Piar y la guerra popular actual

Después de las jornadas de debates y diatribas sobre el salario, bajadas las tormentas, seguimos pensando que estamos en una guerra que tiene formas ocultas y que debemos analizar con pinzas quirúrgicas contextos que nos permitan ver más allá de lo meramente reivindicativo, sin negar la justicia de conculcar las demandas sociales por una justicia económica que depare felicidad al pueblo venezolano. Lo mismo le ocurría a Bolívar en el contrataque que inició en 1816, al enunciar la liberación de los esclavos, una idea impensable para muchos jefes patriotas mantuanos que lo acompañaban y que de momento le dieron la espalda. De todos aquellos patriotas reivindicamos a Manuel Piar, pardo y con visión estratégica y táctica distinta a la de sus «compañeros» mantuanos.

El doctor Roger Ramírez, joven historiador y militar, acuñó un término que es pertinente para entender los contextos y facultades «estratácticas», eso es estratégicas y tácticas. Así podría calificarse a Piar que, bajo la dirección política del Libertador Simón Bolívar en el sentido estratégico, usó tácticas de guerra como la de un pueblo en armas, con una direccionalidad política ajustada a consignar victorias al ejército patriota. Por eso diseñó y llevó a cabo la campaña de Guayana, que dio las ventajas a Bolívar y al ejército libertador para construir el Estado nación llamado Colombia la continental.

Néstor Kohan, citando a otros autores de la historiografía americana, lo señaló claramente: en su confrontación contra los colonialistas españoles, Bolívar apela a la estrategia de la combinación de todas las formas de lucha, incluyendo la guerra regular y la irregular. Su estrategia solo pudo triunfar sobre el colonialismo europeo cuando logra concretar y realizar la doctrina revolucionaria del pueblo en armas (Kohan, 2013).

Lo que Manuel Piar hizo brillantemente fue comprender en el terreno, la necesidad de incorporar guerrilleros negros, indios, mujeres, esa misma masa que entusiasmó Boves hasta 1814, para luchar contra las desigualdades, por la libertad, la justicia y lograr introducir tácticas de guerra no convencionales, hasta ese momento, para derrotar batalla tras batalla al ejército realista.

Era la tesis del «pueblo en armas», la de la guerra social que aplica inteligencia social para neutralizar al enemigo, tal y como lo describe el general Menry Fernández (2019) en su obra Guerra popular de resistencia, al señalar: «Bolívar se convierte en un acérrimo defensor o partidario de ‘el pueblo en armas’, incluyendo a las masas dejadas por Boves» (p. 71). El mismo Kohan señala la estimación del profesor José Rafael Núñez Tenorio sobre el concepto de guerra popular prolongada que Bolívar anunció con precisión semántica mucho antes que Mao Tse Tung lo hiciera en los años cuarenta del siglo XX.

Pero fue Piar el que la aplicó en las operaciones concretas que aún están por investigarse en profundidad, como en la batalla del Juncal en 1816 y en la batalla de San Félix en 1817, y nos referimos a aspectos de operativos militares como las emboscadas de flechas, de fuego y de piedras lanzadas con sondas, practicadas por milicias indianas desde los tiempos de la conquista, el espionaje de las mujeres patriotas infiltradas, las arengas políticas y sus proclamas sociales; en fin, una verdadera cátedra de investigación por descubrir.

Los guerrilleros de Manuel Piar utilizaron la tensión a base de continuas emboscadas, seguidas de rápidas retiradas, que agotaban y desmoralizaban al enemigo invasor. Tenían ojos y oídos en todas partes y vivían pegados al terreno del que procedían y recibían ayuda. Es una táctica que requiere de que el combatiente conozca el terreno, de forma que pueda mezclarse con la población civil, entre batalla y batalla, refugiarse en ella y no solo procurarse alimentos, sino, también, producirlos (Fernández, 2019).

Hoy, aunque la guerra que se nos aplica tiene otras dimensiones, multiforme, difusa, oscura y engañosa, la ofensiva debe ser de guerra popular prolongada, en términos de inteligencia social desplegada, de infiltración, de desgaste del enemigo, en ofensiva permanente.

El general Menry Fernández lo destacó en su libro, cuando las acciones van desde la comprensión y conciencia de la realidad que vive el pueblo, hasta las operaciones y responsabilidades políticas de nuestros dirigentes en el plano estratégico y táctico. Al señalar que en estas circunstancias los

… dirigentes se encuentren preparados en la estrategia, la que no corresponde solo a acciones militares, sino a la política global, de la que el componente militar es solo un órgano más de maniobra. También, el partido debe relacionarse con el pueblo, los dirigentes deben conocer la situación real del pueblo para adoptar las mejores medidas (inclusive, sociales y económicas) para cada necesidad. (Fernández, 2019).

Así pues, no solo se trata de una coyuntura económica. Se trata de una guerra en extensión, en la que muchos se atascan en el fango provocador en que la derecha internacional y la inteligencia imperialista nos coloca trampas. Y ahí de nuevo vuelve Manuel Piar a recordarnos que esta es una guerra popular de amplio espectro, que estamos ganando palmo a palmo, pacientemente y con dignidad patriótica.

Aldemaro Barrios Romero

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