El planeta vive hoy. en su extensión y funcionamiento total, no solo una Crisis sistémica de su orden económico dominante, El Capitalismo, sino crisis sectoriales, regionales y hasta civilizatoriss que dan lugar a tensiones y conflictos de diversas naturales que se prolongan en el tiempo y evitan la construcción de un nuevo eje de Poder que equilibre las fuerzas en disputa. La estrategia de la globalización neoliberal impulsada e por el binomio Reagan Tadcher se derrumba ante fuerzas económicas, científico-técnica, militares y políticas que emergen del pasado milenario y la Guerra Fría del pasado siglo para ocupar un espacio ganado por derecho propio que no admite ni permite hegemonismos antihistoricos y desafían el Poder de las viejas potencias coloniales europeas y su sucesor imperial de EEUU, lo que ha derivado en reconstrucción de proteccionismo económico, la afirmación de «patios traseros» y «zonas de influencias» y estrategias aceleradas de penetración. de espacios de relativa independencia para reconfigurar un Nuevo Mundo que seguramente se termine de definir en el próximo siglo XXII, si es que la crisis no produce una conflagración nuclear que haga regresar a este Planeta Azul a su pretérita Era de Piedra hábitats por los poquísimos seres humanos que sobrevivan sanos a ese holocausto. Para bien, aunque América Latina y el Caribe sigue siendo un espacio tradicionalmente asociado al dominio monroista de EEUU y de potencias europeas, tiene hoy, en su tradición y cultura libertaria, soberanista, independentista y snticolonialista, un patrimonio político y cultural suficiente para visualizar la naturaleza y potencia de las crisis confluentes en el presente periodo histórico para juntar voluntades, fuerzas y recursos con el fin de evitar ser arrastrada a un escenario global de confrontación y, favorecerse del mismo para construir el incipiente pero defendido proceso de integración y cooperación entre sus 32 Estados, que permita favorecer una «entrante» global entre los actores confrontados y contribuir a la creación de un nuevo relacionamiento internacional que supere definitivamente el colonialismo y el neocolonialismo y, especialmente, las consecuencias politicas, económicas y militares de la Segunda Guerra Inter-imperialista Mundial, a la cual fue arrastrada la Unión Sovietica, que hagan posible un mundo basado en una nueva Carta de las Naciones Unidas que regula las relaciones entre los Estados y reconozca derechos de las Naciones. pueblos, etnias y minorías poblacionales, procrubiendo y penalizando la guerra como medio de solución de controversias entre los Estados y al interior de ellas En ese marco ideario, destaca el papel geopolítico que ha venido jugando acertivamente la República Bolivariana de Venezuela que, bajo el gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías (1.999-2013) y el hoy Presidente Nicolás Maduro Moros, inspirados en la visión política del Generalísimo Francisco de Miranda y del General en Jefe y Libertador Simón Bolívar, convocó a la pluralidad de gobiernos de América Latina y el Caribe a construir el sueño de Unión de Repúblicas y Naciones Hermanas Soberanas e Independientes; lo cual se expresó en la creación de la Unión de Naciones de Suramérica, UNASUR, y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, CELAC, antecedida por el espacio de cooperación energético, financiero y comercial de PETROCARIBE, que apoyo este esfuerzo estratégico al incorporar a la región del Caribe. El histórico papel de Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, México y de Cuba en este proyecto estratégico tuvo un enorme impacto político que rebasó el espacio geoestratégica de Nuestra América al conectarse con la Unión Africana, la Organización de Estados Árabes, la Organización de Países No Alineados y, por esas diversas vías, con el amplio espacios de los organismos de las Naciones Unidas, favoreciendo acuerdos e iniciativas dirigidas a posicionar la región en la dirección y participación en esos organismos y la activación de iniciativas de la Paz, desarrollo sustentables y protección de los derechos humanos. Como era de esperarse, esta estrategia regional, al contrariar la Doctrina Monroe que 200 años después de adoptada sigue siendo el eje de la política regional de los gobiernos de EEUU, genera una respuesta agresiva de esa potencia imperial, desatando Golpes de Estado y operaciones de desestabilización politica y económica y de Medidas Coercitivas Ilegales (erróneamente nombradas «sanciones»), con el apoyo de las viejas castas dominantes, contra gobernantes y países insumisos, afectando seriamente el proyecto geopolítico de la integración que amenaza con dejar aislado a EEUU de feneciente «Patio Trasero». Después de la República de Cuba – con 60 años de criminal bloqueo – Venezuela ha sido el país más afectado por esta acción neocolonialista del gobierno de EEUU al ser atacada operativa, técnica y comercialmente su principal industria el petróleo -, bloqueado sus accesos a las fue tes de financiamiento, excluido del sistema internacional de pago, SWITF, embargado sus depósitos financieros y en oro en EEUU y otros países satélites, reducido sus conexiones diplomáticas por la existencia de la Presidencia ilegal paralela del cipayos Juan Guaido; todo lo cual arruinó la economía venezolana, destruyó el valor de su signo monetario, cerró el acceso a mercados de alimentos, maquinarias y respuesto y lanzó a la miseria a más del 70% de la población; parte de la cual, forzada por el desempleo, los bajos salarios y los altos precios de la comida y, la invitación mediática, se lanzó a la emigración, aumentando aún más, los efectos actuales y futuros de la crisis. Sin duda, estás devastadoras circunstancias (felizmente en proceso de superación) aunque no han derrotado al gobierno bolivariano del Presidente Nicolás Maduro Moros, lo han debilitado suficientemente para reedireccionar su papel de «locomotora» del cambio estratégico soberanista de América Latina y el Caribe; posición que tiende a ser sustituida por otros nuevos actores políticos. 9n fuerza y voluntad integracionista, como son los casos de la República Mexicana que preside el nacionalista Andrés Manuel López Obrador, la Argentina liderizada por el peronista Alberto Fernandez,, el novel presidente de Colombia, el progresista Gustavo Petro y el joven 0residenre de Chile, Gabriel Boric; cuarteto que, con la incorporación del recién incorporado Ignacio Lula Da Silva, de Brasil, constituye una plataforma política plural de mayor envergadura que la inicialmente reunida oír Venezuela en la década pasada por su peso político y economico que sube la tabla inclinada del desequilibrio de fuerza con el poderoso y amenazante vecino anglosajón del norte continental y su satélite cabadiense. Tales condiciones de la Venezuela Bolivariana y las circunstancias ya señaladas – a la que se suman las consecuencias expansivas del conflicto global OTAN- Unión Europea-Ucrania VS Federación Rusa – ha conducido a un justificado reposicionamiento geopolítico venezolano en la región, sosteniendo su visión y voluntad integracionista de la CELAC y UNASUR, pero concentrando – transitoriamente – esfuerzos y recursos geopolíticos hacia su área estratégica de influencia y conexion en el Caribe Oriental y Centroamérica. Ayer como hoy, seguramente, Venezuela será leal a su inspirador: El Libertador Simón Bolívar. YOEL PEREZ MARCANO