7 MARZO, 2023
Estaba a punto de terminar para esta semana otro corto artículo sobre el carnaval. La idea era mostrar mejor lo antes dicho sobre la enorme importancia cultural e histórica con la que ese carnaval, fiesta agresiva del explotado pueblo, llenó siglos de la vida conflictiva del llamado Occidente cristiano; y en especial hablar sobre las poderosas causas de su práctica desaparición actual. Sí, porque lo de “El Carnaval ha muerto, viva el Carnaval”, frase que sacudió a la intelectualidad cultural e histórica europea de hace ya más de medio siglo, se ha convertido en frase rutinaria que muchos repiten y que ya a nadie escandaliza ni sorprende pues es la realidad que el mundo actual nos muestra cada año por estas fechas que seguimos llamando carnavalescas. Y es que el carnaval, o lo que todavía quedaba de él, ha sido arrasado en estas últimas décadas por el poder supuestamente laico y por la engañosa racionalidad del caótico y brutal mundo en el que vivimos. O mejor, en el que las grandes mayorías del planeta sobrevivimos en medio de una creciente desigualdad que a todos nos afecta para beneficiar solo a la mínima minoría de supermillonarios que controlan la casi totalidad de esas riquezas del mundo y que de ellas son únicos y prepotentes beneficiarios. Lo que, no por casualidad, también nos muestran a diario esos grandes medios de los que también ellos son exclusivos y arrogantes amos.
El Carnaval queda para otra ocasión. Lo esencial hoy es la geopolítica mundial, y en ella la guerra nuclear que cada día vemos más cerca y que nos amenaza a todos; guerra que es obra agresiva de Estados Unidos (EU) el cual, para conservar su tambaleante dominio del mundo, entrega a diario, con complicidad de la servil Europa, más y más armas letales a Ucrania, su protectorado nazi, a fin de destruir a Rusia y atacar luego a China, países a los que ha declarado enemigos de la paz, la libertad y la democracia que, como siempre, EU encarna. Este artículo puede servirle a quienes entienden y admiten esto y que al menos ubican el inicio de esa guerra en 2014 cuando EU da el golpe del Maidán que lleva al poder a los neonazis dueños actuales de Ucrania, decididos a servir a EU y a atacar a Rusia incluso al precio de que, pese a las toneladas de armas, dinero y mercenarios que recibe de este y de Europa, su ya arruinado país desaparezca.
Empero, alguien podría objetar que la guerra nuclear que mueve EU y que nos amenaza, no ha sido declarada. Esa objeción tiene una respuesta sencilla y es que las guerras actuales, todas por cierto iniciadas por el genocida EU, no se declaran. Se declaraban, sí, las guerras del pasado: de la Antigüedad, la Edad Media, del Renacimiento y de los siglos recientes de la modernidad capitalista hasta la Primera guerra mundial, que comenzó en 1914 cuando en respuesta al asesinato del heredero de la corona austro-húngara por un patriota serbio, Austria declaró la guerra a Serbia desatando una secuencia inmediata de declaraciones de guerra entre países europeos. Resultado: 4 años de guerra y 20 millones de muertos.
En la segunda no hubo ya clara declaración que la iniciase. Rusia, entonces comunista, sabía que los nazis, sus enemigos, amos de Alemania y Austria, iban a declararle una guerra a muerte. Por ello, desde 1933 había estado proponiendo a Inglaterra y Francia aliarse para enfrentar juntos a los nazis. Pero para Inglaterra y Francia, que simpatizaban con los nazis, el enemigo era el comunismo ruso, por lo que ambas prefirieron pactar con Hitler y Mussolini en Munich en 1938 para que Alemania iniciara la guerra atacando y aniquilando a Rusia. Pero ante esa traición, Rusia, que sabía que Hitler quería iniciar la guerra por Europa, más débil que Rusia, y que deseaba evitar una guerra en 2 frentes, le propuso a Hitler un pacto (que debía permitirle prepararse mejor para el inevitable choque a muerte con los nazis). Así, la guerra estalla en 1939 al atacar los nazis a Polonia y lanzarse contra Europa. Y es en 1941 que Rusia puede enfrentar la terrible invasión de los nazis, dueños ya de Europa, derrotarlos al costo de 27 millones de rusos y rusas muertos, y así ganar la guerra, que de inmediato EU pretendió haberla ganado, patraña sin base que la Europa actual sigue tratando de hacer pasar por historia. La guerra duró 5 años y costó casi 60 millones de muertos, de los que solo unos 430 mil fueron estadunidenses, la mayor parte muertos en el Pacífico, luchando contra los japoneses y no en Europa contra los nazis, a los que no les declararon la guerra y a los que eludieron enfrentar cada vez que les fue posible.
Desde 1945 las guerras importantes son todas causadas y dirigidas por EU (Si 2 países centroamericanos se declaran la guerra por un resultado en el futbol, eso no cuenta). Y aquí hay varias cosas más a señalar. Una es que EU, guerrerista y provocador como es, pero siempre hipócrita, oculta o disfraza las guerras e invasiones que provoca; da un golpe de estado y lo oculta, o culpa a la víctima, acusada de peligrosa dictadura, casos de la Guatemala de Árbenz y la Cuba de Fidel; le gusta invadir países pequeños y débiles, caso de Panamá y más aún de Grenade. Y mueve sus grandes medios para mentir y calumniar, sosteniendo el ya carcomido mito de que es el faro del mundo, modelo insuperable de democracia y libertad. La otra es que, desde la Antigüedad hasta la Primera guerra mundial, a sus ministros militares, encargados de las guerras, los Imperios y países los llamaban ministros de guerra y marina (no había aviones todavía). Si no me equivoco, EU fue el primer país que cambió el nombre de ese ministerio, y si no fue él, es que no tardó en copiarlo e imponer el nuevo nombre. En su caso lo de ministro de defensa es pura hipocresía para disfrazar sus agresiones de actos defensivos. Además, eso debía generar una enorme confusión porque si todos los ministros militares son ministros de defensa no hay manera de saber en una guerra cuál de ellos es el que la ha causado. Aunque en realidad todo es un falso problema porque el otro, el verdadero agresor, es siempre EU.
Para iniciar una guerra, EU empieza por calumniar en sus medios al país que piensa invadir. Así crea el clima de tensión que requiere, alimentándolo de nuevas calumnias y amenazas. y cuando cree todo listo porque muchos países cómplices o serviles lo apoyan, inicia sin declaración la guerra, bombardeando brutalmente al “enemigo” y empezando a destruirlo, lo que a fin de cuentas es su real objetivo. Así de simple.
Pero no hay que olvidar las mentiras cínicas e insólitas de que EU se sirve y que sus medios difunden para embellecer y justificar sus proyectos genocidas. ¿Alguien recuerda cómo justificó EU la primera invasión de Irak en 1991 en tiempos del primer Bush? ¿Recuerdan a la llorosa enfermera kuwaití que en el Congreso de EU declaró haber visto cómo las tropas de Saddam Hussein entraron a un hospital en Kuwait y arrojaron al piso a recién nacidos que estaban en sus incubadoras? ¿Y recuerdan que poco después se descubrió que la “enfermera” era solo la hija del embajador de Kuwait disfrazada de enfermera con conocimiento de la CIA y del gobierno yankee? Y quizá recuerden en 2003, en tiempos del segundo Bush, al hipócrita y cínico Colin Powell, con un tubito en la mano, que luego llevó al Consejo de seguridad de la ONU para probar tubito en mano que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva para usarlas contra Occidente. Armas que por supuesto no existían. Mentira que costó casi un millón de muertos a Irak. Y que a él no le costó nada porque luego dijo haberse arrepentido y en 2021 murió de covid en su cama como otro “héroe” de ese miserable Imperio de la mentira, el crimen y el genocidio.
Seguimos en próximo artículo.