4-F: Hace 24 años una rebelión militar y un “Por ahora” marcaron la llegada de la Revolución

Caracas, febrero 4 – ¿Qué se puede hacer en menos de 120 segundos? Algunos dirían que nada, otros responderían que tan sólo bastarían cinco para cambiar el destino trazado por fuerzas superiores, pero hace 24 años, el 4 de febrero de 1992, a un teniente coronel poco conocido le tomó 1 minuto y 14 segundos emitir un mensaje a través de los medios de comunicación venezolanos en el que pronunciaría un adverbio que hasta hoy simboliza los primeros pasos de la revolución. Aquel “Por ahora” retransmitido un sinfín de veces marcó la llegada a la palestra pública de Hugo Rafael Chávez Frías.

“Primero que nada quiero dar buenos días a todo el pueblo de Venezuela, y este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia. Compañeros, lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros acá en Caracas no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre, ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra, oigan al comandante Chávez quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos. Compañeros, oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano. Muchas gracias”.

Estas fueron las palabras que Chávez utilizó para dirigirse a sus aliados y al país luego de que diera por sentado el fracaso del golpe de Estado que pensó propinarle al gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP). En ese momento nadie se imaginó lo que sucedería años después, nadie visualizó que ese individuo anónimo y aparentemente derrotado-vestido de militar y con boina roja quien fue encarcelado- emprendería una verdadera revolución que cambió el rumbo de la nación.

Todo empezó el 3 de febrero, día del natalicio del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, poco antes de que el reloj marcara las 12.00 de la noche del 4 de febrero de 1992. Hace 24 años.

Tres mensajes y dos huidas de CAP

Cuando se gestó el intento de golpe, CAP no estaba en Venezuela, sino que venía en avión tras participar en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos, Suiza, lo que pudo significar un salvavidas para el mandatario.

Ya en la residencia presidencial, a las 11.00 de la noche recibió una llamada del ministro de la Defensa, general Fernando Ochoa Antich, en la que fue informado de un alzamiento en el Fuerte Mara de Zulia, por lo que decidió trasladarse al Palacio de Miraflores, y evadir por escasos minutos la captura de los golpistas.

Una hora más tarde el Palacio fue atacado por tanques y por una unidad de paracaidistas, lo que produjo intensos combates que dejaron múltiples heridos entre los rebeldes y los fieles a CAP.

Entonces, por segunda ocasión, el Presidente logró huir de sus captores y se dirigió a Venevisión, pues el canal del Estado (VTV) permanecía en posesión de los militares rebeldes. Ahí envió un mensaje al país a la 1.00 de la madrugada, luego otro a las 4.00, y a las 5.00 de la mañana del 4-F emitió la tercera alocución.

En la primera denunció y condenó el intento de golpe ante un Gobierno constitucional elegido democráticamente; en la segunda, realizada desde Fuerte Tiuna, indicó que la situación había sido controlada, que los golpistas fueron reducidos y solicitó al pueblo que estuviese alerta para defender a los enemigos de la democracia; la última la transmitió desde Miraflores, junto a Ochoa Antich y el ministro de Relaciones Interiores.

“He tenido la honra y el bochorno de recibir mensajes de solidaridad de los Presidentes de Colombia, César Gaviria; Perú, Alberto Fujimori; México, Salinas de Gortari, quienes dieron a conocer la suscripción de un documento de rechazo a la intentona militar en la Patria de Bolívar”. También obtuvo el respaldo de muchos sectores políticos, económicos, sociales y eclesiásticos de la nación, al igual que de Felipe González, de España; Francoise Miterrand, de Francia y George Bush, de EE UU.

Al cabo de un tiempo, a las 8.00 de la mañana del 4-F, Venezuela despertó con el estruendo de los disparos, sin garantías constitucionales y en pleno toque de queda. Antich mandó aviones F-16 a sobrevolar el país en señal de lealtad a CAP y para atacar a los grupos rebeldes que aún se mantenían de pie.

En la tarde, Antich se dirigió al país y aseveró que las tropas leales dominaron a los insurgentes y recobraron el control de la nación. El suceso acabó ahí, CAP continuó en la silla presidencial, pero lo inimaginable en ese momento fue que eso sólo marcaría el principio del advenimiento de Chávez, quien fue indultado dos años más tarde, en 1994, por el presidente Rafael Caldera.

Hoy día, al igual que en aquella época, hay seguidores y detractores del intento del golpe de Estado, unos lo apoyaron y otros los rechazaron tajantemente. ¿Fue justificado? ¿Era necesario que apareciera un Chávez para reclamar los derechos del pueblo? ¿Los militares representaron a los civiles?

Algunos dicen que fue el levantamiento militar ante la impunidad y la corrupción de un Gobierno nefasto como el de CAP, que cada día sumergía más en la miseria al venezolano.

Los rebeldes justificaron el hecho por el descontento de los sectores medios y bajos de las Fuerzas Armadas debido a la corrupción verificada en altos mandos militares; la utilización de las Fuerzas Armadas, especialmente el Ejército y la Guardia Nacional, en la represión de los disturbios del “Caracazo” el 27 de febrero de 1989; el cuestionamiento a la posición mantenida por CAP en las negociaciones relativas a la delimitación limítrofe con Colombia y el deterioro de las condiciones socioeconómicas

Por todo esto, los insurgentes argumentaron que su acción estaba acorde a la interpretación del artículo 132 de la Constitución Nacional de 1961, en donde se consagraba a las Fuerzas Armadas la defensa nacional, la estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la Constitución y a las leyes, vulnerado por el Gobierno de CAP.

Por el contrario, los simpatizantes de CAP acusaron a los rebeldes de querer liquidar el sistema democrático a punta de violencia y represión.

A 24 años de aquel memorable acontecimiento en la historia de Venezuela, hoy se recuerda ese momento, no tanto por el golpe sino porque la mente maestra que lo fraguó generó una revolución en el país y en el mundo entero, aquel muchacho idealista de Barinas que cambió el rumbo de la nación y luego del “por ahora” estuvo, por decisión soberana del pueblo, 14 años en la presidencia del país.