“Doctrina Monroe…Entre El Auge Y La Decadencia…”

Por Equipo del Consejo Editorial

Desde aquel discurso en 1823, del quinto presidente los Estados Unidos, James Monroe ante el congreso de dicho país, la Doctrina Monroe, como idea de los padres fundadores encabezados por Jhon Quincy Adams (Secretario de Estado durante la presidencia de Monroe), que sostiene que cualquiera dentro de mil kilómetros de los Estados Unidos es de su propiedad – el Caribe, toda América Latina, esa es la Doctrina Monroe -, 200 años después el radio de terror ejercido en nombre de sus fulanos conceptos de democracia y libertad, se ha ampliado hasta el punto de colocar a la humanidad al borde de la extinción llevando las proxy war a todos los frentes de los Comandos de Combates Operativos por la vía militar, desde el Comando Sur hasta el Comando del Pacifico. Los herederos de los Padres Fundadores han ido más lejos, no solo son intervenciones militares o golpes de Estados para aniquilar la amenaza sobre la seguridad nacional del sueño americano sino que han empleados otros medios para subyugar a los pueblos del mundo, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial son tan solo dos ejemplos de los medios utilizados para mantener su hegemonía mundial.

200 años después la Doctrina Monroe se vale de otros monstruos creados para extender y consolidar el dominio del mundo, la OTAN es parte de ello. Es claro como utilizan los más diversos trucos para mover los paralelos y trasladar el atlántico a las tierras de Latinoamérica y el Caribe, y nuevamente la excusa es preservar la democracia y su forma de vida occidental. Determinar las amenazas inusuales y extraordinarias son la agenda de los distintos y diversos inquilinos de la Casa Blanca utilizada durante los últimos dos siglos para identificar a hombres como Simón Bolívar y a pueblos como el cubano para en nombre de la paz, la luz y la razón, utilizar “el gran garrote” dado por la providencia para aplacar las ideas que proclaman la autodeterminación de los pueblos y la independencia nacional.

El sueño americano, el estilo de vida estadounidense y la supuesta libertad de comercio impuesta por las elites de Washington, son elementos plasmados en la declaración de independencia estadounidense que “ofrece la historia de lo pasado, y la esperanza de lo futuro” que “apelando al Juez supremo del universo, por la rectitud de nuestras intenciones, en el nombre y con la autoridad del pueblo de estas colonias”, presidentes estadounidenses como Theodore Roosevelt a principios del siglo XX se dieron a la tarea de ampliar las dimensiones de la Doctrina Monroe, legitimar las intervenciones militares en Latinoamérica y el Caribe, el Corolario Theodore es una muestra incuestionable de la voraz imperialista yanqui. Recordemos el bloqueo naval que sufrió Venezuela entre 1902 y 1903, preámbulo para el Corolario Theodore.

Y son diversos los Corolarios que han sembrado al mundo de terror, Kennedy tuvo su Corolario, la Alianza para el Progreso y Cuba fue testigo excepcional y víctima singular que arrastra consigo un bloqueo criminal que data de 1962. Durante los años 60, 70 y 80, Latinoamérica y el Caribe experimentaron los corolarios de las distintas administraciones, tanto republicanas como demócratas a través del Plan Cóndor. La Escuela de Las Américas fue el centro de distribución del pensamiento de la Doctrina de Seguridad Nacional que tenía como propósito principal amansar a sangre y fuego la voz disidente.

En la actualidad, en el inicio de este convulsionado Siglo XXI, los inquilinos que han ocupado el Salón Oval en la Casa Blanca han comprendido que en la era de la inteligencia artificial, los conflictos cibernéticos y la guerra espacial, los estrategas aún pueden adaptar la Doctrina Monroe a las complejidades de la nueva era y no ven ningún problema en atrincherarse en los Padres Fundadores y de los pensadores de la guerra como de la lectura de Spykman, Mackinder, Mahan y otros pensadores clásicos. La Doctrina Monroe se adapta para entender el expansionismo del imperialismo yanqui, mientras la guerra es llevada a la frontera de Rusia con Ucrania como punta de lanza en el teatro de operaciones de la Europa del Este y las nubes de guerra son direccionadas sobre el indo-pacifico, las guerras de desgaste sobre las naciones es la norma, sean estas guerras en el estricto sentido de la palabra o adquieran otras dimensiones para penetrar el corazón económico de las naciones y sus pueblos, otras guerras como las culturales han tenido incluso mayor éxito a través de los grandes emporios comunicacionales porque MARVEL también es una idea que elevan al Capitán América como el defensor de la democracia y la libertad.

No habría de extrañarse que en medio de este redespliegue del imperialismo estadounidense, la Doctrina Monroe se ajuste a nuevos conceptos como la “soberanía humana” que prevalece sobre la soberanía estadal tradicional, creerse los “policías del mundo” no es un hecho fortuito sino de carácter divino.  Que tendría de extraño en pensar que el imperialismo yanqui formule como idea el establecimiento de un estado final normativo como el objetivo final que guía todas sus acciones estratégicas y que su condición previa necesaria para lograr este estado final sea la desmilitarización global bajo la lógica del enemigo vencido o de la humanidad sumergida en las consecuencias dejadas por una guerra nuclear con la excusa de frenar la “amenaza rusa” y salvar al mundo de la “voracidad china”.

Serguéi Lavrov, Canciller de Rusia, ante la ONU alertaba que los Estados Unidos están llevando al mundo a un “umbral peligroso”, más peligroso incluso que la humanidad vivió durante la Guerra Fría. El homólogo chino de Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi preguntaba “¿Cómo se puede prevenir una nueva Guerra Fría, cuando Estados Unidos ha identificado a China como el “principal rival” y el “desafío a largo plazo más serio”, y se ha involucrado en una contención integral?”. Wang Yi, incluso definió la idea para lograr un mundo más seguro, colocando la soberanía y la integridad territorial de todos los países como el elemento principal. Un asunto que le incumbe a todos los países del mundo para acatar el principio de soberanía tanto de palabra como de hecho, en lugar de aplicarlo de manera selectiva, y sin doble rasero, tal como el imperialismo yanqui lo ha aplicado a lo largo de los 200 años de terror de la Doctrina Monroe.

Pero la idea de Adams y Monroe, de los Padres Fundadores, enfrenta en la actualidad una amenaza que no está en Rusia ni en China, ni mucho menos en los países que como Venezuela se abren camino para protagonizar el nuevo paisaje multipolar. La Doctrina Monroe es una amenaza desde los propios cimientos de la sociedad estadounidense. Por un lado, el pago de las facturas de impuestos federales, corren el riesgo de no ser honradas en su totalidad por la institucionalidad estadounidense, afirmación sostenida por la propia secretaria del tesoro. Las consecuencias de esto pudiera reflejarse sobre el propio estilo de vida estadounidense, abriría una zanja en el liderazgo del mundo occidental y grietas sobre su Seguridad Nacional. Las practicas económicas – financieras en la Antigua Grecia y Roma, pilares de la sociedad occidental indican siglos después que el imperio yanqui esta reducido a una economía rentista y está colapsando desde las mismas entrañas del imperio, analicemos por un instante la caída del imperio romano.  La otra amenaza sobre la Doctrina Monroe está en la descomposición de la sociedad estadounidense y la consolidación en medio de esta situación de sectores ultraconservadores enemigos jurados del Estado Federal. Pero no hay que engañarse con nuevos espejitos o simulaciones aumentadas en realidad virtual, las amenazas sobre la Doctrina Monroe no significan su fin, la decadencia no significa el final.

Decía Martí  el “Apóstol de la Independencia” de Cuba que la “patria es humanidad”, entonces somos ciudadanos del mundo y como tal tenemos el deber de salvar a la especie humana de la vorágine imperialista en su afán de hacer de la Doctrina Monroe el salvavidas de la precaria hegemonía estadounidense.

Tenemos el derecho a vivir en paz, que el deber no se renuncia, que a la lucha no se renuncia, que a la conquista del socialismo no se renuncia.     200 años de terror imperial, han enfrentado 200 años de resistencia de los pueblos del mundo.