Brigada del Comando del Frente Interior del ejército israelí (Foto: Israel Defense Forces / Flickr)
30 Ago 2023
La semana del 7 de agosto, una delegación demócrata estadounidense del Congreso (organizada por el AIPAC -American Israel Public Affairs Committee-) visitó una batería de la Cúpula de Hierro y lo que denominaron «túneles terroristas de Hezbolá en el norte de Israel». La visita refleja el aumento de las tensiones en las regiones fronterizas de Palestina ocupada y Líbano. ¿Reflejan la inminencia de la guerra o son síntomas de la crisis doméstica de Israel?
No importa; de todos modos, conllevan un grave riesgo de escalada.
La causa inmediata ha sido la anexión de facto por Israel, en julio, de la parte más septentrional del pueblo fronterizo Ghajar, reconocido internacionalmente como ubicado en territorio libanés.
La medida suscitó una condena generalizada y exacerbó las tensiones existentes en la frontera. A su vez, los aldeanos libaneses han seguido protestando y Hezbolá levantó a principios de año tiendas de campaña en la zona de las granjas de Shebaa, controlada por Israel, en un territorio que también se encuentra del ámbito reconocido de las reivindicaciones territoriales libanesas.
Por el momento, Israel no ha intentado retirar las tiendas en las que siguen residiendo varios efectivos de Hezbolá. Sin embargo, la realidad, como advierte el general Assaf Orion, del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv, el reciente traslado de personal de su unidad de élite de Radwan al sur del Líbano y el establecimiento de decenas de puestos de observación por su parte cerca de la frontera apuntan a la puesta en marcha de la «maquinaria de guerra» de Hezbolá.
«Dos máquinas de guerra están ahora desplegadas sobre el terreno, la nuestra y la suya. Cuando unidades de Radwan toman posición en el sur del Líbano… No hay que sorprenderse de que sus combatientes se acerquen a la frontera con armas de fuego. Militarmente, la tendencia es actuar siempre, buscar el contacto. Que estalle la guerra ya no se decide desde las altas esferas. Depende de la precisión con que la unidad de anti tanque (de Hezbolá) dispare misiles contra las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF, sus siglas en inglés) y del número de bajas que cause. Los dilemas pueden ser inmediatos y desencadenar decisiones tomadas de un momento a otro. Es posible verse arrastrado a una guerra, aunque no sea lo que uno desea».
El general Orion sostiene que, mientras que la suposición convencional es que ni Israel ni Hezbolá tienen un interés estratégico en otra guerra, la «otra» realidad es la necesidad de Israel de desviar la atención de las protestas a las que se enfrenta el gobierno, y de la crisis en el seno de las Fuerzas de Ocupación Israelíes (IOF, sus siglas en inglés).
Para compensar la mala imagen en casa, el ministro de defensa Gallant, durante una visita al frente norte, no lejos de la tienda que Hezbolá levantó en una zona bajo control israelí, advirtió (utilizando el viejo adagio utilizado por última vez durante la fallida guerra de Israel en 2006) que el país «devolvería al Líbano a la edad de piedra» si Hezbolá cometía un error. Gallant, al parecer, podría haber sido inquietado por el comentario de Hasan Nasrallah de que Israel, «en tiempos de antaño una potencia formidable, se ha erosionado, lo que condujo a su crisis actual».
La semana pasada, un extenso ataque aéreo cerca de Damasco, en el que murieron al menos cuatro soldados sirios, fue atribuido a Israel. Eso también, sugiere el general Orion, es visto en Israel como una manera de enviar un «mensaje», uno entregado privando a Hezbolá de «activos» y por lo tanto «para señalar a Nasrallah que sus acciones cerca de la frontera tendrán un costo».
Esto puede parecer sencillo para el pensamiento de las IOF: si es demasiado arriesgado para Israel iniciar una guerra en la frontera norte, entonces imponga costes, si no directamente a Hezbolá, sí indirectamente a Irán y a sus aliados en el nordeste de Siria, como medio de «disuasión». Sin duda, dentro de este cálculo subyace la idea de que, al hacer esto, Israel complacerá e impresionará también a los estadounidenses.
Sin embargo, lo que Israel hace no es disuadir, sino enredarse en una serie de humosos incendios regionales que pueden estallar con una sola chispa, quemando a poderosos actores regionales y trastornando la región.
A Tel Aviv puede parecerle que su último bombardeo en Siria envía un mensaje sucinto a Hasan Nasrallah. Pero se trata del típico pensamiento lineal israelí. Y la región ya no responde en extensión al discurso del Beltway (zona residencial de la elite política en Washington, D.C.: nota de la traductora); otros tienen ahora una agencia más sustantiva.
El 12 de agosto, llovieron cohetes sobre las tropas de Estados Unidos en el yacimiento de gas de Conoco, en Deir ez-Zor. El campo de Conoco es el mayor yacimiento de gas natural de Siria y es uno de los varios campos ocupados por las fuerzas estadounidenses, que realizan regularmente operaciones de contrabando de petróleo a la región iraquí del Kurdistán, donde el petróleo y el gas sirios se venden después para financiar las actividades de los proxies estadounidenses.
En resumen, Rusia y Siria están decididas a expulsar por la fuerza la ocupación estadounidense del noreste de Siria y a liberar sus recursos energéticos.
Pero el «enredo» es aún más complejo: el ataque contra el yacimiento de Conoco también se produce apenas dos días después de que el ISIS llevara a cabo su ataque más mortífero contra el Ejército Árabe Sirio (SAA en inglés) este año, matando 33 soldados en la misma región donde Estados Unidos ha reforzado su presencia.
Se trata del cuarto ataque del ISIS en Siria en menos de un mes, y apenas unos días después de una gran explosión cerca de la Mezquita de Sayyidah Zaynab, en las afueras de Damasco, que dejara más de dos docenas de víctimas.
¿Cuál es la naturaleza del «enredo» aquí? Bueno, la base de Al-Tanf es otro enclave ocupado por Estados Unidos, conocido como la zona de los «55 kilómetros», cerca del triángulo fronterizo entre Siria, Irak y Jordania en el sureste de Siria. Y aquí la cosa se pone seria: están las fuerzas estadounidenses supuestamente orientadas a combatir al ISIS, sin embargo, las fuerzas islamistas radicales están incrustadas en gran parte de esta «zona segura» estadounidense. En junio, el cuartel del Maghawir al-Thawra (el Ejército de Siria Libre) fue bombardeado dentro de la zona de 55 kilómetros. Las declaraciones de Estados Unidos fueron opacas, pero insinuaron una participación rusa. Rusia, por su parte, señaló a combatientes de Maghawir al-Thawra que habían colocado al borde de la carretera que causó bajas entre los militares rusos.
Siria, al parecer, se siente finalmente en condiciones de «limpiar los establos sirios de Augías» de sus insurgentes extremistas. Quieren expulsarlos de Al- Tanf y de Idlib, y están actuando en este sentido con apoyo de Rusia e Irán.
La complicación aquí es que Türkiye ha apoyado a los grupos radicales en Siria (particularmente en la provincia de Idlib) y tiene sus propias fuerzas en la frontera noreste de Siria, combatiendo a los militares kurdos del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, sus siglas en inglés).
Sin embargo, Israel imagina que, golpeando los «activos» iraníes en Siria, puede disuadir a Hezbolá en la zona de las granjas de Shebaa en el Líbano ocupado. La suposición de Israel es errónea y sus acciones desencadenan la ira entre esta trifecta de grandes actores. Endurece su determinación de tomar represalias. La región es yerba seca. Una chispa sería suficiente.
Tanto Siria como Irak están a punto de sufrir una metamorfosis como consecuencia del cambio tectónico que se está produciendo en la región, así como la fusión de los BRICS, la OCS, y la Comunidad Económica de Euroasiática en un único bloque masivo, anunciada para finales de agosto.
El cambio es ineluctable. Si Israel interviene (imaginando que está ayudando a Estados Unidos) es probable que resulte ser un error estratégico: podría ser suya precisamente la chispa que prendiera fuego a esta enmarañada transición. Cualquier conflicto no perdonará a Israel.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Al Mayadeen English el 19 de agosto de 2023, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Camila Calderón.