Jorge Rachid
Los procesos dominantes culturales de las últimas décadas, han transformado la lucha política en el territorio de las racionalidades, sin otras motivaciones emocionales excepto la que despliegan los enemigos como el odio. Las emocionales son aquellas que movilizan el comportamiento humano, venciendo los miedos, superando los obstáculos, transformando la realidad, no acompañarla, que es sinónimo de apuntalar el sistema injusto, el mismo que debemos cambiar.
Jamás la invocaciones a la lucha que hicieron nuestros Padres Fundadores ante el pueblo, se apoyaban en certezas, ni explicaciones de los escenarios que se construirían en la épica de la Liberación Nacional, se llamaba a la lucha por valores, acompañada por cientos de miles de paisanos criollos, mulatos, zambos, negros libertos, pueblos originarios, españoles republicanos que acudían en masa a acompañar los sueños liberadores de la opresión colonial.
No fueron “racionales” las consignas federales de nuestros caudillos, que enfrentaron esas racionalidades del poder “civilizatorio” porteño y depredador, aliado a la sumisión colonial de cualquier signo. Lo hicieron con las banderas de Federación o Muerte o Viva la Santa Federación, mueran los salvajes unitarios, con las cuales encadenaron los combates por la libertad de los pueblos prexistentes a la Nación “civilizada”. Los santiagueños lo eran desde el 1550, lo mismo los cordobeses, riojanos, tucumanos, salteños, jujeños que desde entones constituyen un estamento superior a la Nación que es la Patria, en ese caso la Patria Grande de las Provincias Unidas de Sudamérica, como dice nuestra acta de la Independencia Nacional del Congreso de Tucumán.
El mismo Artigas, el primer peronista, en 1813 en la Constituyente instruyó a sus congresales elegidos en asambleas populares en el signo puntual de las propuestas como la libertad de los esclavos, la reforma agraria, la multiplicación de los puertos, el traslado de la capital a las provincias, pero en el marco conceptual de “los más infelices, serán los más beneficiados” y “mi poder emana de ustedes y cesa ante vuestra presencia”, ya en 1815 en la Independencia de los Pueblos Libres de Concepción del Uruguay.
Esas frases resumen los sueños de los pueblos, impulsan la idea de la lucha por un mundo mejor, identifican al enemigo y compactan al movimiento nacional y popular, como hoy cuando los dirigentes populares latinoamericanos son perseguidos, estigmatizados, encarcelados, proscriptos en función de un diseño estratégico del mundo unipolar, que pretende fortalecer el coloniaje imperial. Esos sueños se mantienen bajo el paraguas de las esperanzas de construcción de un modelo social más justo y solidario, el modelo filosóficamente peronista.
Perón resumió sus consignas: “Braden o Perón”, identificación plena del enemigo, además de “Patria sí, Colonia no”, convocando a la construcción de un poder popular organizado bajo la consigna de Comunidad Organizada, “única forma de vencer el sistema demo liberal burgués” en su formulación en el Congreso de Filosofía de Mendoza de 1949, reafirmando la Constitución Nacional de contenido social del mismo año, en dónde los derechos, del trabajador, de la niñez y de la ancianidad, de la propiedad privada como derecho social, figuran en las determinaciones del texto, sin invocaciones vacías e incumplidas como en las constituciones liberales.
Antes los radicales con Alem expresaban “que se rompa pero no se doble” o desde FORJA más adelante derrocado Irigoyen decían: «Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre», todas invocaciones a la construcción de un futuro esperanzador basado en la lucha política contra los enemigos de la Patria.
En este contexto las utopías son una “alto filosófico” (Fornet-Betancourt) para verificar la continuidad del pensamiento de Martí del ”clamor de los pobres de este mundo”, que se plasma en la Filosofía de la Liberación que permitió ser el camino de un pensamiento nuestro, de alto contenido patriótico de Patria Matria Grande, que recuperó los sentimientos compartidos de los pueblos, a los cuales el enemigo, el gobierno de EEUU Comando Sur denomina “nuestros pueblos” a los que defenderán por sus recursos naturales: agua dulce, litio, gas petróleo, proteínas, lo cual expresado a viva voz estremece, pero que es ocultado por los cómplices del coloniaje, que son los ex Medios de comunicación, convertidos en verdaderos factores de poder, cómplices de la entrega y parte en la disputa del mismo.
No es necesario contestar la agenda del enemigo a diario para estar presente en la política, es más, esa práctica hace de amplificador del mensaje adversario, sino que se debe construir diariamente agenda propia, que deje de canibalizar la política internamente, cuando el país se enfrenta a un proceso de degradación democrática y golpe destituyente, que se difumina entre la manipulación, tergiversación, ocultamiento y mentiras de los medios hegemónicos, dejando atrás los temas esenciales. Esos ejes que hacen a los planteos estratégicos del peronismo y sus aliados del movimiento nacional y popular que en conjunto desde la política, el movimiento obrero, los movimientos sociales, los curas de opción de los pobres y villeros, los organismos de DDHH, los empresarios PYMES, van acariciando los mismos sueños.
Esa es la utopía compartida que debe plasmarse en la mesa institucionalizada de conducción compartida, convocada por el conjunto del peronismo y desde Cristina, sin dudas referencia mundial de una estadista, que junto a Lula deben estar en el cuadro de los 20 mejores cuadros políticos del mundo, que es nuestra y peronista.
Todos tenemos errores, lo cual no significa que sacrifiquemos al fuego sagrado a los compañeros que han asumido responsabilidades, que han intentado modificar, en el estrecho margen de maniobra que da ejercer el Gobierno, como explicó Cristina al asumir que sólo el 25% del poder reside en esa representación. Por esa razón levantar las banderas de las utopías y realizaciones que se plantean como necesarias a la construcción de una Comunidad Organizada con justicia social, como poder popular organizado. Ese es uno de los caminos de la liberación nacional y de la posibilidad de enfrentar a un enemigo tan poderoso como brutal e inhumano, como lo demostró en las dictaduras militares y en el período negro de democracia neoliberal macrista.
Entre una racionalidad resignada al “nada se puede”y el “todo mal”, debe oponer el “optimismo de la voluntad” que llena de alegría la lucha política, porque devuelve las ilusiones esperanzada al conjunto del pueblo argentino, sometido a una sucesión de miedos, que están destinados a crear el desasosiego necesario que lleve al caos, situación propicia para aquellos sectores de la dominación que pretenden subsumir la voluntad popular a la relación opresor oprimido, como natural de la condición humana.
Cabalgaron sobre la Pandemia carancheando las medidas sanitarias, bloqueando las vacunas, quemaron barbijos, intentando deteriorar al Gobierno, colocando de rehenes a millones de argentinos que terminaron dando la espalda a la degradación política. Pero cooptaron la Corte Suprema desde siempre, aliándose con el Lawfare impulsado por EEUU. No tienen dudas en desatar la violencia como método de la política, al fracasar el denuncismo perpetuo por agotamiento mediático.
Eso es el enemigo al cual no se lo puede combatir desde racionalidades profundas que les explique que están equivocados porque han logrado instalar un mito, que sólo se logra desmontar con perseverancia militante llena de ilusiones de los caminos a recorrer, en un proceso largo de construcción social y política que consolide la soberanía nacional.
Siempre hay un enemigo, potencias que necesitan del saqueo para controlar el poder hegemónico desplegando para ello un sistema comunicacional que nos hace ver el mundo por el ojo de la cerradura, pequeño de un tercio del mundo real, presionando y creando conciencia de sumisión y dependencia, diciplinando los pueblos o avasallándolos en un mecanismo perfecto de opresión. Eso se llama coloniaje cultural, económicofinanciero e institucional como hoy sucede en nuestro país.
Dejarse abatir por una realidad volcada por el enemigo, es como rendirse sin luchar, bajar los brazos que es lo que pretenden, de ahí surge con fuerza la necesidad de recrear las utopías transformadoras de esa realidad impuesta a través de las luchas sectoriales o totalizadoras con el signo de objetivos utópicos, al parecer inalcanzables, pero que la voluntad de los pueblos siempre consolida en los procesos históricos, más allá de nuestras demandas y ansiedades biológicas, producto de la finitud.
Esas utopías generan en las mochilas militantes la carga necesaria del impulso vital, de ser protagonista de la historia antes que testigo o relator de la misma, no se basa en el misticismo sino en los valores expresados hoy por Francisco, ese argentino Papa que enarbola desde la teología, esas utopías sobre el mundo. Son las que hacen dejar de lado los aspectos circunstanciales para centrarse en los ejes estratégicos de la Patria a construir, de los sueños a realizar, del compromiso a desplegar, junto a la voluntad y perseverancia de estar presente en la lucha, desde la barricada a la reflexión, desde el pensamiento crítico a la organización pero con un objetivo único de forjar el modelo social y productivo solidario, soberano, emancipador de la Patria Matria Grande Liberada.
JORGE RACHID
PRIMERO LA PATRIA
www.lapatriaestaprimero.org
CABA, 8 de marzo de 2023
BIBLIOTECA
Emilce Cuda: Teología, ética y política Ed. Manantial
Leopoldo Marechal: Didáctica de la Patria Ed. Revista de filosofía UBA año Xl N° 28
Juan Carlos Scannone: La filosofía de la Liberación Ed. Chile