Un 15 de julio, en 1919, nace Argimiro Enrique de la Santísima Trinidad Gabaldón Márquez, mejor conocido como el Comandante Guerrillero Argimiro Gabaldón.
En su homenaje les traigo un escrito tomado de: “Mártires de la Liberación y el Socialismo” de los Presos del Cuartel San Carlos y página web de VTV.
FJ
Argimiro Gabaldón (Chimiro, Carache):
Argimiro Enrique de La Santísima Trinidad Gabaldón Márquez, nació el 15 de julio de 1919, en la hacienda Santo Cristo, Biscucuy, estado Portuguesa, parteado por su propio padre el general Rafael José Gabaldón. Realizó sus estudios de bachillerato en El Tocuyo y en Trujillo. A los 19 años se incorpora a una célula clandestina del Partido Comunista de Venezuela en El Tocuyo.
Al concluir su bachillerato viaja a Brasil y Argentina para estudiar Arquitectura, luego decide dedicarse a la pintura y la literatura. Dio clases de Historia y Geografía en el Liceo Lisandro Alvarado de Barquisimeto, director de la Escuela Artesanal de Lara y fundador, en Biscucuy, del Liceo Antonio José de Sucre. Realizó varias exposiciones pictóricas y fue Presidente del Concejo Municipal de Biscucuy.
Su esposa, Doña Luisa Martí de Gabaldón, unió lazos nupciales con Argimiro en el año de 1948, teniendo ella dieciséis años, y él veintisiete. Ambos, tuvieron cuatro hijos: Carmen Dolores, Beatriz y Tatiana.
Durante la época de Pérez Jiménez vivió furtivo en tareas de militancia revolucionaria.
A sus destrezas físicas, sumó su pasión por el periodismo, la novelística, el cuento y la poesía. Entendió que había que conocer la historia de su país para poder actuar sobre ella, se dedicó a formular preguntas y a encontrar respuestas.
En la crisis política abierta de 1960-62, es de los primeros en participar en los preparativos políticos y organizativos de la lucha armada, a la cual se incorpora a comienzos de 1962 en el Frente Guerrillero “Simón Bolívar” de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), del estado Lara, siendo su primer comandante y es donde conquistó el legendario nombre de “Carache”.
El 13 de diciembre de 1964, en las montañas de Humocaro, se atribuyó su muerte a un lastimoso “accidente” debido al escape de una bala venida del arma de su compañero de lucha Jesús “Chucho” Betancourt, también conocido como “Comandante Zapata”. Fue conducido por sus compañeros de armas hasta el hospital de El Tocuyo, donde murió. Su caída fue un duro golpe para el movimiento revolucionario y campesino.
Entre sus muchas cosas buenas que nos legó debemos tener presente dos sabias frases: “El camino es duro y difícil, pero es el camino y hay que seguirlo…” y “Somos la vida y la alegría en tremenda lucha contra la tristeza y la muerte”.