Reformismo, una palabra heredada del latín y estructurada por tres componentes: el prefijo
“re”, significa hacia atrás; “forma”, entendido como una imagen objetivo que se alcanzó en
algún momento, mas el sufijo “ismo” que alude a doctrina; en síntesis, la palabra reformismo
indica: echar para atrás todo lo hasta ahora conseguido durante la ejecución de un otrora
proyecto ideológico; en el caso venezolano es evidente la sepultura del proyecto bolivariano y
la reinstauración de un pasado que se creía superado con todos sus vicios tanto políticos como
socio-económicos.
No se puede ocultar ni es posible alguna mínima discusión al respecto que en Venezuela
funciona un pleno capitalismo de Estado, el cual mediante una gigantesca propaganda intenta
pasar por socialismo utópico; su comportamiento salvajemente liberal lo delata plenamente y
no hay más que ver lo ocurrido el pasado 1ro. de mayo, donde se ha anunciado al mundo
entero la disolución del salario en Venezuela y el retorno a la época de la Colonia, regreso al
sistema de las “encomiendas”, cuando por grupos el pueblo indígena era entregado a súbditos
españoles quienes les garantizaban comida y evangelización – adoctrinamiento – por los
servicios prestados. Ya no hay necesidad por parte del Estado de contar con personal ni en
salud ni educación, la enseñanza de los principios morales universales ha sido abolida y la
investigación científica junto a la especialización del conocimiento al igual que el cuido a la
salud queda a discreción de cada individualidad y de sus posibilidades económicas.
Ha desaparecido la inversión pública en todo el ámbito popular ciudadano – misiones sociales
totalmente extintas -; tan solo se focalizan algunas mejoras en el mantenimiento de
estructuras que ameritan algún tipo de gasto en cuanto a importación de bienes como por
ejemplo: semáforos modernos, re acondicionamiento del Metro de Caracas, edificación de
restaurantes excéntricos localizados en sitios inimaginables, bodegones con todo tipo de
exquisiteces extranjeras – es común conseguir frutas importadas en cualquier supermercado,
pero nada de una tradicional jalea de mango, incluso conseguir el propio mango criollo se hace
cuesta arriba -; además, hay facilidades para obtener cualquier tipo de vehículo automotor con
sus accesorios y/o partes importadas para su mantenimiento, al igual que una extensa gama
de lubricantes y baterías para ello – necesario se hacía detener el proyecto marco de la
Revolución Bolivariana: el Plan Ferroviario Nacional 2006 – 2030, en beneficio de la pequeña
oligarquía de transportistas que controlan tal servicio -.
La indulgencia del Estado con los importadores en detrimento de la producción interna es
total; una clase social absolutista salida del propio seno del PSUV y del gobierno domina la
escena económica, comportándose como sector salvajemente privado sin consideración
alguna del bienestar general de la población. La especulación cambiaria iniciada desde aquel
año 1984 cuando un Congreso de la República con plena mayoría adeca elimina la autonomía
del BCV e inicia el saqueo de las arcas públicas aparece en escena más arrebatada que nunca –
los picures disfrutando de plenas libertades en el gallinero nuevamente -. La participación de
las comunidades en las decisiones del gobierno y la planificación local está totalmente anulada
mediante el discurso-cuento de “un solo gobierno”, nada más totalitario y violatorio de
nuestra Carta Magna; ni hablar de la “contraloría social”, utopía lograda plenamente durante
la 1ra. década de este siglo XXI y ahora extinta, aquel que denuncie algún hecho de corrupción
va preso – realidad vivida por los valientes trabajadores de PDVSA, SIDOR y miembros
selectivos del PCV, entre otros -; para ello, una efectiva Fiscalía General de la República actúa
expeditamente, convirtiéndose la planificación pública en un instrumento de interés
corporativo en todas las Instituciones que forman al Estado venezolano; un resultado que no
concuerda en nada con la visión expresada por el ex – presidente Hugo Chávez durante sus
reiteradas alocuciones públicas, quien llamaba a “no tener miedo” y realizar las necesarias
denuncias al respecto.
Por si fuera poco, la extensa legislación ambiental generada en el país por el otrora gobierno
bolivariano se ha convertido en “letra muerta”; desde la propia jefatura del Estado venezolano
se irradia una arrogancia suicida colocándose por encima de la naturaleza, incluso negar de
manera consciente la existencia de esta última, considerándola taxativamente como una
realidad excluida de toda inversión pública posible. La ocupación indebida de Parques
Nacionales y otros escenarios naturales protegidos por la Ley con fines de aprovechamiento
económico selectivo – turismo exclusivo -, la tala indiscriminada de árboles por cualquier
“influyente” capitalista, la ocupación de vertientes de cauces fluviales sin detenerse a pensar
en el riesgo para la colectividad que esta acción acarrea, la apertura de pozos por todos lados
sin ningún control ambiental, la disposición de residuos sólidos en cualquier sitio sin
cuestionamiento alguno y, algo mucho más grave aún, la destrucción de nuestra biósfera
amazónica, patrimonio ecológico de la humanidad para entregar a potencias extranjeras los
recursos mineros allí existentes – arco minero -, son realidades que copan la escena de una
salvaje depredación de los ecosistemas del país sin precedentes en la contemporánea historia;
lamentablemente, estas aberraciones ecocidas son vistas como acciones viables y necesarias
por un sector político mal llamado “chavista”, el cual desde la Asamblea Nacional vigila y
protege los intereses de las corporaciones estatales constituidas.
Por último, se diseña una página pública donde se ofrecen dadivas al pueblo, las cuales no
resultan ser más que una mercancía de intercambio por la adscripción a la condición de
“esclavo por convicción” o, al menos, obtener el voto de un pueblo agobiado por las
necesidades. Vemos asombrosamente, sin el más mínimo pudor, la conversión del Estado en
maquinaria electoral con toda una discursividad asociada a una sola posibilidad: gobernar para
siempre y al costo que sea.
Síntesis hoja de vida profesional:
Geógrafo Pascual Curcio Morrone, UCV- 1983; Especialista en Análisis de Datos, UCV– 1989;
Especialista en Fotogrametría, Universidad de Stuttgart, Alemania 1990; Fundador y primer
Coordinador del Programa de Estadísticas Ambientales del Instituto Nacional de Estadísticas de
Venezuela 1996 – 2005 -; Constructor del “Marco Conceptual del Plan Nacional de Desarrollo
Ferroviario 2006 – 2030”, IAFE ahora IFE, año 2005; texto: “Un Cuento Helénico Y Otros Más”,
editorial Círculo Rojo, España, año 2019.
cardenalitolito@gmail.com
Caracas, 06 de junio del año 2023