La muerte del que se muere y no muere y del que vive muerto

Por: Amaranta Rojas

Había decidido no escribir más y este artículo probablemente será el último. Pienso hoy, que la sociedad venezolana está políticamente muerta. No veo respirando ni creciendo, lo que prometió la revolución. No hay hoy, sujetos políticos. Hoy más bien, veo «seres» que son objetos de la política. Veo «políticos» moviendo sus hilos.

II

Hay tanta gente que luchó y que mataron, pero su ausencia se siente. Hay tanta gente luchadora que se fue porque era su momento y sus ideas y sus luchas igualmente se sienten. Sus ideas están vivas. Hay otros, que estando vivos y sintiéndose revolucionarios, decidieron morirse antes de morirse físicamente. Unos se callaron frente a hechos y situaciones, que son peores que la que se vieron en la IV y otros (que es lo mismo), optaron (en silencio) por una posición burocrática o una chamba.

Hoy tengo la impresión, que vivimos (y no por la cantaleta del bloqueo) cosas social y políticamente más graves que las sufridas en la IV y esto lo estamos viviendo bajo un escandaloso silencio de gente que ayer hizo mucho ruido y hasta tomaron un fusil para liberarnos de cosas menores. Hoy, estos comandantes silenciosos viven muy bien por sus momentos de gloria. Optaron por morirse políticamente antes. El silencio con el que militan o militaron, les abrirá como una gran alameda para estarse en el salón de la fama de la revolución.

¡Qué desencanto!