Por Mg. José A. Amesty Rivera | 02/06/2023 | Bolivia
Fuentes: Rebelión
Desde la salida del expresidente Evo Morales Ayma, de la jefatura presidencial en Bolivia, (golpe de Estado en su contra) se empezaron a escuchar especulaciones sobre problemas internos entre el partido Movimiento al Socialismo MAS y Evo Morales, dentro del mismo partido MAS, entre el presidente Luis Arce y Evo, entre David Choquehuanca y Álvaro García Linera, en fin, una lucha intrincada entre los principales líderes del MAS y ex presidentes, vice presidentes y presidentes en ejercicio.
Revisemos algunos elementos de esta crisis o disputas internas. Por ejemplo, José Llorenti, miembro del MAS, señala: «En el año 2014, con la victoria de Evo Morales con el 61%, el MAS como partido tenía la misión histórica de empezar a debatir la transición o la renovación en la misma revolución, sin embargo, ante la intensión de Morales de negar el debate, y de hablar únicamente de su posible reelección, se postergó un debate necesario en el MAS que hoy (gestiones 2021-2022-2023), estamos llevándolo a cabo. La crisis del MAS actualmente, es la crisis de la transición y ahora llamada renovación, la cual debió debatirse el año 2014, inmediatamente después de que Evo Morales ganara la elección. Es decir, que inmediatamente la victoria de Morales se debió iniciar la discusión por quién o quiénes serían los siguientes cuadros en conducir la Revolución (actualmente, Luis Arce y David Choquehuanca)».
«En otras palabras, la crisis orgánica y política que está ocurriendo en el MAS, es un debate atrasado, porque debió debatirse de cara al año 2019 la transmisión ordenada de mando como sucedió por ejemplo en Brasil, con Lula-Dilma o en Argentina con Cristina Fernández-Alberto Fernández, o varios otros ejemplos. El rehusar el debate no hizo otra cosa que ocultarlo, motivo por lo cual ahora estamos viviendo esta crisis. Asimismo, debatir la transmisión de mando, no quiere decir, “jubilar a una generación” o “retirar de la política” a un líder, como por ejemplo, sucedió en Brasil donde se puede ver con más claridad que la transmisión de mando no significó el retiro de Lula de la política, de la misma manera, en Argentina, la salida de Cristina Fernández de la presidencia no significó su retiro en la política, significó, más bien, la oxigenación de un gobierno o de un proceso político de cambio (progresista – popular)».
Ahora, para salir o para sobrellevar esta crisis política, se presentan varias salidas, veamos las más destacadas:
A. La salida institucional-electoral, que significa ir a primarias al interior del MAS para ver una salida ordenada a la división y la crisis. Esta salida, siendo la más racional, no parece ser la más popular entre los líderes del denominado “Proceso de Cambio”, por los grados de desconfianza que existen, y porque ya se tiene el precedente de que, si se escoge una dirigencia en el interior del MAS que no comulga con la línea central del evismo, ésta es retirada o negada.
B. La salida por la fuerza, que, más bien, plantea exacerbar la pugna interna hasta que uno de los dos bandos gane.
C. La salida dialogada, en la que ambos bandos tomen en cuenta el criterio del otro y exista un desprendimiento para hacer posible la unidad, propuesta establecida fundamentalmente por Álvaro García Linera, exvicepresidente.
D. La salida por el caos, que significa más bien la división del MAS y la competencia externa en elecciones nacionales, incluso en diferentes partidos políticos.
Lo más triste es que al parecer, las diferencias al interior del MAS parece que se inclinan por el desastre, antes que por una salida salomónica o pacífica-institucional.
En esta situación se agrega, que el expresidente Álvaro García Linera, aboga en estos últimos días: «donde habló de que esta revolución o este proceso político debe ser conducido únicamente por indígenas, haciendo fuerza para que sea Evo Morales quien vuelva a conducirlo«.
Cuando finalmente señala Llorenti, «la Revolución ya avanzó mucho en inclusión social y política. García Linera no ve que los indios (indígenas) ya hicieron su revolución burguesa (denominada Revolución Democrática y Cultural) y la Bolivia que recibió junto a Evo Morales el año 2005, no es la Bolivia que dejó el año 2019», y mucho menos la del 2023.
Por otro lado, veamos tres posturas ante la crisis interna en Bolivia. Desde el “ala arcista” (renovadora) respondió el exministro de Gobierno, Hugo Moldiz. Desde el “ala evista” (radical) el abogado de Derechos Humanos, Nelson Cox. Y la voz de la experiencia que ve con preocupación el impasse, el extitular de Minería, José Pimentel. Quienes responden y se preguntan: ¿Qué está pasando realmente y qué debemos saber de esta situación? ¿Existe un ala denominada “evista” y otra “arcista” en flagrante disputa? ¿Es posible concertar la unidad a estas alturas?
CORREO DEL ALBA, entrevista a estas tres personas, y la primera pregunta para los tres es: ¿Cuál sería el origen del conflicto entre “renovadores” y “radicales”?
Hugo Moldiz responde: «Tiene que ver con la ausencia de un espacio de resolución de las contradicciones y tensiones que se iban a presentar debido a que, por vez primera desde 2005, se iba a producir un dislocamiento entre el liderazgo político-institucional o estatal y el liderazgo político. Evo Morales concentró ambos desde enero de 2006 hasta noviembre de 2019«.
Nelson Cox responde: «Deviene de ciertas posturas asumidas. El entorno de Luis Arce –Hugo Moldiz y los ministros Lima, Del Castillo, María Nela Prada, Montaño y Novillo– le han hecho creer que era el nuevo referente de Bolivia y paladín del MAS, quien estructuró los basamentos del Proceso de Cambio y que su vínculo con Evo Morales le perjudicaría».
José Pimentel responde: «No hay tendencias, son simpatías e intereses. El MAS-IPSP es un instrumento de las organizaciones sociales, en sí no es un partido. Por eso el liderazgo no es un hecho electivo, si no consecuencia de la lucha que los dirigentes y líderes han desarrollado en el seno y en servicio de las organizaciones sociales.La gestión gubernamental ha tenido un acompañamiento de las organizaciones sociales, pero no la orientación y dirección de las mismas, esta falta de reflexión-práctica no ha permitido que se profundice el cambio o prevea errores«.
Como vemos es un abanico de perspectivas disimiles. Pero lo que sí parece haber es un elemento común y es que, no se ha producido nunca un debate medianamente profundo del carácter del Proceso de Cambio y de su horizonte histórico.
Pero si ha habido y hay, un agudo enfrentamiento ideológico que los del pueblo tienen con los sectores retrógrados. Problemas como la concentración de la tierra, la fuga de divisas, la explotación ilegal del oro, el cambio de la Justicia, la aplicación de la salud universal y la educación intercultural, la lucha contra la corrupción y el enriquecimiento ilícito, son temas sin solución.
Estas y otras muchas contradicciones, llevaran a la Revolución a la ruptura y a un punto de no retorno. Para no llegar a esto, algunos proponen:
«Corregir los errores que se cometieron, profundizar lo que se hizo bien, y articularlo con los resultados positivos de la gestión del presidente Arce, a pesar del contexto internacional adverso y las dificultades internas, va a depender de concebir la política de una manera no burguesa«.
Otros, «Pavimentar la unidad pasa por la predisposición de Luis Arce de dejar de escuchar ese zumbido de moscas que anda rondándole para seguir viviendo del prebendalismo y el oportunismo«.
«Si se pierde de vista al enemigo principal (que es el imperialismo), la desestabilización del gobierno de Luis Arce será la constante y crecerá el riesgo del acortamiento de su mandato, al que parecen apostar algunos miembros de algunas facciones«, aseveran otros.
Finalmente, algunos proponen: «Recuperar lo que se había postergado en la primera etapa de gobierno, el socialismo comunitario y el desarme de los golpistas«.
Como señalamos arriba y reiterando hay toda una trama política en Bolivia, que si no se corrige podría dar al traste con la Revolución. Lo que nos lleva a recordar, lo expuesto en el artículo de mi autoría: «ONG tarifada por EEUU, replica-inocula su veneno antirrevolucionario«, cuyo objetivo fundamental es: denunciar el intento de aplicación del esquema subversivo diseñado contra Cuba por EEUU, como réplica en Bolivia.
Es decir, en el caso de Bolivia, se realizan gestiones, entre muchas otras, para potenciar los partidos políticos de oposición y vincularlos a los congresistas cubano americanos en una causa común, la de replicar las medidas antirrevolucionarias en Bolivia. ¡Ojalá!, esto no esté sucediendo finalmente en Bolivia.
Finalmente, es sensato recordar las palabras y recomendaciones del vice presidente Álvaro García Linera en su artículo: «Cinco pasos para contrarrestar la vulnerabilidad de los procesos progresistas«, aunque sea parte de esta trama.
- Reconocer y analizar en qué decisiones nos equivocamos, como gobernantes, esto es muy importante para avanzar sin repetir errores. Es necesario luchar, a toda costa, para mantener la unidad del bloque social que fue el constructor del proceso de democratización continental, esta alianza de sectores indígena-campesinos o de campesinos con sectores obreros, con profesionales, estudiantes, esta alianza que se logró después de mucho tiempo de oscurantismo dictatorial y neoliberal, hay que defenderla.
- la alianza es una construcción virtuosa de hegemonía y de un bloque social de poder que difiere en cada proceso revolucionario y que es necesario resaltar lo que nos une.
- La capacidad de gestión económica, la gente nos va a seguir apoyando o nos va a rechazar por cómo orientemos la economía y depende de la realidad de cada país.
- Cada decisión que se tome debe estar orientada a beneficiar al núcleo duro, a aquel que no nos va a abandonar nunca, a los más pobres, a los más humildes, a los más maltratados.
- Si tenemos que distribuir los costos, no los hagamos recaer sobre los más humildes, sino sobre los que tienen más, para mantener el apoyo de los que tienen menos. Nunca se debe perder la base de apoyo de tu núcleo duro porque, al fin y al cabo, de ahí venimos y cuando pase todo esto, ahí vamos a volver.
- Y como última recomendación, García Linera señaló el constante proceso que deben desarrollar los revolucionarios de repolitización y reideologización de la sociedad, esta es la tarea más difícil, porque cada vez que se requiere de mayor cantidad de personal en el aparato estatal, asumen los integrantes de los sectores sociales y estos se despolitizan.
Al despolitizar esos sectores, convertir al activista en funcionario público y dejar abandonado a la comunidad o al sindicato, hemos dejado un espacio para que las fuerzas conservadoras vuelvan a apoderarse de esos sectores.
Por ello, enfatizó en que toda medida económica que favorece a lo popular debe estar acompañada de un proceso de narrativa política, de politización, de un sentido de lo político: lo comunitario, lo social, lo socialista y lo comunista, mediante cursos de formación política, seminarios, charlas y demás.
Para concluir recordemos igualmente las palabras del compañero Juan Martorano, «en el marco de estos días cruciales, no podemos ni debemos bajar la guardia. Además de ello, las líneas están dadas y claramente establecidas: Calma y cordura. Nervios de acero. Máxima conciencia y movilización».
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