por Julio Escalona
«Yo no iba a escribir más nada sobre el SúperJuguete, pero ayer y hoy algunos de los de nuestro lado se pusieron muy intensos a defenderlo, así que tendré que recordarles algunas cosas, estimados «camaradas»:
No se discute el duro trabajo que se está haciendo desde el gobierno para tratar de ayudar a la gente con los poquísimos recursos que hay. Yo estoy seguro de que quienes están trabajando allí no están pendientes de inventar «súper-juguetes».
En lo particular, yo estoy 99% de que el súper-juguete salió de personas que están pendientes, no de solucionar los problemas del país, sino de guindarse durísimo a ver qué contrato logran o qué carguito obtienen. Y lo que particularmente me asusta, me ATERRA, es que en nuestro Estado y en nuestro país sube más rápido el que adula, el que jala, el que dice cosas bonitas o el que llega con una caja de whisky (o un súpermuñeco), que el que trabaja duro y soluciona problemas.
Y ESO ha hecho muchísimo daño. El SuperBigote es la prueba más palpable de los dañinos que son estos aduladores: sacan esos juguetes, los defienden y se fotografían con ellos sin pensar en el efecto que causa en las numerosas personas descontentas o decepcionadas por los problemas harto conocidos.
¿Juguetes? ¡Como no! Esperamos con ansias más juguetes con la imagen de nuestros próceres, de nuestros escritores y poetas, de nuestros científicos y científicas.
Hagan juguetes de Simón y Manuelita, de Luisa Cáceres y Sucre, hagan muñecos bailando tambor, joropo y golpe; hagan a Don Luis Zambrano poniéndole electricidad a su pueblito, a José Gregorio ya no como santo sino curando gente o descubriendo bacterias con su microscopio…
Hagan los barquitos de la Batalla Naval del Lago, con cañones, soldados realistas y patriotas.
Hagan el barco Masparro desde donde Maisanta se sublevó contra Gómez, o el Leander con Miranda al frente.
Hagan a Guaicaipuro luchando contra los invasores españoles.
Hagan un rompecabezas 3D con el arco de la batalla de Carabobo, con la Flor de Venezuela de Fruto Vivas, con el Hotel Humboldt, con el Teresa Carreño y las bailarinas del Cascanueces, con el Puente sobre el Orinoco o el de Maracaibo…
¡¡Hagan los Sukhois venezolanos que les compramos a Rusia!!
¿Sabían que los juguetes LEGO cuestan más de 80 dólares pero se pueden hacer juguetes similares que no cuesten más de 2 o 3 dólares? ¿Por qué no hacemos juguetes que desarrollen la inteligencia y las ganas de construir o resolver problemas?
Yo ni siquiera les digo que no ganen dinero… si usted es empresario, haga sus juguetes para venderlos y ganarles un poquito, pero COÑO, tengan algo de sentido de Patria y dejen TANTO LA JALADERA DE BOLAS.» () () Cortesia del muro de Luigino Bracci Roa.-