La contribución de los Brics al crecimiento económico mundial, para fines de década, continuará superando al G7.
El debate sobre la desdolarización de la economía mundial se intensifica. De acuerdo con algunos analistas, la materialización de importantes medidas financieras en los últimos años indican que el dólar estadounidense, moneda de reserva mundial dominante durante décadas, pudiera deponer la posición privilegiada actual.
Fue en 1944, en la localidad de Bretton Woods en Nuevo Hampshire, Estados Unidos (EE.UU.), donde representantes de los 44 países aliados mantuvieron frenéticas reuniones en el Hotel Mount Washington, hasta establecer las pautas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo.
En aquel contexto bélico, resultaba imperioso establecer un marco regulatorio; necesitaban delinear las reglas monetarias y financieras que regirían al mundo, tras el fin de la Segunda Guerra. La atención se
desplazó desde el campo de batalla a la mesa de concertación, en la que se diseñó el mundo de posguerra.
Consideraron que para llegar a la paz, “habría que poner fin al proteccionismo” preponderante en el período 1914-1945 y fomentar la apertura comercial, con el establecimiento de una política de libre cambio con el exterior.
De aquí se decidió crear el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual desde su origen, refleja el dominio del dólar estadounidense.
Para la cooperación económica, “con el fin de crear una economía mundial más estable y próspera”, surge el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), primera de las cinco entidades del Banco Mundial (BM). Desde el comienzo, EE.UU. es el mayor accionista y el único miembro con derecho a veto.
De ello se derivó en 1946, el uso del dólar estadounidense como moneda de referencia. El acuerdo expresó una visión compartida de un sistema económico internacional liberal, basado en reglas fuertemente dominadas por EE.UU.
Lo interesante hasta hoy es que al mismo tiempo ya estaba en marcha la Guerra Fría, por lo tanto, sepultado el principio de un mundo de cooperación.
Hasta ese momento, los países debían respaldar sus monedas con oro, lo que fue abandonado y se adoptó al dólar como patrón. EE.UU. poseía las tres cuartas partes del suministro mundial de oro, pero la Reserva Federal estaba obligada a “congelar” la relación entre la cantidad de dólares y de oro.
Desde entonces el dólar ha mantenido su posición como la moneda dominante en el comercio internacional, frente a las devaluaciones e inestabilidad de los tipos de cambio. Fue el empeño por demostrar “la gloria del capitalismo”, hasta que el sistema comenzó a crujir.
En 1971, el presidente Richard Nixon aprobó que la moneda de EE.UU. no estuviera necesariamente respaldada por el oro, sino por su estatus de potencia principal y prevalencia del dólar estadounidense en los más relevantes escenarios financieros.
Para el año 2015, el dólar representaba aproximadamente el 60 por ciento de las reservas globales y fue utilizado en más de un 80 por ciento, durante las transacciones financieras y comerciales.
Como norma, durante y después de una guerra y en franca lucha por el poder económico, se han establecido las pautas en el mercado financiero. Sin embargo, un sistema monetario internacional que repose en una moneda nacional es inviable. Lo dice la vida.
Necesidad de cambio
En este momento como nunca antes, la desdolarización tiene mucho de resistencia al mundo unipolar. Como parte de la reforma necesaria, se impone para dos grandes potencias mundiales: China y Rusia, acelerar la
desdolarización de las economías.
Para esto llevan años preparándose. Desde el primer trimestre de 2020, la participación del dólar en el comercio entre ambos países cayó por debajo del 50 por ciento, según datos del Banco Central de Rusia y el Servicio Federal de Aduanas.
Son economías poderosas que han estado enfrentadas a sanciones occidentales. Algunas muy severas, impuestas a Rusia por el conflicto en Ucrania, por lo cual China toma medidas preventivas.
De todos es conocido que la potencia que domine geopolíticamente impone su moneda para el pago de las transacciones internacionales y la utiliza como moneda de reserva de valor. Las ventajas no competitivas
con que EE.UU. retroalimenta su poder tienen que ver con su enorme y sostenido gasto de defensa.
Es en definitiva la guerra la verdadera maquinaria que facilita dentro de la economía estadounidense mantener déficits presupuestarios y comerciales e incurrir en gastos extraordinarios, siempre cubiertos con la emisión de billetes. Son las prerrogativas con que modernizan su sistema de armamento, aceleran el desarrollo tecnológico de punta o se permiten invertir en otros países, con bajo costo financiero.
De 1990 al 2020, durante el período de la globalización financiera, EE.UU. comenzó a reflejar el lado negativo de su hegemonía, convirtiéndose en un importador global, al absorber los excedentes de ahorro de todo el mundo. Si bien aseguraban su estatus con la moneda de reserva, aseguran los analistas que también declinaba la producción industrial y la calidad de vida del estadounidense promedio.
En cambio, otros países incluyendo a China, aceleraron su desarrollo a través de la producción, la exportación y la adquisición de dólares.
Desafíos
Cuáles serán los desafíos a la hegemonía del dólar estadounidense en los próximos 20 años, nadie lo sabe a ciencia cierta. Sin embargo, hay evidencias de la reconexión y las alianzas económicas, financieras y militares, entre países estratégicos.
Por ejemplo, el grupo formado por las cinco economías emergentes más importantes del mundo: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (Brics) representa alrededor de un 40 por ciento de la población planetaria y más del 30 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial.
La contribución de los Brics al crecimiento económico mundial, para fines de década, continuará superando al G7, conformado por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y EE.UU.; según informó Bloomberg, por pronósticos del FMI.
En 2020, los Brics contribuyeron en un 31 por ciento al crecimiento económico mundial y, para 2028, el aporte aumentará al 33.6 por ciento, mientras que el del G7 disminuirá al 27.8 por ciento, cita la agencia RT.
Entre los miembros de los Brics consideran la posibilidad de crear una moneda común o sustituir por monedas locales para uso de las transacciones financieras. Sucedió con el comercio bilateral -utilizando sus propias monedas- para el petróleo de Rusia e India. Esta iniciativa tiene como principales impulsores a Rusia, Brasil y China, para reducir la dependencia del dólar estadounidense y de otras monedas.
El propio FMI ya pronostica, desde el año en curso y hasta el 2028, que China tendrá una contribución dos veces superior a la de EE.UU. También mencionan a India como nación que superará al país norteamericano, indicó una nota de RT de abril pasado.
En defensa propia
El mundo cambia en defensa propia. Arabia Saudita podría vender a China el petróleo en yuanes. Brasil también anunció que se sumaba al comercio con China en sus propias monedas. Entretanto, el Grupo Goldman Sachs de banca de inversión y de valores más grande del mundo, debate acerca de la expansión a un sistema de divisas múltiples a México, Vietnam, Pakistán, Filipinas, Türkiye, Egipto, Indonesia y Bangladés.
Aunque el margen del dólar como principal moneda del mundo es amplio, también lo es la búsqueda de alternativas a su uso.
La necesidad es la madre de la inventiva. Las sanciones occidentales impuestas a Rusia por el conflicto en Ucrania los obligaron a buscar soluciones de pago.
Entonces, la defensa es permitida. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China expresó que la hegemonía del dólar estadounidense es la principal fuente de inestabilidad e incertidumbre en la economía mundial, porque las sanciones de Washington se han convertido en un arma geopolítica.
El pueblo de Cuba ha sufrido por más de 60 años un injusto bloqueo económico, comercial y financiero. Como también le fue impuesto a Vietnam por 30 años.
Las excusas más recientes en materia de sanciones a cualquier país, por parte de EE.UU., han sido la supuesta violación a los derechos humanos y el terrorismo. Como se ha comprobado a través de documentos desclasificados, el Gobierno de EE.UU. ha protegido a regímenes dictatoriales en América Latina y el Caribe, Medio Oriente, África y Asia, como también ha financiado y promovido decenas de invasiones y golpes de Estados.
No será fácil cambiar rápidamente los modelos económicos, pero vale la resistencia. China adopta la posición de ser menos dependiente del dólar, como utilizar sus propias monedas (Brics y otros) para el intercambio de suministro entre sus aliados.
Rusia soporta sanciones y se prepara por más tiempo de lo que supone Occidente para, en caso de aislamiento, vivir con las reservas de divisas y el recorte de sus presupuestos, mantener su economía y sus servicios en funcionamiento, de forma tal que le sea más fácil evadir las sanciones encabezadas por EE.UU.
También tiene el propósito de reducir su dependencia de préstamos e inversiones extranjeras. Las nuevas oportunidades comerciales fuera de los mercados occidentales son un objetivo de avance.
La alianza se está moviendo más en la dirección bancaria y financiera. La colaboración entre Rusia y China en el ámbito financiero dice que, finalmente, están encontrando los parámetros para una nueva alianza. La tendencia de la “desdolarización” entre Rusia y China se acerca a un “momento decisivo”, que podría elevar su relación a una alianza de facto, declaró Alexey Maslov, director del Instituto de Estudios del Lejano Oriente de la Academia de Ciencias de Rusia, a Nikkei Asian Review, el mayor diario financiero del mundo.
Reducir la dependencia del dólar y aumentar la circulación del yuan, es una de las líneas de acción de la política exterior y financiera de Beijing. A corto plazo, tal desdolarización refleja grietas en el sistema
monetario internacional, dominado por el dólar estadounidense en medio de la geopolítica, afirma un estudio publicado por Huang Yadong y Zhang Wenlang con el banco líder de inversión chino: China International Capital Corporation.
Por lo pronto, todo indica que no sólo Rusia y China son los únicos países que se están distanciando del dólar. Quizá estamos en un punto de inflexión o en el tránsito de un camino por donde se llega a la independencia, no importa cuán largo y difícil parezca.