Urgente, una política laboral que proteja a los trabajadores en Venezuela

Por: Cécil Gerardo Pérez 

«El pueblo sabe que mientras yo esté aquí no tomaré decisión alguna que lo perjudique, sobre todo a los más necesitados».

Hugo Chávez (*)

Definitivamente, la política laboral-salarial del gobierno actual ha fracasado rotundamente. Esta es una verdad lapidaria y debe enfrentarla la dirigencia del proceso bolivariano, si pretende mantenerse en el gobierno, que no en el Poder, pues este lo ha perdido, o al menos se ha languidecido, escualidizado enormemente por la merma del apoyo popular que alguna vez llegó a tener y que se expresaba en las victorias contundentes que se obtenían cuando Chávez lideraba en vida este proceso y por la ascendencia que los poderes fácticos, más la denominada nueva «burguesía revolucionara» ha vendió protagonizando.

Así que no puede el gobierno «seguir evaluando el aumento de salarios sustentable en el tiempo», como expresó Freddy Bernal, sino accionar de una vez. https://www.aporrea.org/economia/n379716.html. Por cierto fue la misma frase usada por el presidente Nicolás Maduro cuando anunció el nuevo sueldo mínimo anclado al medio petro, pero que luego llegaron (no las dos páginas web de EEUU, como dice Bernal, que por supuesto siguen haciendo su trabajo) sino los ministerios de Economía y de Planificación y le enmendaron la plana al presidente, usando la inefable ONAPRE, con un instructivo que destrozó, hizo añicos los anuncios de Maduro. Así que debe efectuarse, no sólo los aumentos de sueldos y salarios, sobre todo a la Administración Pública, sino una Política Económica Revolucionaria que privilegie al pueblo oprimido.

No es con muñequitos, o copias de «Super héroes» (el «Súperbigote» y la ridiculez mayor, la «súper-Cilita») del «entertaiment» gringo, o con animaciones tecnologizadas, al estilo bufonesco de Lacava como se solventarán milagrosamente los problemas del pueblo. No. Es con políticas bien pensadas, alejadas de esquemas neoliberales que involucren al pueblo, pues, como decía Lina Ron y repetía Chávez: «Sólo el pueblo salva al pueblo»

Les dejo esta reflexión que hace el Grupo «Carpa Cagigal» vinculado a la Revolución Bolivariana: «En marzo de 2022, el salario mínimo estaba en 10 bolívares, lo cual representaba cerca 3 dólares. El presidente Maduro ordenó aumento a 130 lo cual significó llevar el salario mínimo a unos 30 dólares, 90 por ciento del país feliz, contentos, los comentarios llegaron alto y lejos. Pero hoy, a menos de 1 año de ese aumento, los 130 bolívares representan un poco menos de 7 dólares. Y los precios son sumamente elevados para quien no cobra en dólares, vale decir, 4.5 millones de pensionados; no sabemos cuántos empleados del Estado en todos sus niveles, nacional, regional y municipal; y muchas otras personas cuyo ingreso se mueve alrededor del salario mínimo. Hay otros que gozan una bola pues cobran en dólares por sus servicios: mecánicos, taxistas, motorizados, servicios puertas adentro, odontólogos, médicos, abogados, en fin, muchos son quienes cobran en dólares y no tienen problema; tampoco lo tienen quienes reciben dinero del exterior.» https://www.aporrea.org/actualidad/a318565.html. A esto hay que agregarle: los altos funcionarios públicos (diputados, ministros, viceministros, directores ministeriales, alcaldes, gobernadores, concejales, directivos de empresas públicas, etc) que derrochan dinero a montones y andan en vehículos de alta gama, mientras el pueblo observa con malestar (la palabra es otra) tal desparpajo, en medio de un discurso acerca del bloqueo.

Por cierto, atención con la agenda oposicionista. Van a cabalgar sobre los problemas sociales y laborales para generar manifestaciones, protestas y probables situaciones de violencia en los próximos días, sobre todo usando el malestar (justificado) del sector educativo, salud y de la Administración Pública en general, así como de los jubilados y pensionados. Los videos e informaciones que recorren las redes sociales llamando y divulgando a esas protestas a partir de este lunes 9 de enero de 2023, con el reinicio de las clases así lo evidencian.

A Chávez no lo oyeron apropiadamente. En su discurso de despedida del 8 de diciembre de 2012, alertó: «No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No podrán. Ante esta circunstancia de nuevas dificultades -del tamaño que fueren la respuesta de todos y de todas los patriotas, los revolucionarios, los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras como diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria». Pues bien, no descansaron ni descansan y creo que han logrado en parte esa restauración del neoliberalismo y el abandono de las luchas reales (más allá del discurso) hacia el Socialismo. Las políticas económicas son una evidencia de ello. El plantear desde las altas esferas del gobierno la construcción de una «burguesía revolucionaria», (Castro Soteldo), de una «burguesía amorosa» (ministra Dheliz Alvarez) , el realizar acuerdos con la cúpula de FEDECÁMARAS, el mantener congelados los aumentos salariales, o tener política laboral que perjudica a la clase trabajadora, mientras los precios de los productos aumentan día a día engordando los grandes capitales, demuestran que nuestro gobierno tiene una política reactiva y no revolucionaria ante los ataques del imperio y del gran capital. Reconocer los errores no es atacar el proceso revolucionario. Es generar críticas para la rectificación a tiempo. O sea, aplicar de verdad verdad las tres R de Chávez, o las tres R.NETS de Nicolás.

Un camarada docente universitario nos compartió lo siguiente que a su vez divulgo por este medio:

CONCLUSIONES DEL 2022:

1. El ilegal dólar paralelo devaluó a su antojo al bolívar digital, pero el legal dólar del BCV lo respaldó, legalizó e hizo suya la devaluación.

2. El Presidente ordenó un Salario Mínimo Nacional equivalente a medio Petro, pero la Gaceta Oficial y la ONAPRE no obedeció.

3. El Presidente ordenó pagar un bono de Bs10.000 a los jubilados, en la Vicepresidencia lo fraccionaron, pero nunca lo pagaron.

4. El Presidente dijo que el SMN impactaría en las tablas salariales, pero lo que las impactó fue un instructivo creado por la ONAPRE que las pulverizó.

5. El TSJ después de un riguroso análisis legal, sentenció que era falso que existiera un tal instructivo ONAPRE. Que no fueran tan mentirosos los que reclamaron, amenazó a los que protestaban y por reclamar penalizó con una altísima suma a los que lo hicieron, claro después tuvo que despenalizar a los acusados, pues estos no tenían ni siquiera con qué pagar el transporte para ir a defenderse.

6. Los directivos del sindicato de los trabajadores del país, llámese CBST – FTUV, no solo aceptaron con sumisión la pulverización del salario y la violación de todos los derechos contractuales sino que salieron a defender al instructivo de la ONAPRE y al equipo económico que lo aplicó, en viajes por todo el país y también al exterior. Igualmente, aceptaron que los bonos vacacionales y aguinaldos fueran fraccionados. También emplazaron a sus sindicados a defender con vehemencia al BCV por devaluar, legalmente, al bolívar.

7. A pesar del bloqueo y del conjuro imperialista, los venezolanos revolucionarios Pasqualina Curcio, Boza y Valdés ofrecieron propuestas concretas, científicas, académicas y realistas, para enderezar la economía y dar un giro al tema salarial y a la política monetaria, pero desde la AN tales propuestas de solución fueron descartadas y descalificados los autores, por el presidente de la Comisión Economía, Finanzas y Desarrollo Nacional.

8. El bloqueo impidió el ingreso de divisas frescas que permitiera hacer un ajuste real de los salarios, lo que no se sabe es de dónde salieron las divisas frescas para inyectarle más de 5 mil millones de dólares al sistema bancario.

9. Los servicios públicos, todos, fueron indexados, así como otros bienes y servicios, incluyendo los alimentos y medicinas, pero el bloqueo impidió que los salarios fueran indexados.

Al respecto sugiero la lectura de uno de los análisis más profundos, sustentados, sólidos acerca de estas realidades realizado por el exviceministro de Educación Universitaria, Luis Bonilla Molina, quien también fue presidente-fundador del Centro Internacional Miranda, donde hace un diagnóstico de las situaciones que vivenciamos venezolanos y venezolanas, enuncia las tesis que fundamentan el análisis de la coyuntura actual, los escenarios probables y los desafíos para la construcción de una organización revolucionaria que acompañe las luchas de la clase trabajadora, promoviendo la autonomía gremial y las resistencias sindicales anticapitalistas. https://luisbonillamolina.com/2023/01/10/venezuela-una-nueva-etapa-en-la-lucha-social/.

Entre tantas verdades lapidarias desarrolladas por Luis Bonilla está la siguiente: «Resulta terriblemente decepcionante la ostentación de la burguesía revolucionaria y la nueva clase política del gobierno y oposición. Mientras la clase trabajadora tiene que hacer milagros para llevar arroz a su mesa, los restaurantes de lujo se llenan de personajes de la política, mientras docentes y empleados públicos van a sus labores con zapatos rotos la nueva clase política derrocha lujo con «Ferraris y Lamborghini» de diseño exclusivo. Esto convierte a las sanciones imperialistas en significantes vacíos, que lesionan el salario y condiciones de vida para quienes viven del trabajo, pero hacen cada vez más ricos a quienes se apropian de la menguada renta petrolera e ingresos fiscales.

Con salarios de apenas treinta dólares mensuales, teniendo que pagar tres dólares diarios de pasaje, la mayoría de funcionarios públicos subsidian al Estado, mostrando un compromiso nacional sin precedentes que es utilizado para condenarlos a la insalvable miseria.

La clase trabajadora está dispuesta a soportar cualquier situación de sacrificio, si se democratiza esta situación, no si su entrega solo recibe como burla la ostentación y el despilfarro de unos pocos en medio de la miseria de las mayorías».

(*) Hugo Chávez. Rueda de prensa. Sala de Prensa Simón Bolívar. Palacio de Miraflores. 1 de febrero de 2007.