oro con China.[4]También en 2017 se anunció la fijación de precios del petróleo en yuanes. Por su parte, en 2018, China anunció la creación del petro yuan oro lo que constituyó el detonante para que Estados Unidos le declarara la guerra comercial.

Recientemente, el mes pasado, la Organización de Cooperación de Shanghái conformada por Rusia, China, India, Pakistán y Turquía, entre otros países, la más grande del mundo cubriendo aproximadamente el 60% del área de Eurasia, el 40% de la población mundial y más del 30% de la producción mundial se reunió y decidió seguir tejiendo un nuevo orden mundial. Los jefes de los países aprobaron la hoja de ruta para aumentar gradualmente el uso de monedas nacionales en los acuerdos mutuos. Precedente que ya había marcado Rusia cuando exigió vender sus recursos en rublos[5] y Arabia Saudita con la decisión de vender petróleo a China en yuanes. Por su parte, en esa misma reunión, Irán propuso crear una nueva moneda euroasiática para comerciar con China, Rusia, la India, Pakistán y otros miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái.

Se han acelerado las iniciativas para acabar con la hegemonía del dólar ya sea a través de la comercialización bilateral entre las propias monedas, o con la creación de monedas para regiones, incluso sectores, como propuso una vez Hugo Chávez en el marco de la OPEP con la creación del petro. Esto implicaría contar con diversos sistemas de compensación de pagos y distintas monedas de reserva y de intercambio internacional, lo cual constituye un duro golpe al dólar, al Swift y al sistema monetario y financiero vigente desde 1944. De hecho, en China se usa el Sistema de pago interbancario y transfronterizo (CIPS) equivalente al Swift, mientras que en Rusia se emplea el SPFS.

Este nuevo sistema monetario pareciera estar migrando de las monedas basadas en la confianza a aquellas respaldadas en activos tangibles y cuantificables que permitan fijar su valor, convirtiéndose el oro en el activo por excelencia por sus características históricas como el sustento del sistema monetario.

Por otra parte, la decisión de Arabia Saudita de vender el petróleo a China en yuanes, además de aumentar sus exportaciones de hidrocarburos hacia China, así como la venta de hidrocarburos en rublos por parte de Rusia, abren las puertas para que las transacciones de petróleo se realicen en cualquier otra moneda distinta al dólar, lo que constituye un duro golpe al petrodólar. Debemos añadir la actual posición de Arabia Saudita en el marco de la OPEP Plus ubicándose del lado de China y Rusia y la decisión de disminuir 2 millones barriles diarios la producción de petróleo, posición respaldada por la Liga Árabe.

Putin afirmó en la Cumbre anual de los BRICS celebrada en junio de este año que están «explorando la posibilidad de crear una moneda de reserva internacional basada en la canasta de monedas de los BRICS».[6]

En este contexto, celebramos el hecho de que se esté configurando una nueva arquitectura monetaria y financiera mundial, que apunte a la pluripolaridad, a la diversificación de las monedas de reserva y de referencia. También celebramos el hecho de que se esté revisando el concepto de moneda basada en la confianza y que por el contrario su valor se fije en función de activos tangibles impidiendo el ataque a las monedas y celebramos también que el petrodólar pase a la historia.

Celebramos todo lo que está ocurriendo en el reordenamiento monetario y financiero mundial, a pesar de que reconocemos que todos estos cambios responden a un sistema predominantemente capitalista en el que no está en discusión el modo de producción y que no es más que la manifestación de la lucha entre potencias, pero también reconocemos que, el hecho de que el sistema monetario y financiero no dependa exclusivamente de un país, le resta el poder de bloquear, chantajear, amenazar a los pueblos que buscan transitar a un modelo económico distinto, alternativo al capitalismo, de manera soberana e independiente, disminuyendo la posibilidad de ser bloqueado o envilecida su moneda cada vez que decide avanzar hacia el socialismo.

En este contexto, desde el Sur, debemos apostar y presionar por un nuevo orden mundial multipolar y sin hegemonía, siempre resguardando nuestra independencia y soberanía. En este punto surge un conjunto de reflexiones e interrogantes, así como condiciones mínimas que consideramos deberían ir perfilando y caracterizando este nuevo orden económico mundial.

  1. En primer lugar, debe ser un orden monetario que garantice que cada nación mantenga su moneda. No deben desaparecer las monedas nacionales, éstas son símbolo y garantía de independencia económica y soberanía. El contar con una moneda propia permite libertad en el diseño de políticas monetarias y por lo tanto fiscales, comerciales, etc.
  2. No debe existir una sola moneda de referencia mundial, debe haber varias, mientras más monedas conformen una canasta de referencia mucho mejor.
  3. Entre estas monedas de referencia mundial pueden incorporarse eventuales monedas regionales, siempre garantizando que la creación de monedas regionales garantice las monedas nacionales.
  4. Cómo calcular el valor de cada una de esas monedas que conformarán la canasta de monedas de referencia mundial es la gran pregunta. No debería basarse en la confianza sino en activos cuantificables.
  5. La creación de monedas regionales y de sistemas de compensación de pagos regionales debe realizarse en igualdad de condiciones impidiendo que los países económicamente mejor posicionados tomen las decisiones, el control sobre aquellos más pequeños. Insistimos en la necesidad de mantener las monedas nacionales.
  6. Deben existir muchos, infinitos sistemas de compensación de pagos, bilaterales, sectoriales, regionales que impidan la alcabala financiera única, incluso sistemas de compensación de pagos no monetarios sino exclusivamente contables.

El nuevo sistema monetario y financiero debería configurarse de manera de no cometer los mismos errores del pasado: el poder del dinero no debe estar en manos de una sola Nación si de verdad queremos garantizar la libertad, autodeterminación de los pueblos y soberanía en un mundo pluripolar.

Este reordenamiento mundial es una oportunidad para avanzar hacia un mundo más justo, sin embargo, debemos estar conscientes que, el imperialismo, y no nos referimos a Estados Unidos, sino a los grandes capitales corporativos y financieros cada vez más concentrados no se desprenderán fácilmente de lo que ha sido su mayor poder, el del dinero. Mientras aquí disertamos, estos ya deben tener la nueva arquitectura financiera que les permita mantener el poder independientemente de cuál sea la expresión del dinero: físico, digital o cripto. En el libro “Covid-19: Reseteo Mundial” publicado por el fundador del Foro de Davos se reconoce la pérdida de confianza en el dólar y la necesidad de reconfigurar un nuevo orden mundial.

Los capitales saben el poder que otorga el dinero. Decía Rothschild: “Dadme el control del suministro de dinero de una nación y no me importará quién haga sus leyes”.

[2] John Maynard Keynes 1919. Las consecuencias económicas de la Paz. [3] https://www.cepal.org/es/articulos/el-acuerdo-de-los-brics-tomando-el-toro-por-las-astas [4] https://oroinformacion.com/Los-paises-BRICS-proponen-un-nuevo-sistema-comercial-para-el-oro/ [5] https://www.negocios.com/el-nuevo-orden-mundial-empieza-por-derrocar-al-dolar-el-sco-acuerda-aumentar-el-uso-de-sus-monedas/ [6] https://www.elmundo.es/internacional/2022/06/23/62b4820521efa092148b45d3.html

Pasqualina Curcio Curcio.

Ya son más de 75 años que Estados Unidos mantiene la hegemonía monetaria y financiera luego de que se acordó en 1944 que el dólar sería la moneda de referencia mundial, sin embargo, cada vez se hace más evidente el inminente reordenamiento económico, monetario y financiero mundial.

Luego de la II Guerra Mundial, todas las monedas calculan su valor no referenciándose al oro como había ocurrido hasta ese momento, sino al dólar. Al ser el dólar la moneda de referencia tenía necesariamente que tener un valor. Se estableció que cada onza de oro equivaldría a 35 dólares. Simultáneamente toda una arquitectura financiera se fue construyendo, incluyendo la creación del FMI.

Luego, en 1971, siguiendo con estos hitos de la historia, el gobierno de Estados Unidos tomó unilateralmente la decisión de suspender la convertibilidad del dólar con respecto al oro. Crea así las monedas basadas en la “confianza”, palabra clave en el orden monetario y financiero actual. Nos preguntamos, en términos estrictamente económicos, ¿Cómo se mide la confianza? ¿la confianza en qué? ¿en la economía estadounidense? ¿Cómo se calcula el valor del dólar basado en algo tan abstracto, intangible como es la confianza?

Simultáneamente, en 1976, junto con Arabia Saudita, Estados Unidos creó el petro dólar. De manera unilateral decidieron que el petróleo solo podría comprarse en dólares, lo que le permitió inundar el mundo de billetes verdes y hacerse de la hegemonía monetaria y financiera a través del sistema de pagos SWIFT. Lo que, entre otras cosas, sumado a su poderío militar, le ha otorgado el indudable poder de bloquear, chantajear y amenazar a los pueblos que le son hostiles, aquellos que no están alineados a sus intereses y por supuesto aquellos que deciden avanzar hacia un sistema alternativo al capitalismo. Estados Unidos, a través de la Resera Federal y del SWIFT tiene el poder de ser la alcabala mundial donde autorizan o no las transacciones financieras que se realizan en dólares, las cuales representan el 60%. No por casualidad hacen caso omiso a las votaciones contra el bloqueo a Cuba en la Asamblea de Naciones Unidas.

La creación de las monedas basadas en la “confianza”, también le otorgó el poder a Estados Unidos de activar con más libertad una de las peores armas de las guerras económicas: el ataque a las monedas. Como el valor de las monedas depende de algo tan fácilmente vulnerable como es la confianza, con manipular dicha confianza logran alterar su valor derivando en la desestabilización de toda la economía.

Decía Keynes citando a Lenin: ““Lenin tenía, ciertamente, razón. No hay medio más sutil ni más seguro de trastornar las bases existentes de la sociedad, que envilecer el valor de la moneda. El procedimiento pone todas las fuerzas recónditas de las leyes económicas del lado de la destrucción, y lo hace de manera tal, que ni un solo hombre, entre un millón, es capaz de notarlo.”[2]

Tanto la decisión de Bretton Woods de otorgarle a un solo país la exclusividad de que su moneda sea la de referencia mundial, así como haber permitido la creación de las monedas basadas en la confianza y el petrodólar han sido uno de los más graves errores que hemos cometido como humanidad contra la verdadera libertad e independencia de los pueblos.

Hablando de la confianza en la economía estadounidense, debemos precisar algunos aspectos que no se muestran en los medios de comunicación. Es el caso que, ya desde 1970 Estados Unidos registraba una balanza comercial deficitaria. Lleva medio siglo con una balanza comercial negativa. Hoy el déficit es de 650 mil millones de dólares según datos del Banco Mundial. Adicionalmente registra la deuda más alta a nivel mundial, la cual ya supera los 30 billones de dólares, impagable con todo el oro que hay en el mundo.

En este conflicto entre Ucrania y Rusia, Estados Unidos apenas cuenta con 2 meses de reservas para importaciones, monto que solo cubre el 2% de su deuda, mientras que Rusia tiene para 18 meses de importación y para pagar el 125% de su deuda, y China cuenta con 11 meses de importación en sus reservas que además cubren el 142% de su deuda. A diferencia de Estados Unidos, tanto China como Rusia han registrado balanza comercial positiva desde los 70.

El dólar ha venido perdiendo confianza desde hace ya varios años por distintas razones: en primer lugar, por la situación económica de EEUU que mencionábamos antes y su gigantesca deuda. A eso debemos sumar el inicio de la guerra comercial contra China en 2018, luego la pandemia que dejó en evidencia la vulnerabilidad de Estados Unidos para responder ante la COVID-19 siendo el país con mayor número de contagiados registrando una caída importante del PIB y una profundización de las desigualdades.

El conflicto entre Rusia y la OTAN y la intensificación de las medidas coercitivas de Estados Unidos contra Rusia también han acelerado la pérdida de confianza en el dólar entre otras razones porque cada vez más los países buscan desdolarizar sus reservas por temor a que les pueda ocurrir lo mismo que a Rusia y a los más de 20 países actualmente bloqueados por Estados Unidos. Temen tener sus reservas en dólares. A eso debemos sumar el hecho de que la inflación que también está afectando a Estados Unidos incide en la pérdida de confianza hacia el dólar.

En este contexto, y desde hace varios años, China y Rusia se han estado preparando. Han acumulado oro, se han desprendido de sus reservas en dólares y han tomado un conjunto de medidas para deslindarse cada vez más del sistema monetario y financiero dominado por EEUU a través del SWIFT y del petrodólar.

Es así como, en el marco de los BRICs, ya en 2014 crearon dos instituciones financieras, un Banco de Desarrollo y un Fondo de Reserva[3] y en 2017 ya estaban discutiendo la posibilidad de establecer un sistema único de comercio de oro tanto dentro de los países BRICS como a nivel de contactos bilaterales. Ya para ese año y según declaraciones del vicepresidente primero del Banco Central de Rusia, Sergey Shvetsov se había firmado un acuerdo para el desarrollo del comercio bilateral de oro con China.[4]También en 2017 se anunció la fijación de precios del petróleo en yuanes. Por su parte, en 2018, China anunció la creación del petro yuan oro lo que constituyó el detonante para que Estados Unidos le declarara la guerra comercial.

Recientemente, el mes pasado, la Organización de Cooperación de Shanghái conformada por Rusia, China, India, Pakistán y Turquía, entre otros países, la más grande del mundo cubriendo aproximadamente el 60% del área de Eurasia, el 40% de la población mundial y más del 30% de la producción mundial se reunió y decidió seguir tejiendo un nuevo orden mundial. Los jefes de los países aprobaron la hoja de ruta para aumentar gradualmente el uso de monedas nacionales en los acuerdos mutuos. Precedente que ya había marcado Rusia cuando exigió vender sus recursos en rublos[5] y Arabia Saudita con la decisión de vender petróleo a China en yuanes. Por su parte, en esa misma reunión, Irán propuso crear una nueva moneda euroasiática para comerciar con China, Rusia, la India, Pakistán y otros miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái.

Se han acelerado las iniciativas para acabar con la hegemonía del dólar ya sea a través de la comercialización bilateral entre las propias monedas, o con la creación de monedas para regiones, incluso sectores, como propuso una vez Hugo Chávez en el marco de la OPEP con la creación del petro. Esto implicaría contar con diversos sistemas de compensación de pagos y distintas monedas de reserva y de intercambio internacional, lo cual constituye un duro golpe al dólar, al Swift y al sistema monetario y financiero vigente desde 1944. De hecho, en China se usa el Sistema de pago interbancario y transfronterizo (CIPS) equivalente al Swift, mientras que en Rusia se emplea el SPFS.

Este nuevo sistema monetario pareciera estar migrando de las monedas basadas en la confianza a aquellas respaldadas en activos tangibles y cuantificables que permitan fijar su valor, convirtiéndose el oro en el activo por excelencia por sus características históricas como el sustento del sistema monetario.

Por otra parte, la decisión de Arabia Saudita de vender el petróleo a China en yuanes, además de aumentar sus exportaciones de hidrocarburos hacia China, así como la venta de hidrocarburos en rublos por parte de Rusia, abren las puertas para que las transacciones de petróleo se realicen en cualquier otra moneda distinta al dólar, lo que constituye un duro golpe al petrodólar. Debemos añadir la actual posición de Arabia Saudita en el marco de la OPEP Plus ubicándose del lado de China y Rusia y la decisión de disminuir 2 millones barriles diarios la producción de petróleo, posición respaldada por la Liga Árabe.

Putin afirmó en la Cumbre anual de los BRICS celebrada en junio de este año que están «explorando la posibilidad de crear una moneda de reserva internacional basada en la canasta de monedas de los BRICS».[6]

En este contexto, celebramos el hecho de que se esté configurando una nueva arquitectura monetaria y financiera mundial, que apunte a la pluripolaridad, a la diversificación de las monedas de reserva y de referencia. También celebramos el hecho de que se esté revisando el concepto de moneda basada en la confianza y que por el contrario su valor se fije en función de activos tangibles impidiendo el ataque a las monedas y celebramos también que el petrodólar pase a la historia.

Celebramos todo lo que está ocurriendo en el reordenamiento monetario y financiero mundial, a pesar de que reconocemos que todos estos cambios responden a un sistema predominantemente capitalista en el que no está en discusión el modo de producción y que no es más que la manifestación de la lucha entre potencias, pero también reconocemos que, el hecho de que el sistema monetario y financiero no dependa exclusivamente de un país, le resta el poder de bloquear, chantajear, amenazar a los pueblos que buscan transitar a un modelo económico distinto, alternativo al capitalismo, de manera soberana e independiente, disminuyendo la posibilidad de ser bloqueado o envilecida su moneda cada vez que decide avanzar hacia el socialismo.

En este contexto, desde el Sur, debemos apostar y presionar por un nuevo orden mundial multipolar y sin hegemonía, siempre resguardando nuestra independencia y soberanía. En este punto surge un conjunto de reflexiones e interrogantes, así como condiciones mínimas que consideramos deberían ir perfilando y caracterizando este nuevo orden económico mundial.

  1. En primer lugar, debe ser un orden monetario que garantice que cada nación mantenga su moneda. No deben desaparecer las monedas nacionales, éstas son símbolo y garantía de independencia económica y soberanía. El contar con una moneda propia permite libertad en el diseño de políticas monetarias y por lo tanto fiscales, comerciales, etc.
  2. No debe existir una sola moneda de referencia mundial, debe haber varias, mientras más monedas conformen una canasta de referencia mucho mejor.
  3. Entre estas monedas de referencia mundial pueden incorporarse eventuales monedas regionales, siempre garantizando que la creación de monedas regionales garantice las monedas nacionales.
  4. Cómo calcular el valor de cada una de esas monedas que conformarán la canasta de monedas de referencia mundial es la gran pregunta. No debería basarse en la confianza sino en activos cuantificables.
  5. La creación de monedas regionales y de sistemas de compensación de pagos regionales debe realizarse en igualdad de condiciones impidiendo que los países económicamente mejor posicionados tomen las decisiones, el control sobre aquellos más pequeños. Insistimos en la necesidad de mantener las monedas nacionales.
  6. Deben existir muchos, infinitos sistemas de compensación de pagos, bilaterales, sectoriales, regionales que impidan la alcabala financiera única, incluso sistemas de compensación de pagos no monetarios sino exclusivamente contables.

El nuevo sistema monetario y financiero debería configurarse de manera de no cometer los mismos errores del pasado: el poder del dinero no debe estar en manos de una sola Nación si de verdad queremos garantizar la libertad, autodeterminación de los pueblos y soberanía en un mundo pluripolar.

Este reordenamiento mundial es una oportunidad para avanzar hacia un mundo más justo, sin embargo, debemos estar conscientes que, el imperialismo, y no nos referimos a Estados Unidos, sino a los grandes capitales corporativos y financieros cada vez más concentrados no se desprenderán fácilmente de lo que ha sido su mayor poder, el del dinero. Mientras aquí disertamos, estos ya deben tener la nueva arquitectura financiera que les permita mantener el poder independientemente de cuál sea la expresión del dinero: físico, digital o cripto. En el libro “Covid-19: Reseteo Mundial” publicado por el fundador del Foro de Davos se reconoce la pérdida de confianza en el dólar y la necesidad de reconfigurar un nuevo orden mundial.

Los capitales saben el poder que otorga el dinero. Decía Rothschild: “Dadme el control del suministro de dinero de una nación y no me importará quién haga sus leyes”.

[2] John Maynard Keynes 1919. Las consecuencias económicas de la Paz. [3] https://www.cepal.org/es/articulos/el-acuerdo-de-los-brics-tomando-el-toro-por-las-astas [4] https://oroinformacion.com/Los-paises-BRICS-proponen-un-nuevo-sistema-comercial-para-el-oro/ [5] https://www.negocios.com/el-nuevo-orden-mundial-empieza-por-derrocar-al-dolar-el-sco-acuerda-aumentar-el-uso-de-sus-monedas/ [6] https://www.elmundo.es/internacional/2022/06/23/62b4820521efa092148b45d3.html