EN LA ILUSTRACIÓN, MADURO, TRUMP Y GUAIDÓ, Y DEBAJO MAPA PARCIAL DE VENEZUELA CON LA FAJA PETROLÍFERA Y EL ARCO MINERO DEL ORINOCO
Credito: Composición de Aporrea con imágenes de la Web
A propósito de la «confesión» de Trump y de la situación de PDVSA
En una declaración acompañada de una nota de prensa a nombre de Marea Socialista, firmada por su coordinación nacional, Gustavo Martínez, Zuleika Matamoros y Gonzalo Gómez, explican, al mismo tiempo, su rechazo a la rapiña imperialista de los EE.UU con los recursos de países como Venezuela y su políticas injerencistas; pero señalan a la burocracia gubernamental como agente y participante en el saqueo de los bienes de la nación, arrebatados al pueblo por la corrupción milmillonaria y por la apertura económica que practica el gobierno.
Por ello, denuncian «la utilización que hace el gobierno de Maduro de lo dicho por Trump», en un contexto en el que está negociando con sectores de la oposición y con el gobierno de Joe Biden «para asimilarse plenamente a la globalidad capitalista y para ser aceptado (por ellos) como administrador del Estado venezolano».
Recuerdan que Marea viene hablando y documentando la ocurrencia de un desfalco continuado descomunal en el país, desde hace bastantes años, frente alcual levantó el planteamiento de una Auditoría Pública y Ciudadana. Atribuye, en gran medida, a este desfalco, la carencia de recursos que ha llevado al deterioro de las condiciones sociales y de los salarios.
Para Marea, el gobierno de Maduro «no tiene ninguna política antiimperialista, sino más bien entreguista», pero dice que se inclina más bien hacia «imperialismos emergentes», principalmente China y Rusia, sin dejar de hacer tratos con los EE.UU.
También culpa a la oposición de derecha del arrebato de recursos nacionales y hechos de corrupción.
Aseguran que en el país impera una «nueva lumpen-burguesía madurista, surgida de la casta burocrática y militar», y plantean que la superación de esta situación pasa por la lucha cotidiana en la defensa de los derechos de los trabajadores y el pueblo, y con la posibilidad de que se alcance un gobierno democrático de la clase trabajadora y el pueblo.
A continuación el texto del comunicado:
El imperialismo saquea los países, pero la corrupción burocrática-militar y burguesa también lo hace
Recientemente hemos vistos numerosos pronunciamientos tanto del Ejecutivo Nacional como de sectores de la oposición de derecha, sobre unas declaraciones de Trump en las que dice que cuando estaba finalizando su gobierno, Maduro estaba a punto de colapsar y los EEUU estuvieron a punto de tomar el control del petróleo venezolano, palabras más, palabras menos.
En primer lugar, confiesa su política intervencionista y en segundo lugar deja muy en claro su intención de recuperar la disponibilidad de los recursos petroleros de Venezuela para el imperialismo. Aunque opina que el petróleo venezolano es de «muy mala calidad» y casi como «brea», que requiere mucha refinación en las refinerías estadounidenses, por lo que se inclina por utilizar petróleo más ligero del subsuelo norteamericano.
Sin entrar a discutir desde el punto de vista técnico sobre la calidad del petróleo de Venezuela, puso en evidencia sus intenciones semicoloniales respecto a nuestro país, lo que es propio del imperialismo pero lo expresa de manera muy grotesca y nada sutil.
Ésto, aunque dicho por alguien que ya no está en el gobierno de los EE.UU, pero que eventualmente podría volver, deja al desnudo para quién y para qué estaban trabajando Guaidó y Maria Corina Machado, el primero como supuesto presidente interino de Venezuela reconocido por Trump, al cual le entregó la filial venezolana Citgo, y la segunda como pupila e instrumento de los gringos desde que se retrataba estrechando la mano de George Bush.
Siempre hemos denunciado y combatido el neocolonialismo norteamericano, así como también a la oposición pro-imperialista venezolana, aunque también denunciamos que el gobierno de Maduro verdaderamente no tiene ninguna política antiimperialista, sino más bien entreguista, pero inclinada hacia los imperialismos emergentes que hacen parte de los llamados BRICS (fundamentalmente China y Rusia).
El gobierno de Maduro nunca ha dejado de negociar con las transnacionales estadounidenses, aunque éstas acataron las sanciones económicas de los gobiernos del Norte contra Maduro. No porque diga ser «socialista» y «antiimperialista» (que no lo es) sino porque escogió otra ubicación en la geopolítica y en el marco del capitalismo global; y porque representa a un sector que desplazó a la burguesía clásica o tradicional que siempre fue aliada incondicional de los Estados Unidos.
Aquí viene entonces la utilización que hace el gobierno de Maduro de lo dicho por Trump, en un contexto en el que está negociando con sectores algo más moderados (en este momento) de la oposición y con el gobierno de Joe Biden para asimilarse plenamente a la globalidad capitalista y para ser aceptado como administrador del Estado venezolano.
En realidad, los capitalistas nativos, más que los políticos, y el capital transnacional, están bastante contentos con las medidas aplicadas o adoptadas por el gobierno de Maduro tanto en materia laboral como respecto a la oferta de una apertura económica favorable a las inversiones extranjeras (librándose de algunas «trabas» constitucionales).
Si bien el gobierno de Maduro se presenta como si estuviese defendiendo la soberanía nacional frente al imperialismo, hace mucho tiempo que viene entregando por sí mismo las riquezas nacionales con el Arco Minero del Orinoco, mediante contratos que liberan a las compañías de compromisos contributivos legales, con el plan de Zonas Económicas Especiales, y con una legislación anticonstitucional a la que llama «Ley Antibloqueo». La burocracia negocia, en beneficio propio y del capital extranjero, tanto el petróleo como la mano de obra y fuerza de trabajo casi gratuita de los trabajadores venezolanos, bajo condiciones cautivas y violatorias de derechos para éstos.
Además, la corrupción estatal se ha venido llevando más recursos que los que solían llevarse las compañías de los EE.UU, cuantificándose sólo en los casos develados este año, en medio de disputas internas de sectores gubernamentales por su reparto, en cifras calculadas por encima de los 30 mil millones de dólares.
Marea viene denunciando desde 2013 la comisión de un desfalco y fuga delictiva de capitales, así como un faltante en PDVSA, que en sumatoria tiene un volumen cercano a los 500 mil millones de dólares. Eso es varias veces el monto de la Deuda Externa, que también es corrupta, y por encima del presupuesto nacional, calculado en dólares, de varias décadas.
Nosotros condenamos de manera contundente las pretensiones del pillaje imperialista respecto a Venezuela, por supuesto; pero es necesario señalar que al final de este capítulo, quien le arrebató al pueblo venezolano la riqueza petrolera y nacional, no fue Trump sino el mismísimo gobierno de Maduro, que aunque se diga «nacionalista» y «revolucionario» o «socialista» de palabra, lo hace para manipular a los venezolanos, porque en los hechos, no hace más que llevarse las manos a los bolsillos, dejando miseria a su alrededor.
Por eso decimos que para tener una economía al servicio del pueblo, tiene que gobernar la clase trabajadora con los sectores populares, democráticamente organizados y con contraloría social, en lugar de la burguesía proimperialista o esta nueva lumpen-burguesía madurista, surgida de la casta burocrática y militar, que se atornilló en el poder echando por la borda los principios, logros y anhelos de lo que fue algún día la revolución bolivariana. Para eso y para defender lo nuestro, hay que seguir luchando cada día.