Mil. Ítalo G. Cortés A.
INTRODUCCIÓN.- Era abril de 1945, el ejército «rojo» tenía copado a los nazis. El alto mando alemán, pugnaba por rendirse ante los «occidentales», pero quienes tenían los «ases del triunfo», eran las aguerridas tropas de la Unión Soviética. El 30 de abril de 1945, tres soldados rojos, recibieron el mandato de subir al Reichstag para colocar allí la «bandera roja», ornada con la hoz y el martillo. Alexei Berest, Mikhael Yegorov y Meliton Kantaria, con orgullo patrio, se abrieron paso entre combatientes, escombros y sorteando la balacera, llegaron al sitio escogido en lo más alto del Reichstag y allí aseguraron la «Bandera de la Victoria» que flameó orgullosa. La paz había derrotado al fascismo. El coronel general Kuznetsov, comandante del 3er Ejército de Choque, reportó con orgullo, que la tarea estaba cumplida. Este oficial fue condecorado y reconocido como «Héroe de la Unión Soviética». La bandera que flameó sobre el Reichstag, hoy puede observarse en el Museo de las Fuerzas Armadas en Moscú.
LOS ULTIMOS DÍA DEL NAZISMO.- Desde antes que flameara esta bandera roja, ya las tropas nazis comenzaban a rendirse. Obviamente querían rendirse ante los «aliados», con los cuales ya tenían conversaciones. El 7 de mayo hubo un intento de rendición formal, pero José Stalin líder de la URSS, exigió que la rendición fuera en Berlín y ante representantes militares soviéticos. La rendición tal como lo obligó Stalin, se llevó a cabo el 9 de mayo, por eso ese día para muchos constituye el término de la «2a Guerra Mundial», que para muchos la identifican como «Gran Guerra Patria».
LOS ESCENARIOS CAMBIAN.- El sentir generalizado que la URSS había salvado a la humanidad de la «bestia parda del fascismo», pasó poco a poco, a ser remplazada por la visión que EE.UU. había sido el protagonista principal, y el rol de la URSS fue opacado, hasta casi desaparecer. Sus más de 27 millones de hombres y mujeres, civiles y uniformados, que habían perecido en la Gran Guerra Patria, paulatinamente se fueron desdibujando en el tiempo. Sólo en algunos países de Eurasia se reconocía tal sacrificio.
EL EJEMPLO DE TOMSK.- Es probable que no sepamos donde queda Tomsk. Es una ciudad que queda en la región de Siberia, territorio ruso. Fue precisamente en ella, cuando en 2012, por voluntad popular, se llevó a cabo la 1a Marcha del «Regimiento Inmortal». Hombres y mujeres de Tomsk, salieron con retratos de familiares o amigos, para conmemorar con ellos el triunfo histórico acaecido en 1945. Un año después, en 2013, se unió Kazajstán y Ucrania. En 2014 se agregaron Bielorrusia, Kirguistán e Israel y el 2015, más de 500 mil personas, de todas las edades, desfilaron por la Plaza Roja, portando los retratos de aquellos que fallecieron durante la Gran Guerra Patria. En esta oportunidad, el desfile del «Regimiento Inmortal», fue encabezado por Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusia, quien portaba el retrato de su padre, quien murió en la antigua Leningrado, hoy San Petersburgo. En la Marcha del «Regimiento Inmortal» del 9 de mayo del año 2018, en toda Rusia se reunieron más de 10 millones de ciudadanos, llevando un retrato de un ser querido, que murió en esa gesta heroica que duró desde 1941 a 1945. El 9 de mayo pasa a ser un día de conmemoración mundial, ya que ese día, fue cuando por un tiempo, se silenciaron los cañones y le dieron una oportunidad a la paz, la cual no duró mucho, pero eso, es otro cantar.
LAS NACIONES UNIDAS.- Todas las naciones, deseaban la no repetición de esta tragedia y crearon la ONU, Organización de las Naciones Unidas, con su Consejo de Seguridad que avalaría la «paz mundial». No había terminado de secarse la tinta que usaron para redactar la «Carta de la ONU», cuando los tambores de la guerra volvieron a sonar, y no han dejado de hacerlo. Hoy a un paso de la 3a Guerra Mundial, hacemos votos porque la paz se imponga, dado que si no se hace, la 4a tendrá que llevarse a cabo, «usando sólo piedras».
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