Henrique Capriles y Manuel Rosales han hecho una alianza para debilitar a María Corina Machado en las primarias opositoras (Foto: Iván E. Reyes / Efecto Cocuyo)
31 Ago 2023
El ecosistema político de las primarias opositoras sigue cambiando. Al acercarse el mes de octubre se han conformado varias alineaciones entre actores y partidos que, en teoría, proponen un rediseño de las correlaciones de fuerza.
Hace poco Manuel Rosales, líder del partido Un Nuevo Tiempo (UNT), manifestó su apoyo público a Henrique Capriles, abanderado de Primero Justicia (PJ) en la elección entre opositores.
De igual manera trascendió en redes sociales el posible respaldo del partido Fuerza Vecinal (FV) y de Henri Falcón a Acción Democrática (AD, tendencia de Ramos Allup) en apoyo a Carlos Prosperi, ficha adeca en la primaria. Sin embargo, tal apoyo tendría que confirmarse.
El partido Voluntad Popular (VP) está de facto dividido entre la tendencia de «la diáspora de VP», encarnada en Leopoldo López y Juan Guaidó, versus Freddy Superlano, candidato en las primarias. Pero López y Guaidó podrían inclinarse a favor de María Corina Machado.
El proceso de aglutinamiento de factores en las primarias es parte del largo proceso de relaciones públicas, que es el mismo evento de la elección. Esto es indispensable entenderlo con nitidez. La gran cantidad de ofertas políticas y candidatos es rasgo distintivo de una oposición atomizada, pero es al mismo tiempo característica de su naturaleza clientelar por sus múltiples actores jugando para sí mismos y para el mejor postor.
VIRAJE DESDE EL NOMBRAMIENTO DEL NUEVO CNE
Estas alianzas y posibles alianzas que se han revelado en estos días son un resultado directo de la composición que ha tomado el Concejo Nacional Electoral (CNE). Se han acelerado los eventos.
Dominado por el chavismo y bajo la presidencia de Elvis Amoroso, la alineación de tres y dos en el CNE tiene a un rector adeco de la tendencia Allup y a una rectora que procede de UNT.
Esos nombramientos inciden en los eventos propiciando un viraje. Un CNE con presencia de opositores de esos partidos encendió las alarmas entre actores en la primaria, pero abrió el paso para que Rosales emergiera como un elemento influyente, capaz de maniobrar en varias direcciones entre el chavismo y la oposición y con facultad de darle un nuevo envión a la decaída campaña de Capriles.
LA PRIMARIA PODRÍA FRACASAR POR ELEGIR A UNA PERSONA INELEGIBLE
LA ELECCIÓN DE INHABILITADOS
Las primarias opositoras siguen sin resolver su gran debilidad de fondo; podrían resultar en un evento fallido dado que las principales opciones que encabezan las preferencias (Machado y Capriles, en ese orden) pudieran no lograr inscribirse para los comicios porque están inhabilitados.
La primaria nació como una «elección» claramente clientelar, fue hecha para flujo de dinero y alianzas. Cuando la Plataforma Unitaria conformó la Comisión Nacional de Primaria, los partidos del G4 y la sociedad civil abrieron el espacio para sus dirigentes de referencia: Capriles, Guaidó, Machado, independientemente de que estuvieran inhabilitados y ello pusiera en juego el proceso.
La aspiración de los opositores se centró en posibles negociaciones entre el gobierno del presidente Nicolás Maduro y la administración Biden, con la esperanza de que ello diera un revés a las inhabilitaciones. Pero esto no ha ocurrido y no hay indicios sólidos por ahora de que vaya a ocurrir.
La primaria podría fracasar si escoge a una persona inelegible, incapacitada para inscribirse.
ALIANZAS Y SUCESIONES
Hace días, la Plataforma Unitaria decidió discutir un método en caso de elegir a un inhabilitado. Esto es una respuesta a la gran posibilidad de que María Corina Machado resulte ganadora, pero decida de manera unilateral «levantarle la mano» a otra opción no inhabilitada y trasladarle su apoyo.
Esa persona sería un outsider, alguien no vinculado directamente con los partidos del G4 y además candidato en la primaria, Andrés Caleca, quien podría ser un actor que cuente con consentimiento de Washington para aplicar en Venezuela otra estrategia de fabricación instantánea de «liderazgo», tal como lo hicieron con Juan Guaidó.
La necesidad de ese «cónclave» para definir el método de «sucesión» en caso de que un inhabilitado ganador de la primaria no logre inscribirse, surgió apenas Rosales apoyó a Capriles. El análisis simple de los eventos diría que la Plataforma Unitaria podría crear una fórmula que termine beneficiando a Rosales, por ser un político sin inhabilitación.
¿Cuál será el método de sucesión? ¿Inscribir al que llegue de segundo si es habilitado (Capriles)? ¿Inscribir a alguien ya dentro de la primaria por «consenso», pero considerando la opinión de la ganadora (Caleca)? ¿Inscribir a un externo a la primaria (Rosales)? El meollo es a quiénes beneficiará y a quiénes perjudicará ese método.
Pero Ramos Allup declaró en la red social X:
El candidato o candidata de la unidad será quien gane las elecciones primarias del próximo 22 de octubre y ese ganador o ganadora está entre los trece inscritos (as) para participar. No habrá candidato (a) escogido a dedo como si fuera heredero(a) ni “outsider”.
El tiro por elevación va contra Manuel Rosales.
Allup lo aclara en una respuesta a su trino:
No señor Guevara. Precisamente el tuit es para advertir sobre gallos o gallinas tapados que quieren ser candidatos (as) de la unidad sin competir en las primarias.
Cristalino.
Aquí surgen tres elementos. Primeramente la discusión del método de «sucesión» puede dividir aun más a los opositores. En segundo lugar, parece falso que Rosales y Allup hayan mediado con el chavismo de manera conjunta la presencia de sus partidos en el CNE, da la impresión de que fue un proceso separado. El llamado «G3» (UNT, PJ y AD-Allup) no es un grupo que trabaje unificadamente.
La oposición sigue atomizándose.
ESCENARIOS
Difícilmente la alianza de Rosales y Capriles pueda vencer la candidatura de María Corina Machado. No hay indicador matemático que apunte hacia otra cosa; al día de hoy Machado cuenta con la mayor probabilidad de ganar.
Dando por descontado ese escenario, la alianza entre UNT y PJ no volteará el escenario electoral pero servirá para polarizar más la primaria, lo que generará nuevas heridas y desconfianzas entre los opositores. Es probable que PJ y UNT propongan un candidato «por consenso», una metodología para solucionar el problema de una primaria fallida.
Al día de hoy Capriles tiene canales abiertos de negociación con el chavismo mediante el Instrumento de México, es el único de los inhabilitados que cuenta con facultades reales de mediar su situación. Capriles no afirma el escenario de perder en la primaria e inscribirse luego si es habilitado. Pero el escenario cambiante no admite dar por sentado nada. En la oposición todos son sinuosos, no juegan limpio, se traicionan entre sí y su discurso es mutable. También es muy probable que Capriles apueste por Rosales.
María Corina Machado fabricará una nueva «épica». De ganar la primaria pretenderá generar un choque, un quiebre, seguramente estrelle su victoria contra la institucionalidad chavista con vistas a doblarla, querrá ir «hasta el final», el cual es un punto de llegada difuso. Pero al no conseguir inscribirse, en la proximidad de las elecciones y en el fragor de una conmoción entre sus seguidores, optará por Caleca. Aspira canalizar la frustración en un voto de tipo visceral e intentará trasladar su apoyo a un liderazgo fabricado.
Machado en realidad está disputando el liderazgo opositor. Ya ha dicho que ella será la habilitada para negociar con el chavismo, quiere dinamitar a los actores opositores en el Instrumento de México, pero en realidad busca mediar el vínculo entre la oposición venezolana y el gobierno estadounidense. Pretenderá imponerse sobre todos los demás opositores pese al desprecio mutuo.
Mediante el posible apoyo de FV, Allup usará a Prosperi como moneda de cambio para condicionar su respaldo o no a Caleca. Allup sabe que Prosperi no tiene opciones reales, querrá imponerlo como «sucesor», pero el objeto de esa presión no será lograr esa candidatura sino otras cosas a cambio.
La (sobredimensionada) «maquinaria adeca» y la fuerza territorial emergente de FV hacen una llave importante con capacidad de alcance y poder en municipios y regiones. Esto quiere decir que Allup estratégicamente está pensando en el escenario de elecciones regionales y municipales junto a la presidencial. El poder de AD justamente está en las regiones, en 24 años ese partido nunca ha logrado posicionar un candidato presidencial pero siempre ha logrado cargos, y se mantiene en espacios de poder.
Allup va a jugar a favor de un método de «sucesión» favorable únicamente para políticos dentro de las primarias. Con puñal en mano deja atrás —al menos momentáneamente— sus vínculos con UNT y PJ, querrá clausurar las posibilidades de Rosales y destruir al G3. No logrará imponer a Prosperi, pero podría apoyar a Caleca mediante un pacto con Machado, a cambio de poder y cuotas regionales. Lo hará con o sin un trato formal con FV.
Las oposiciones en la Plataforma Unitaria siguen sin mirar factores fuera de la primaria. Benjamín Rausseo, debilitado y fuera de escena, es el independiente purgado de una primaria controlada por el G4 y la «sociedad civil» —afín a Machado—. Supo retirarse a tiempo para no quemar la opción outsider —la cual sigue siendo real— en una primaria amañada que no cumplirá su objetivo central de escoger a un candidato elegible. Además, Antonio Ecarri, de la Alianza del Lápiz, hizo nueva alineación con partidos que estaban en la Alianza Democrática.
Estos factores externos a la primaria son importantes porque persiste el escenario de que las elecciones sean, además de presidenciales, con medición de actores regionales y municipales. Es cierto que el chavismo podría buscar un arrastre de votos en regiones y municipios para fortalecer al presidente Maduro, pero para 2024 es más importante la correlación de alianzas opositoras en lo territorial. La posibilidad de que los opositores se fragmenten aun más por esa distribución de cuotas en regiones y municipios es muy alta.
EL «MÉTODO POLÍTICO» DE LA DERECHA VENEZOLANA ES EL CLIENTELISMO Y EL PUÑAL BAJO LA MANGA
En las elecciones regionales y municipales de 2021, el partido FV se hizo de diez alcaldías. La Alianza del Lápiz alcanzó dos municipios. Unión y Progreso logró cuatro alcaldías. La Alianza Democrática obtuvo victoria en 39 municipios y ganó una gobernación. Esas elecciones tuvieron el boicot de algunos partidos de la Plataforma Unitaria, y las relaciones entre los opositores en esos territorios no está resuelta, lo que quiere decir que a la hora de una megaelección en 2024 las posibilidades de una fórmula unitaria con asiento territorial disminuyen.
Finalmente, las elecciones primarias de la oposición parecen alejarse de sus objetivos centrales: elegir una candidatura competitiva, elegir una candidatura no inhabilitada, unificar a los opositores y proponer un proyecto único.
En lugar de eso, las parcelas internas y las alianzas toman forma, ocurren traiciones y se acentúan los intereses de grupo. Lo que parece que se disputa no es una candidatura unitaria sino el liderazgo de la oposición, lo que implica agudizar las contradicciones internas y hace que la primaria pierda su razón de ser.
El método de «sucesión» va a generar más divisiones. La introducción de la tesis de una megaelección traslada las pugnas al plano territorial, es decir, ya la disputa no es entre dirigentes de partidos en Caracas, ahora toma forma en las regiones y municipios. Sigue plenamente ausente del cuadro un proyecto de gobierno común pues los actores se dividen en temas claves como privatizar o no las empresas estratégicas y servicios públicos del Estado.
El elemento central de esta crisis coyuntural es la propia María Corina Machado. Todo lo concerniente a ella es transversal en este punto de inflexión, pues sobre ese nudo residen las nuevas alianzas, las nuevas traiciones, el flujo de intereses y los eventos.
Todo esto a expensas del riesgo de que la candidata, sencillamente delirante en su propia épica, arrastre a la oposición entera a su agenda polarizante, una hoja de ruta que navegue en la contradicción y la aniquilación mutua, en plena congruencia con todo el errático registro político de la dirigente, quien es incapaz de unir.
Siendo evidente que las primarias opositoras son un largo proceso de relaciones públicas y conjugación de intereses particulares, se están desplegando contradicciones naturales que podrían tener saldos irremediables para una oposición ya dividida.
La derecha venezolana a fin de cuentas es, sin ninguna excepción, un grupúsculo de políticos profesionales de muy baja estatura. Es un cónclave de partidos y actores ceñidos únicamente a sus intereses particulares. Su «método político» es el clientelismo y el puñal bajo la manga.
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