Lunes, 28 de agosto, IAR Noticias / A medida que avanza la fecha de realización de las presidenciales, el 3 de diciembre, crecen en Venezuela las versiones y las denuncias oficiales de un plan de desestabilización orientado a promover la abstención electoral con la finalidad de boicotear y deslegitimar el triunfo de Chávez anticipado por todos los sondeos.
En tanto, y con 28 candidatos presidenciales inscriptos, el gobierno inició investigaciones sobre el intento de la Embajada de EEUU en Caracas de introducir ilegalmente en el país mechas y detonantes de explosivos.
Según sectores políticos bolivarianos, la maniobra diplomática confirmó los indicios de un plan preelectoral orientado a generar movilizaciones callejeras violentas y de sabotajes explosivos por parte de los grupos más extremos de la oposición venezolana.
La inteligencia oficial conecta la frustrada operación diplomática con el apoyo financiero de la CIA a grupos mercenarios opositores expertos en operaciones de sabotaje y de caos callejero que actúan habitualmente infiltrados en las manifestaciones de la oposición.
El objetivo -señalan- es promover un «clima de violencia» acompañado de una campaña por la abstención con la intención de quitarle legitimidad al triunfo de Chávez y abrir cauces judiciales para pedir la anulación de las elecciones.
En plan de desestabilización -según la inteligencia venezolana- tomó forma a partir de los sondeos que otorgan a Chávez un triunfo por más del 70% frente a cualquier candidato opositor, o todos ellos juntos, situación que obró como el impedimento mayor para conseguir un candidato de «unidad».
En septiembre de 2004, durante el referendo, el chavismo terminó con la esperanza opositora de hacerse con el poder por vía de elecciones, y esa derrota influyó en la atomización y carencia de liderazgo que caracterizan a la oposición en el presente.
La estrategia «abstencionista» ya se dio con el retiro de candidatos opositores de los comicios parlamentarios de 2004.
Un título de la cadena BBC luego del triunfo de Chávez sintetizaba el objetivo de la maniobra: «Chávez se quedó solo».
Para el gobierno bolivariano, y a la luz de la experiencia anterior, la nueva maniobra está casi cantada: retirándose de los comicios los partidos opositores dejan la puerta abierta para futuras acusaciones desestabilizadoras de «hegemonismo parlamentario» referidas al gobierno de Chávez, aunque éste gane por mayoría legítima las elecciones presidenciales del 3 de diciembre.
La preparación del «clima de violencia» sería el escenario complementario para justificar el plan abstencionista, señala la inteligencia bolivariana.